En entrevista con Adital, el profesor y sindicalista, integrante de Batay Ouvriye, Didier Dominique, criticó la presencia de la Misión de las Naciones Unidas para la estabilización en Haití (Minustah), pues además de violadora de los derechos humanos y de la soberanía del país, apoya el proyecto sanguinario de extrema explotación imperial-burgués. Además dijo que […]
En entrevista con Adital, el profesor y sindicalista, integrante de Batay Ouvriye, Didier Dominique, criticó la presencia de la Misión de las Naciones Unidas para la estabilización en Haití (Minustah), pues además de violadora de los derechos humanos y de la soberanía del país, apoya el proyecto sanguinario de extrema explotación imperial-burgués.
Además dijo que la principal diferencia entre el gobierno de René Preval -actual presidente- y Bertrand Aristide es que la orientación neoliberal está aún más vigente y la crisis social está agravada. Las clases dominantes no tienen solución para la crisis alimentaria que enfrenta el pueblo, y éste ya señaló claramente al enemigo de clase.
Adital – Tras la renuncia de Bertrand Aristide mucho ha ocurrido en Haití. ¿Puede hacer un breve resumen sobre lo que ha cambiado?
Didier Dominique – En lo esencial, lo único que ha cambiado es que la orientación neoliberal está aún más vigente. No es que el «momento Aristide» no iba igualmente hacia este rumbo, sino que estaba todavía demasiado lleno del «influx popular» que existía desde la salida de Duvalier y que evidenciaba por una parte la irrupción de las masas en el ámbito político oficial y, por otra, el callejón sin salida en el que se encuentran las clases dominantes.
Entreguistas y a la vez antipopulares al extremo, estas clases dominantes no tienen ningún proyecto hegemónico excepto rendirse a la llamada «comunidad internacional» (entiéndase el imperialismo).
Los partidos políticos, ahora bajo mandato de la MINUSTAH (¡político y militar!), con unos mecanismos muy débiles tratan de imponer a toda costa una «democracia» de fachada donde el «voto» parece ser la única expresión posible, pero sus múltiples contradicciones internas añadidas a su crónica incapacidad, no deja tampoco abertura sana para tal hazaña. En este sentido, otra vez, nada ha cambiado sino para lo peor.
Adital – En el mandato de René Preval se han intensificado las crisis. ¿Cuáles son las principales demandas de los movimientos en relación con el costo de la vida y los precios de alimentos?
Didier Dominique – La intensificación de la crisis es la prueba más tangible de lo que decíamos: las clases dominantes no tienen solución y el callejón sin salida donde se encuentran les espanta. Las principales demandas se quedaron en los precios mismos, aunque, de cierta manera, la ira popular llegó a indicar claramente al enemigo de clase.
Adital – La presencia de las tropas de Minustah ha sido una denuncia frecuente, sobre todo, en términos de derechos humanos y soberanía…
Didier Dominique – Para nosotros, no sólo en términos de derechos humanos y soberanía, sino también porque apoyan el proyecto sanguinario de extrema explotación imperial-burgués, ejecutado por los distintos gobiernos lacayos de turno.
Adital – Hay varias manifestaciones internacionales que piden el retiro de las tropas. Todavía los pedidos siguen sin efecto. ¿Cree usted que los países están seguros sobre las consecuencias de la Minustah?
Didier Dominique – Para contestar precisamente esta pregunta, la palabra «país» no es la adecuada. En cada «país», las clases dominantes, junto a los gobiernos a su servicio, apoyan la ocupación. Es una prueba adicional tanto de su aspecto finalmente pro imperialista, como también de sus propias contradicciones internas. Hay que notar que solamente Cuba y Venezuela se opusieron y no tienen tropas acá.
Pero en cada «país» también existen progresistas, compañeros, camaradas que se oponen, y fuertemente, a la ocupación, en Brasil como en Uruguay, en Argentina… De hecho, hasta llegó a existir una delegación de sindicalistas de Brasil de la CONLUTAS que vino a Haití a solidarizarse con el pueblo haitiano, sus sufrimientos, sus luchas y rechazaron (con una muy bella carta pero también por su actitud recta y siempre firme frente a las «autoridades») por completo la ocupación. Es la prueba de un internacionalismo consecuente y extremadamente sano. Por otra parte, se están preparando manifestaciones para contrarrestar la «celebración» de la fecha de ocupación que será el 1º de junio.
Cada lado está pues muy al tanto de las «consecuencias de la MINUSTAH». Sólo que cada uno lo ve según sus propios intereses.
Adital – ¿Qué tipos de situaciones han enfrentado los movimientos sociales y organizaciones por denunciar los hechos en Haití?
Didier Dominique – Antes que nada, el pueblo mismo se ha visto reprimido por estas fuerzas militares de ocupación. Ya desde finales del 2005, se había acabado la luna de miel y estas fuerzas mostraban ya su verdadera cara sembrando el terror en Cité Solei, en Solino, en Ti Ginen… Recientemente, en las movilizaciones frente al alto costo de la vida y al hambre consecuente, reprimieron igual. En movilizaciones obreras también ya habían actuado de la misma manera: defendiendo a los patrones, aunque fueran ellos totalmente ilegales en sus despidos u otras acciones.
En estos últimos días, varias organizaciones ya se han levantado en contra de esta presencia. Con las mismas «consecuencias» previsibles. A nosotros, Batay Ouvriye, dos de nuestras últimas movilizaciones fueron altamente intimadas por militares de la ONU.
Adital – ¿En general la gente está conciente de lo que realmente está pasando en su país?
Didier Dominique – ¡Fundamentalmente sí! La evolución de la situación lo ha demostrado y, como mencionábamos en nuestras últimas intervenciones, el pueblo ya odia a la Minustah. Le falta articular mejor la lógica de explotación en su totalidad y su complejidad para dar un salto cualitativo.
* Batay Ouvriye http://www.batayouvriye.org
Batay Ouvriye es una organización que reagrupa sindicatos de fábricas, asociaciones de trabajadores como así también a las masas populares en general y a militantes. Todos trabajan en Haití en la construcción de un movimiento sindical autónomo, combativo y democrático, y organizan también a obreros, trabajadores, desempleados y a las masas populares en defensa de sus derechos