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Las elecciones en Ucrania: el penoso recuento de votos

Fuentes: Sovietskaya Rossia

Traducido del ruso para Rebelión por Andrés Urruti

El porcentaje final de un 2% de los votos de los electores se ha convertido en un auténtico obstáculo insalvable para la Comisión Electoral Central de Ucrania. Los llevan recontando más de un día. Pero con los resultados ya escrutados de un 99’25% de los sufragios , ya se puede hablar con certidumbre de los resultados de los comicios. Al parlamento (Rada Suprema) llegan cinco partidos: el Partido de las Regiones (PR) de Víktor Yanukovich (34’25%), el Bloque de Yulia Timoshenko (BYuT) (30’83%), el bloque propresidencial «Nuestra Ucrania-Autodefensa Popular» (NU-AP) (14’22%), el Partido Comunista de Ucrania (PCU) (5’37%), y, finalmente, el Bloque de Litvin (3’96%). El Partido Socialista de Aleksandr Moroz, que estuvo durante mucho tiempo oscilando en la barrera del 3%, ya se puede decir con seguridad que no entra en el parlamento, consiguiendo un 2’87%.

En consecuencia, pese a su victoria formal, es más que probable que el PR no podrá formar gobierno, puesto que la suma entre el BYuT y «Nuestra Ucrania» tiene cerca del 45% de los votos. Eso se traduce en una inestable mayoría de escaños (de 227 a 230 sobre 450). Si a esa renacida «coalición naranja» se le suma el Bloque de Litvin, entonces la mayoría sería algo más consistente. Por lo demás, el representante de ese bloque (de Litvin), Oleg Zarubinski, declaró que todavía no se ha adoptado una decisión sobre futuras actuaciones, y que su fuerza política está preparada, tanto para trabajar en el interior de la coalición gobernante (Zarubinski no ha especificado cual), como para quedarse en la oposición.

Si se forma el gobierno «naranja», su primer ministro, como quedó apalabrado antes de las elecciones, sería Yulia Timoshenko. Sin esperar los resultados finales de las elecciones y la formación de la coalición, «Nuestra Ucrania», sin embargo, ya ha propuesto otra candidatura, la de su portavoz, Viacheslav Kirilenko, líder de «Autodefensa Popular», que forma parte de la coalición NU-AP. Pero la experiencia de la vida política en Ucrania demuestra una y otra vez que no hay que apresurarse a sacar determinadas conclusiones, y que todo es posible. Así que no se puede excluir completamente tampoco la formación de una coalición sobre la base del PR, el PCU y el Bloque de Litvin, si los «naranjas» tienen, como es habitual en ellos, desavenencias, ni siquiera una «gran coalición» compuesta de PR y NU-AP.

En cuanto al asunto de la prolongación del proceso de recuento de votos, los partidarios de Yuschenko y Timoshenko culpan al PR: estos estarían tratando con todas sus fuerzas de «salvar» a sus compañeros de la coalición anticrisis, los socialistas, a los que les faltarían 60.000 votos en el este y el sur del país (para entrar en el parlamento). Entre tanto, cuanto más se alarga el recuento, menor se hace el porcentaje del Partido Socialista de Ucrania (PSU), cayendo del 3’07% del voto con los primeros datos, con lo que habrían accedido a la Rada, hasta un 2’8%. Los «regionales» rechazan categóricamente esas acusaciones, declarando que son precisamente los «naranjas» con ayuda de sus interventores y de miembros de comisiones electorales locales los que estorban por todos los medios el recuento de votos en el «feudo» de Yanukovich, para tener excusas para acusar a sus oponentes de falsificaciones. En algún caso esto ha llegado al disparate más completo. En uno de los colegios electorales de la ciudad de Donetsk los representantes del BYuT, de NU y observadores georgianos (los cuales, por cierto, fueron los más escandalosos) bloquearon la labor, después de que les fuera revelada una grandiosa falsificación, capaz de alterar de modo radical los resultados delas votaciones. A uno de los partidos, como se aclaró, no se le acabaron de contar todos los votos y no los incluyeron en las actas de resultados. Lo divertido de la situación está en que a quien «robaron» esos votos (por lo que parece, casualmente), ¡fue al Partido de las Regiones!

El líder de los comunistas ucranianos Piotr Simonenko calificó las presentes elecciones como las más sucias en la historia del país. Simonenko señala la cínica compra de electores, el retraso premeditado en el escrutinio de los votos y la retención de actas en distritos electorales clave, el diligente «maquillaje» de los resultados de las encuestas a pie de urna. «Todo esto confirma nuestra conclusión de que las elecciones parlamentarias, ilegalmente anticipadas conducen a una nueva espiral de enfrentamiento, debilitan política y económicamente a Ucrania, y complican las relaciones con Rusia, incluida la cuestión de los precios de los combustibles. Y eso, por descontado, se reflejará negativamente en la realización de los programas sociales para veteranos, pensionistas, jóvenes familias, para todos los que necesitan ayuda y apoyo del estado», estima Simonenko, y reclama un recuento total de votos bajo control de la sociedad.

Finalmente, también Rusia ha recordado sus intereses estatales y nacionales en Ucrania. Además de una forma que ya ha dado dentera – con el tema del gaseoducto. «Teniendo en cuenta la cercanía del máximo de consumo de gas en la época otoño-invierno y el incumplimiento sistemático por la parte ucraniana de los contratos en vigor, «Gazprom» (la compañía rusa de gas) se verá obligada, en caso de no llegar a un arreglo sobre la deuda en octubre, a iniciar una reducción del suministro de gas a los usuarios de Ucrania», se dice en una declaración de Gazprom realizada por sus representantes el martes pasado.

Evidentemente, el quid de la cuestión no está, ni mucho menos, en «la temporada otoño-invierno» sino en los resultados de las elecciones parlamentarias en Ucrania. No quiere Rusia tener tratos con la impredecible, populista de tendencias antirrusas y aventurera Yulia Timoshenko, en calidad de jefe de gobierno, y por eso envía esta especie de advertencia: si os portáis mal, no recibiréis gas. Esta actitud es completamente natural, solo que había que haberlo pensado antes y actuar, pues acabada la pelea no sirve de nada agitar los puños. Y no se sabe si ese «agitar de puños» actuará a favor del que Moscú considera su aliado Víktor Yanukovich. Pues las deudas por el gas fueron contraídas en el periodo de su gobierno, y los «naranjas», en la tensa situación actual, bien podrían utilizar eso como argumento contra él.

A mediodía del miércoles (que era, por ley, el último día para el recuento definitivo de los votos) todavía no habían sido anunciados los resultados provisionales del 100% de las actas del escrutinio. Los partidos políticos y los ciudadanos seguían esperando. La Plaza de la Independencia de Kiev todavía está vacía. Por lo visto, también a la espera de los resultados y de los consiguientes acontecimientos.