Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Es lunes, 18 de febrero de 2008 y el mundo entero está ansiosamente pendiente de Pakistán. Después de casi un mes de retraso a causa del asesinato de Benazir Bhutto y del contencioso de Pakistán, finalmente se han celebrado las elecciones parlamentarias en medio de un clima de violencia, disturbios e inestabilidad política.
» Estas elecciones están completamente amañadas, amigo. Teníamos ya los resultados la pasada semana. Estoy rezando por Pakistán. Vamos a tener muchos problemas mañana», me comenta alguien que tiene acceso a información privilegiada y que desea permanecer en el anonimato con un tono de voz abatido, cínico pero apasionado, que no quiere perder del todo la esperanza. Durante toda la noche y las primeras horas de la mañana, hemos estado haciéndonos compañía a través de e-mail y rápidas llamadas de móvil, mientras juego al escondite telefónico con los contactos de Imran Khan en Pakistán; primero, con su oficina de apoyo, después con su conductor personal, y más tarde, finalmente, con su publicista que me dice que llame cada diez minutos y que «espere» hasta que tenga «suerte» y pueda pillar a un extremadamente ocupado Sr. Khan, quien acaba de salir hace veinte minutos para que la CNN le haga una entrevista de carácter internacional.
Khan, una de las más populares e influyentes personalidades pakistaníes de los últimos veinte años, se hizo primero famoso en Pakistán como premiado capitán de críquet y sofisticado personaje de la buena sociedad. Después, destacó como personaje humanitario a nivel mundial y como fundador del primer hospital para el cáncer de Pakistán. Sin embargo, su rol más reciente como cabeza del Movimiento Pakistaní para el Partido Político por la Justicia le ha lanzado como una de las más animadas voces críticas con Musharraf, abogando, de forma apasionada, y algunos dicen que ingenua, por las reformas políticas de Pakistán y el progreso hacia una democracia ilustrada. Tras cinco horas jugando al gato y al ratón telefónico, pude echarle el guante a Imran Khan y mantener una entrevista exclusiva con él. Esta conversación tuvo lugar tan sólo hace unas horas:
«¿Aló? ¿Aló?»
« ¿Imran Khan? Assalam Alikum, soy Wajahat Ali, un periodista estadounidense. Sé que tiene que irse a una recepción y me han dicho que dispongo de un tiempo limitado, le prometo ser rápido. ¿Puedo hacerle algunas preguntas?
[En urdu, el lenguaje pakistaní] «OK, Wajahat. ¿Para quién está escribiendo?
[En urdu] «Podemos hacer esta entrevista en urdu, si Vd. quiere. Escribo para tres respetadas revistas online. Soy colaborador de CounterPunch, una revista política muy valorada y muy leída que cuenta con una preparada audiencia internacional. También soy editor asociado de Altmuslim y colaborador de Islamica, la revista estadounidense musulmana más estimada, que es leída por personas con influencia en el mundo de la política y…
[De vuelta al inglés] «OK, empecemos. Empecemos.»
« Discúlpeme. No le escucho bien…»
«Empecemos.»
«OK, ¿preparado?»
«Yeah, adelante.»
ALI: OK, primera pregunta. Los colegios electorales para las elecciones generales en Pakistán están ya oficialmente cerrados. Hay una cuestión que está en la mente de todo el mundo: Primero: ¿Serán libres y justas estas elecciones? Segundo: ¿Representarán sus resultados el sentir y los deseos del pueblo?
KHAN: En primer lugar, claro que no son libres y justas. Porque antes de que se celebraran se ha llevado ya a cabo el pucherazo más grande de nuestra historia, con toda la administración estatal apoyando a los candidatos pro gobierno y pro Musharraf. Todos los partidos han estado haciendo listados cada día de todos los hechos que han sido objeto de manipulación durante el pasado mes. En segundo lugar, es la elección donde menos personas han votado. De hecho, diría que el 75% de la gente ha rechazado el proceso electoral. No lo aceptaban porque si tu Constitución está suspendida, si el 60% de tus jueces ha sido inconstitucionalmente despedido, si el Presidente del Tribunal Supremo está bajo arresto domiciliario, es imposible entonces que tengas elecciones libres y justas cuando no se dan las condiciones previas necesarias. Por todas esas razones la gente ha rechazado las elecciones. Si la gente ha ido a votar, ha sido en contra de los candidatos pro-Musharraf.
ALI: Entonces, ¿está completamente convencido de que los votos han ido dirigidos contra los candidatos favorables a Musharraf?
KHAN: No tiene más que hacer un muestreo al azar. Puede ver quiénes van en el PML-Q [partido de Musharraf] y si gana, nadie aceptará los resultados. Nadie va a aceptar los resultados.
