Recomiendo:
0

Mongolia: Pasado glorioso y futuro incierto

Fuentes: BBC

Dieciséis años atrás, miles de mongoles se reunían para demandar el fin de décadas de gobierno comunista. Obtuvieron lo que deseaban, pero la democracia no les ha traído una mejor vida como muchos esperaban. En lo alto de las praderas de Mongolia no parece que nada haya cambiado demasiado en cientos de años. La vasta […]

Dieciséis años atrás, miles de mongoles se reunían para demandar el fin de décadas de gobierno comunista. Obtuvieron lo que deseaban, pero la democracia no les ha traído una mejor vida como muchos esperaban.

En lo alto de las praderas de Mongolia no parece que nada haya cambiado demasiado en cientos de años.

La vasta estepa todavía se pierde en la distancia, donde el azul del cielo y el amarillo de la Tierra se convierten en una sola cosa.

Los nómadas, montados en sus pequeños y veloces ponis, todavía pastorean sus animales de verano a invierno, siguiendo los pasos de sus ancestros.

Hace tiempo, la mitad de los 2,8 millones de habitantes de Mongolia vivía de esta manera, pero ahora las cosas han cambiado muy rápidamente.

Crudos inviernos

Sharhuu se ha pasado toda su vida en las praderas.

Ahora, con más de 60 años de vida, con la cara curtida de años de estar en la estepa, está pensando lo impensable: abandonar las viejas costumbres para siempre.

«Mi familia me puede ayudar por ahora», dice, pero «sé que no puedo vivir de esta forma por mucho más tiempo».

Y él no está solo.

Una serie de largos y crueles inviernos golpearon duro a los nómadas, destrozando su ganado y dejando a muchos sin nada.

Todavía queda un poco de buena tierra de pastoreo para los animales.

«Cambio enorme»

Y desde el fin del comunismo -a principios de los años 90- y la apertura de Mongolia hacia una economía de mercado, no ha habido mucha ayuda del gobierno.

Mapa de Mongolia

Como muchos nómadas, Sharhuu casi no tiene otra opción que mudarse a la ciudad.

Pero la metrópoli de Ulan Bator -la capital de Mongolia- es un mundo de diferencia con las praderas, con sus calles comerciales congestionadas por el tráfico.

Ese es un signo de cuánto han cambiado las cosas desde que las protestas populares de los 90 acabaron con siete décadas de régimen comunista.

Los comunistas no desaparecieron -el viejo líder revolucionario Sukhbataar todavía preside la plaza principal- y muchos de ellos están en el actual gobierno construyendo un nuevo futuro para el país.

Sólo que ahora la charla es sobre dinero y no sobre Marx. La economía de Mongolia creció alrededor de un 6% el año pasado y a algunas personas les está yendo muy bien.

Ricos y pobres

Conocí a Tsendee en una obra en el centro de la ciudad. El empezó su compañía constructora con 10 empleados solamente; ahora tiene 400.

«Desde que Mongolia se convirtió en una democracia y en una economía de mercado, a muchos hombres de negocios como yo les ha ido muy bien», me dice.

«Para mí, esto significó un cambio enorme. Puedo hacer lo que quiera … la vida es fabulosa».

Pero, a pesar de estos cambios, casi la mitad de la población vive en la pobreza, de acuerdo a estadísticas del gobierno.

Muchos de ellos terminan en vastas barriadas en la periferia de Ulan Bator, sobreviviendo con unos pocos dólares al día.

Una de ellos es Byambasuren, cuyo marido era un alcohólico que solía golpearla.

Al final, ella lo echó del hogar y ahora está criando a sus tres hijos sola en una pequeña choza con ventanas sin vidrio, protegidas con revestimiento de plástico.

«Nuestra vida era buena durante el comunismo, pero el capitalismo nos dejó sin nada», me cuenta. «El gobierno no ha hecho nada para ayudarnos y a nadie le importa».

El gobierno dice que está haciendo más para combatir la pobreza.

Pero muchos alegan que no es suficiente y en Ulan Bator crece el enojo por la brecha entre ricos y pobres.

Las protestas en la plaza principal son ahora un acontecer diario.

Figura simbólica

En un país donde el futuro es muy incierto, muchos están buscando un héroe nacional, alguien que pueda dar a los mongoles una nueva identidad.

Pero muchos de ellos están pensando en alguien que murió hace siglos.

Genghis Khan -o Chinghis Khan como es conocido entre los mongoles- es un recuerdo de los días en que Mongolia reinaba desde China hasta las puertas de Europa.

Hoy es un gran negocio. Su imagen es usada para vender de todo, desde ropa hasta autos.

Y también aporta lo suyo para la vida nocturna del país.

En el club nocturno Genghis Khan, el trago principal es, por supuesto, la cerveza Genghis Khan, y el hombre no está corto de admiradores.

«Durante los años del comunismo teníamos a Lenin y Marx», me cuenta un hombre. «Ahora, Genghis Khan se ha convertido en nuestro héroe».

No es una sorpresa que Genghis Khan sea todavía tan popular. Él es símbolo de orgullo histórico.

En el pasado, esta vasta nación fue lenta en el cambio. Pero los últimos 16 años han sido tiempos de convulsiones masivas.

Muchos se han adaptado bien a este mundo feliz -al estilo del descrito por Aldous Huxley- pero muchos, como los nómades y los pobres, están luchando por levantar cabeza.

Mongolia sigue siendo uno de los países más pobres de Asia.

Transformar este antiguo país en uno moderno es una tarea enorme y, a pesar de las casi dos décadas de reformas, Mongolia tiene todavía un largo camino por recorrer.