El seguimiento informativo de la actualidad mundial, cada vez más, se convierte, por demérito de los medios de comunicación, en una cadena de hechos aislados, sin contexto ni precedentes. Conseguir la forma de acceder a las claves y conocimientos que nos permitan comprender el momento en que nos ha tocado vivir, los elementos que subyacen […]
El seguimiento informativo de la actualidad mundial, cada vez más, se convierte, por demérito de los medios de comunicación, en una cadena de hechos aislados, sin contexto ni precedentes. Conseguir la forma de acceder a las claves y conocimientos que nos permitan comprender el momento en que nos ha tocado vivir, los elementos que subyacen en los conflictos que sacuden el mundo y el papel de cada uno de los actores, no está siendo fácil, y los medios poco ayudan a ello. Por eso es bueno saludar la existencia de herramientas que nos ayuden a entender lo que está pasando. Una de ellas es el anuario El estado del mundo, que todos los años desde 1981 edita Akal. Originario de Francia, se compone de cuatro grandes bloques: Los grandes acontecimientos del periodo, los grandes conjuntos continentales, las crónicas del año y los anexos con tablas estadísticas de todos los países del mundo. De este modo, asuntos como la proliferación nuclear, las reformas de la ONU, las migraciones o el debate sobre el agua son analizados someramente por diferentes especialistas. También cuestiones regionales como el avance de la izquierda en Latinoamérica, el conflicto palestino-israelí, la cuestión nuclear iraní, la situación de Iraq o la Constitución Europea. Asimismo, se incluyen análisis de coyuntura de 27 estados. Lástima que, a diferencia de otros años que se analizaban todos los países, los editores hayan optado por ampliar las temáticas transnacionales a costa de limitar los estados analizados. En cualquier caso, los cuadros estadísticos no olvidan ningún país.
Y es que el ciudadano que piense que a golpe de noticiero de televisión o página de periódico iba a poder comprender las situaciones internacionales está sin duda equivocado. Los hechos son complejos, necesitan ser presentados en formatos y contenidos que vayan más allá de los partes de guerra y grandes titulares, y debemos dedicarles más tiempo y reflexión que el que nos exige estar sentados en el sofá frente al televisor o tomar el café hojeando el periódico. En conclusión, que para comprender un diario, hay que tener cerca un anuario.
«El estado del mundo 2007. Anuario económico geopolítico mundial». www.akal.com