ALI: OK, entonces nadie va a aceptar los resultados. Aquí va ahora una pregunta natural de seguimiento. ¿Deberíamos temer mucha violencia y derramamiento de sangre tras el anuncio de los resultados?
KHAN: Creo, como le he dicho, que se produjo una encuesta y que el 58% de la gente dijo que ¡no aceptarían los resultados si el PML-Q llega al poder! Y que saldrían a la calle y lo demostrarían. Esto aparece en una encuesta hecha hace muy poco.
ALI: Necesito que me diga qué piensa sobre los comentarios de hoy de Musharraf, cuando dijo: «Cualquiera que sea el resultado, cualquiera que sea, lo aceptaré con elegancia. Quien quiera que sea el primer ministro, trabajaré con esa persona de forma conciliatoria. Tenemos que poner fin a la confrontación política. Demos paso a una política de conciliación». ¿Le cree Vd.? ¿Debería creerle el mundo?
KHAN: Nadie en Pakistán le cree, porque todo el mundo sabe que se ha vuelto atrás de sus palabras infinidad de veces. No tiene credibilidad. En 2002, en las primeras elecciones, dijo: «Me interesa que alguien se convierta en Primer Ministro para poder irme a jugar al golf». E hizo todo lo contrario. Otra vez, de nuevo, está haciendo ese tipo de declaraciones, pero va a manipular estas elecciones hasta el momento en que piense que su partido puede aún ganar. Hizo unas declaraciones en una entrevista que le hicieron para un periódico en la que dijo que creía que el MQM [un partido político pakistaní del que no se espera que gane] y el PML-Q ganarán la mayoría de los escaños y por tanto, así, las elecciones.
ALI: Bien, según las encuestas, eso es ridículo.
KHAN: Totalmente. Lo que estoy diciendo es que lo que él dice y lo que está intentando hacer son dos cosas diferentes. Todos hemos escuchado eso, ha hecho tantas veces tantas promesas falsas que nadie confía ya en él.
ALI: Corre un rumor que sugiere que los dos principales partidos de la oposición pueden unirse contra el partido de Musharraf. Serían de nuevo el PPP de Benazir Bhutto dirigido por su marido Zardari y Nawaz Sharif [el anterior Primer Ministro de Pakistán que hace poco ha regresado del exilio]. Han dicho que si pueden conseguir las dos terceras partes de los escaños del parlamento y formar una coalición, entonces ganarían una mayoría de dos tercios en el parlamento y podrían intentar impugnar a Musharraf. ¿Podría un frente unido triunfar contra Musharraf? O, como Vd. dice, ¿está todo amañado y todo perdido?
KHAN: Bien, si hubiera una mayoría de dos tercios, si fueran unas elecciones libres y justas, se conseguiría. Pero no son unas elecciones libres y justas, y dudo que consigan la mayoría. Pero siempre tenemos el temor en nuestras cabezas de que el Partido Popular [el partido de Bhutto] pudiera por cuarta vez sacarle las castañas del fuego a Musharraf llegando a un acuerdo para compartir el poder con él. Ahora vamos al siguiente paso. ¿Van a llegar a un acuerdo con él para compartir el poder?
ALI: Esa es la pregunta que tengo in mente, al igual que la mayoría de los expertos en política. ¿Va Zardari a llegar a un acuerdo para compartir el poder? ¿Se va a pergeñar un acuerdo para compartir el poder entre EEUU, el PPP de Zardari y Musharraf?
KHAN: Bien, mire, si [Zardari] hace eso, recuérdelo, no sólo se destruirá el Partido Popular, sino que cualquiera que en estos momentos llegue a un acuerdo con Musharraf se destruirá a sí mismo. Si EEUU apoya a Zardari, la gente sabrá que si Zardari llega a un acuerdo con Musharraf es para librarse de las acusaciones de corrupción [Zardari es cariñosamente conocido en Pakistán como «Mr. 10%» debido a todos los excesivos sobornos que se metió en el bolsillo mientras su mujer ocupaba el puesto de Primera Ministra]. Y de esa manera destruirá a su propio partido. No creo siquiera que el Partido Popular lo acepte. El Partido Popular no aceptará ese trato.
ALI: Hagamos una pregunta propia de un lego. ¿Cuáles van a ser los resultados mañana? ¿Qué nos vamos a encontrar?
