La construcción de un sistema brasilero de comercio justo y solidario es una de las principales metas de las entidades y redes que actúan en el área de la economía solidaria (Ecosol) para este año. Hasta el día 15 de enero, los representantes de las redes tendrán que concluir la primera consulta pública sobre el […]
La construcción de un sistema brasilero de comercio justo y solidario es una de las principales metas de las entidades y redes que actúan en el área de la economía solidaria (Ecosol) para este año. Hasta el día 15 de enero, los representantes de las redes tendrán que concluir la primera consulta pública sobre el texto que reglamentará el sistema. Más adelante otra versión será puesta nuevamente para consulta con carácter oficial. Éste es sólo el comienzo de una trayectoria que puede garantizar una participación más incisiva del estado en un nuevo modelo comercial, beneficiando a miles de emprendedores.
En un intenso proceso de construcción colectiva, que involucra a representaciones como el Forum Brasilero de Economía Solidaria (FBES), Plataforma de Articulación del Comercio Justo y Solidario, Faces de Brasil y la Organización de Productores Familiares para el Comercio Justo y Solidario, la posibilidad de una Instrucción Normativa -después que sea discutida y aprobada entre las representaciones- deberá ser tratada en febrero con el Gobierno. La idea es que la reglamentación sea promulgada durante el primer semestre de este año.
Todas las organizaciones están comprometidas en un trabajo de relevamiento de las necesidades existentes en cada movimiento, sea en el medio rural o urbano, averiguando todos los canales, los sistemas de garantía, y todos los tópicos orientados hacia la construcción de mercados diferenciados.
Pero, ¿qué podrá cambiar con la construcción de una red de este tipo? Para la socióloga Rosemary Gomes, asesora nacional de Solidaridad & Educación (Fase) y articuladora del FBES y Red Internacional de Promoción de la Economía Social y Solidaria (Ripess), es importante que el sistema sea de carácter público, en el cual el Estado también ejerza un papel, reglamentando nuevas relaciones comerciales, señalando caminos alternativos y productivos.
«Es una apuesta y un riesgo porque concluimos juntos que vale la pena, dentro de esta coyuntura, y porque creemos que más que una política de gobierno, debe ser una política de estado el optar por la definición de mecanismos que protejan y prioricen a los protagonistas, las cooperativas, asociaciones, empresas autogestionadas, artesanos, en fin, las varias formas existentes de trabajo asociativo, rumbo a un nuevo modelo de economía: la economía solidaria», argumenta.
Para la concretización de esta reglamentación, las expectativas para el segundo mandato del gobierno de Luis Inácio Lula da Silva son positivas. Fabíola Zerbini, representante del Faces de Brasil, afirma que hay una «cierta propensión» del actual gobierno para con las políticas sociales. No en vano, en su discurso de posesión, el presidente hizo mención de la economía solidaria.
«Imaginamos que el segundo mandato mantendrá las puertas abiertas y ampliará los canales efectivos de construcción, implantación y gestión conjugada de políticas y programas públicos. Así, la consolidación del SBCJS, en la práctica, es tarea a ser ejecutada en conjunto, entre sociedad civil y gobierno, cabiendo a las entidades directamente involucradas en este proceso, utilizar, mantener y ampliar tales espacios en los próximos pasos de consolidación del SBCJS, lo que imaginamos será relativamente más propicio, en este nuevo mandato», afirmó Zerbini.
Un punto importante en este momento, completa Rosemary, es mostrar que es posible trabajar en esta enorme diversidad para construir una plataforma común de acciones en los territorios que cambian la realidad económica. Y si en 2001, «Resistir y Construir» fue la bandera de la Red Internacional, ahora, enfatiza, el lema es «Reforzar el poder de acción de los pueblos».