La Fundación Rigoberta Menchú Tum celebra junto a los pueblos indígenas del mundo la adopción de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su sexagésimo primer período de sesiones, después de 22 años de diálogo y negociación. Este acontecimiento, ha sido resultado […]
La Fundación Rigoberta Menchú Tum celebra junto a los pueblos indígenas del mundo la adopción de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su sexagésimo primer período de sesiones, después de 22 años de diálogo y negociación. Este acontecimiento, ha sido resultado de la paciencia histórica y de la actitud persistente y sistemática por parte de los Pueblos Indígenas, a través de sus líderes y liderezas, en la exigencia del reconocimiento de sus derechos como pueblos en la normativa internacional.
El 13 de septiembre de 2007 será inscrito en la historia de las luchas de los pueblos Indígenas del mundo al haberse aprobado por la Asamblea de la Organización de Naciones Unidas la Declaración Universal sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Con ello terminan un tortuoso camino para una iniciativa que contó hasta el final con la oposición férrea de algunos gobiernos entre los que figuran Estados Unidos de Norte América, Canadá, Nueva Zelanda y Australia.
Para los Pueblos Indígenas quedan claras las razones por las que estos gobiernos se opusieron siempre. Jamás dejaran la idea de someter, despojar, marginar e irrespetar los derechos individuales y colectivos de estos Pueblos. Sin embargo, la voluntad de la mayoría de países miembros de la ONU se impuso haciendo uso de su soberanía e interpretando la Declaración como un instrumento cuyo propósito es colocar los derechos de los Pueblos Indígenas a la altura de los reclamos que hoy hace la humanidad en materia de derecho internacional.
La adopción de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, representa el inicio de una nueva era para la comunidad internacional y los pueblos indígenas. Si bien es cierto, que la Declaración no obliga jurídicamente a los Estados tiene una fuerza moral incalculable, a partir del hecho de que da indicaciones claras a la comunidad internacional para comprometerse en la protección de los derechos individuales y colectivos de los Pueblos Indígenas. El reconocimiento explícito de los derechos colectivos de los Pueblos Indígenas tiene un alcance sin precedentes en la normativa internacional y por ende, en materia de derechos humanos.
No pretendemos aquí dar a conocer los contenidos de la Declaración por cuanto estos son susceptibles de leerse en su totalidad accediendo a los mismos por diversos medios, pero si referirnos a una condición de los mismos y esta es la que tiene que ver con su carácter vinculante. En nuestra opinión, el carácter vinculante de ésta queda a discreción de los Estados y de cómo los mismos quieran avanzar en materia de Derechos Humanos. En Guatemala, un medio escrito e influyente, en su opinión editorial, ha dicho apresuradamente, pero de manera consciente, que el instrumento es inútil en virtud de la no vinculancia que se declara. Sin embargo, si el instrumento hubiese sido aprobado declarando su carácter vinculante, es casi seguro que no lo hubiera tildado de inútil sino de aberrante. Tal como se ha dicho en lo relacionado a la creación de la Universidad Maya y otras iniciativas con las que los Pueblos Indígenas lo pretenden es hacer valer sus derechos.
Es digno honrar y hacer un alto reconocimiento a la entrega, al esfuerzo y al sacrificio inclaudicable de líderes y liderezas de los pueblos indígenas del mundo durante los 22 años de consulta y negociación del documento de Declaración. Alzar la voz para conquistar y gozar de los derechos humanos, ha sido y seguirá siendo para los pueblos indígenas motivo de persecución, pero nada hará detener esta lucha; nos solidarizamos con los dirigentes y los Pueblos Originarios de Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia, porque sabemos de su lucha a favor de la Declaración. Saludamos a las organizaciones y líderes de los Pueblos Indígenas de Guatemala y les invitamos a asumir los contenidos de declaración en la lucha cotidiana por sus derechos.