KHAN: Bien, no sé cuáles van a ser los resultados. Pero no va a acudir mucha gente a las urnas. Como sabemos, Musharraf hizo un referéndum, y nadie fue a darle su voto, pero Musharraf mostró, y la comisión electoral mostró también que ¡había acudido a votar el 75%! ¡Eso es incluso más de lo que logró Zulfikar Ali Bhutto! [El padre de Benazir Bhutto, que fue el popular y controvertido Primer Ministro de Pakistán ahorcado por el General Zia al Haq tras un golpe incruento.] Por tanto, nadie confía en los resultados que las comisiones electorales vayan a mostrar. Por eso es por lo que pensamos que tendría que haber sido una comisión electoral independiente. Nadie tiene fe alguna en esta comisión electoral.
ALI: «Occidente» ha popularizado la imagen de Benazir Bhutto y su partido, el PPP [Partido Popular de Pakistán], como salvadora de la democracia en Pakistán. ¿Qué verdad hay detrás de esa imagen?
KHAN: Bien, me aterra que el PPP haya ya sacado a flote a Musharraf en tres ocasiones cuando estaba a punto de hundirse. Actualmente están en contra del movimiento democrático. Todos queremos la Constitución y que se reponga de nuevo en sus puestos a los jueces ilegalmente despedidos, y el Partido Popular le ayudó en un primer momento al no renunciar a sus escaños, legitimando así las elecciones presidenciales. En segundo lugar, no boicotearon las elecciones cuando Musharraf impuso este ilegal e inconstitucional estado de excepción [en noviembre de 2007, Musharraf despidió a los jueces críticos, encarceló a los fiscales y a los miembros de ONG y clausuró medios de comunicación independientes] y celebró elecciones bajo ese estado de excepción. Y en tercer lugar, cuando Benazir fue asesinada, todos los partidos quisieron boicotear las elecciones y averiguar primero quién la había matado. Y Zardari quiso de nuevo seguir adelante con las elecciones para salvar a Musharraf. Si le salvan, esta será la cuarta vez que lo hacen, pero no creo que las bases del Partido Popular lo acepten. Dañará mucho a su partido si llega ahora a ese acuerdo.
ALI: Vd. es considerado como una persona con información privilegiada en la escena política de Pakistán. Quiero su opinión sobre esto: ¿Qué interés tiene EEUU en apoyar a Musharraf, y no sólo a él, sino también en apoyar un acuerdo para compartir el poder entre él y el PPP de Zardari?
KHAN: Porque Musharraf ha vendido la idea a los estadounidenses: Ha vendido el mito de que es el único que puede luchar la «guerra contra el terrorismo» de EEUU y que es indispensable. Por tanto, la Administración Bush apoya ciegamente a Musharraf y, como consecuencia, ya ve la situación creada en Pakistán donde Musharraf es absolutamente impopular. Todo el mundo quiere que se vaya. Lo que estamos contemplando es que la administración estadounidense apoya a Musharraf pero quiere una fachada civil, por eso es por lo que quieren que el Partido Popular llegue a un acuerdo con él.
ALI: Lo que todo el mundo dice en EEUU es: «Si no sale Musharraf, los talibanes o Al Qaeda se apoderarán de Pakistán, por eso deberíamos elegir el mal menor.»
KHAN: Ese es un ejemplo de la propaganda de Musharraf. Se está vendiendo a Occidente como bastión contra el fundamentalismo y la talibanización. Eso es un mito absoluto. Si se toma en consideración la historia electoral de Pakistán, se ve que incluso los partidos religiosos no han sido extremistas; apenas consiguieron nunca más que unos cuantos votos. En todas las ocasiones en que hemos celebrado elecciones generales, siempre han salido perdiendo. Hoy en día, Maulana Fazlur Rahman está combatiendo en nombre del MMA [el ala derecha del partido religioso conservador], y le están dando una paliza; según las encuestas de opinión, apenas va a poder seguir adelante. Es así, la gente en este país es moderada. Actualmente, quienes han fomentado siempre el extremismo han sido las dictaduras militares. El extremismo ha aumentado únicamente cuando ha habido un dictador miliar. En cuanto a la gente se le permite votar, el voto libre y justo ha marginado siempre a los extremistas.
ALI: Vd. ya conoce la imagen de Pakistán en el mundo. La CNN le denominó como «Central del Terrorismo» y The Economist lo llamó «La Nación más peligrosa sobre la tierra». La pasada semana hubo varias bombas que estallaron y una serie de ataques y esta semana, en los colegios electorales, se han producido y desapariciones de sus diplomáticos, etc… Por eso, ¿cómo convencer al mundo de que ese extremismo y violencia no es la cara real de Pakistán? ¿Que Pakistán es, en efecto, un país moderado, aún con el peso de todas esas pruebas?
KHAN: En primer lugar, EEUU apoyó a un dictador [el General Zia, que gobernó Pakistán bajo ley marcial entre 1977-1988] que nos metió en la yihad afgana, sin consultar jamás al pueblo pakistaní. La CIA y el ISI de Pakistán entrenaron a esa gente para que combatieran con el terrorismo la ocupación soviética. Una vez que los soviéticos se fueron, Pakistán tuvo que cargar con esa gente, con esos combatientes guerrilleros. El pueblo de Pakistán no apoyó nunca la primera yihad afgana. Tampoco apoyó la segunda yihad, esa línea de frente contra el terrorismo. Quienes la apoyaron eran ambos dictadores militares.
Ahora, gracias a la forma en que Musharraf ha participado en la guerra de EEUU contra el terror, con un Pakistán que mata a su propia gente con helicópteros, armas de fuego y bombardeo de pueblos en zonas tribales, se produce una reacción violenta. Y esa reacción violenta es lo que está convirtiendo a Pakistán en un lugar peligroso. En el momento en que tengamos un gobierno genuinamente democrático y se empiece a dialogar con el pueblo y se empiece a negociar con ese pueblo y a mantener un diálogo que no sea mediante balas y bombas, volveremos de nuevo a ser un país normal.
Siento tener que decir que es el apoyo estadounidense a un dictador militar lo que nos ha metido en este caos. Es el dictador militar el que nos ha metido ahí. Si tuviéramos un gobierno democrático, no estaríamos en el punto en que estamos, porque habríamos tomado decisiones mucho mejores que las de Musharraf. Desde luego, habríamos apoyado a EEUU en esta guerra contra el terror. Pero no de forma ciega siguiendo cada dictado y metiéndonos a nosotros mismos en una situación en la que la existencia de nuestro propio país está amenazada. Ahora Pakistán, un país que no tuvo nada que ver con el 11-S, está luchando por su propia existencia. Y a menos que cambiemos de estrategia, nuestro futuro peligra.
ALI: La cuestión lógica que cabe hacer ahora es: ¿Cómo puede conseguirse la autonomía para los ciudadanos pakistaníes? ¿Cómo traer la democracia a este país que actualmente está bajo el microscopio de todo el mundo?
KHAN: La única forma, el único camino es restablecer a los jueces en sus puestos. Entonces ellos darán independencia a los medios y a la comisión electoral. Elecciones libres y justas. Esa es la única vía para Pakistán.
ALI: ¿Cómo van a conseguir librarse del puño del ejército? ¿Hay alguna posibilidad?
KHAN: Contando con un poder judicial independiente, es la vía para poder salir del puño del ejército. Ellos harán que el ejército actúe de acuerdo con la Constitución.
ALI: Varias de las críticas hacia Pakistán dicen que todo cuanto sucede es una prueba de que Pakistán es un estado fallido, y esto prueba que Pakistán no debería haber emprendido en 1947 su escisión de la India. Mírenles: Los pakistaníes están ahora matándose ellos mismos. ¿Es una valoración correcta?
KHAN: ¡En absoluto! Pakistán es un estado totalmente viable. Hemos tenido problemas porque el ejército no ha parado de interferir en nuestro proceso democrático. Nunca hemos pasado por un período de ensayo y error donde pudiéramos haber evolucionado, donde nuestra democracia pudiera haberse desarrollado. Ahora, creo que tenemos, de cierta forma, una situación muy afortunada en que parece que finalmente vamos a poder avanzar hacia un sistema democrático en el momento en que nuestros jueces sean restablecidos. Y en ese momento, Pakistán tendrá un futuro muy brillante.
ALI: Hagamos un poco de magia, Vd. se convierte en Primer Ministro de Pakistán y dispone de control y autonomía. ¿Cuáles serían los primeros pasos y acciones que emprendería para cambiar el curso actual de Pakistán?
KHAN: Lo primero de todo establecería el imperio de la ley e institucionalizaría la independencia del poder judicial. En segundo lugar, pondría en marcha un plan de emergencia educativa. En tercer lugar, me enfrentaría urgentemente al problema del desempleo. Finalmente, cambiaría las políticas económicas desde un sistema elitista, pero las cambiaría para asegurar que se atienden las prioridades del hombre normal y corriente: la base, el 40% de la población. OK?
ALI: ¿Puedo hacerle una última pregunta?
KHAN (voz debilitada): Tengo que irme. Juda Hafiz [Que Dios le proteja]
Wahajat Ali es un estadounidense musulmán de origen pakistaní que no es ni un terrorista ni un santo. Es dramaturgo, ensayista, humorista y su trabajo más reciente: «The Domestic Crusaders» es la obra más importante sobre estadounidenses-paksitaníes muslmaens que viven en los EEUU post 11-S. Su blog es: http://goatmilk.wordpress.com/ . Puede contactarse con él: [email protected]
Enlace con texto original en inglés:
http://www.counterpunch.org/ali02182008.html