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Perspectivas mundiales para 2010

Fuentes: Rebelión

Cada día es más necesario, en mi opinión, enfocar los problemas del mundo con una mirada global. Creer que los grandes problemas que afectan hoy a la humanidad se pueden afrontar sin la participación del conjunto de la comunidad internacional además de injusto es un error cuyas consecuencias finalmente pagamos todos. De ahí que entienda […]

Cada día es más necesario, en mi opinión, enfocar los problemas del mundo con una mirada global. Creer que los grandes problemas que afectan hoy a la humanidad se pueden afrontar sin la participación del conjunto de la comunidad internacional además de injusto es un error cuyas consecuencias finalmente pagamos todos. De ahí que entienda que es indispensable analizar los problemas y las realidades más importantes del año que comienza desde una perspectiva mundial integradora.

¿A qué problemas y realidades me refiero?

Me parece que están en la mente de todos. Son problemas y realidades que preocupan a la opinión pública internacional. Problemas como el cambio climático, la Gran Recesión, el agravamiento de la pobreza y el hambre; realidades como la percepción de que el orden económico y político internacional está cambiando más rápidamente de lo previsto o que los movimientos sociales y ciudadanos que fueron calificados de antiglobalización empiezan a ir más allá de la critica al neoliberalismo para dirigir sus dardos al propio sistema. Juntos estos problemas y realidades componen un catálogo bastante completo de cuestiones de primer orden que se imponen a la comunidad internacional y a la sociedad civil mundial como retos e incognitas de inexcusable reflexión.

En consecuencia, me referiré sucesivamente a las perspectivas que ofrecen las cuestiones del cambio climático, la Gran Recesión, el agravamiento de la pobreza y el hambre, el paso de la unipolaridad a la multipolaridad y la previsible radicalización de los movimientos sociales y cívicos contestarios en el año 2010.

1. El problema del cambio climático en 2010.

Tras el fracaso de la cumbre de Copenhague de diciembre de 2009, que finalizó sin la adopción de acuerdos vinculantes con fuerza de ley, las perspectivas para el año 2010 no pueden ser menos halagüeñas. Sin exagerar podemos calificar al año 2010 de año perdido, de otro año perdido más. Sobre todo porque al no haberse alcanzado ningún compromiso formal, los países que no han suscrito el protocolo de Kyoto, como Estados Unidos y China, responsables ellos sólos de la emisión del 50% de los gases de efecto invernadero, podrán seguir contaminando y provocando el calentamiento global y el cambio climático con entera libertad. ¿Qué puede esperarse entonces del año 2010? Nada definitivo antes de diciembre de este año, puesto que la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la Conferencia de las Partes número 16 (COP16), se celebrará en México D.F. del 29 de noviembre al 10 de diciembre de 2010. Por supuesto que antes de esas fechas habrá reuniones preparatorias, como la que tendrá lugar en Bonn (Alemania) entre el 31 de mayo y el 11 de junio, pero dichas reuniones no están diseñadas para la adopción de acuerdos vinculantes. En suma, el único protocolo que se podría firmar en 2010 en sustitución del protocolo de Kyoto es el que se podría sellar en México D.F. en diciembre de 2010. ¿Es previsible que llegue a suceder? A la vista de la escasa voluntad política manifestada en Copenhague por actores de la talla de Estados Unidos, China y otros países, el pronóstico no puede ser demasiado optimista. A mi juicio esperar que Estados Unidos o China lideren la lucha contra el cambio climático resulta poco realista. Como mucho ese papel podría asumirlo, otra cosa es que quiera, la Unión Europea, muy pasiva en Copenhague, con el apoyo de potencias emergentes como Brasil y contando con el respaldo de un buen número de estados africanos, latinoamericanos y de Oceanía, principales «destinatarios» involuntarios del cambio climático en curso. Que lo haga o no dependerá también del papel independiente o gregario de los Estados Unidos que esté dispuesta a jugar. En cualquier caso lo que ocurra desde enero a diciembre también puede depender de la actitud de la opinión pública internacional, de la presión de las organizaciones ecologistas mundiales y de la actuación de los movimientos sociales y cívicos que del 19 al 22 de abril están convocados a una Cumbre Social Mundial sobre el Clima en Cochabamba (Bolivia), con el objetivo de alcanzar una posición de consenso a ser planteada en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de diciembre en México D.F.

2. La perspectiva de la recesión en 2010.

¿Se superará definitivamente la Gran Recesión en el año 2010? Así parece, si por superación se entiende la vuelta al crecimiento económico. En 2009 comenzó la recuperación de Estados Unidos, Alemania, Francia y otros países desarrollados y continuó la marcha triunfal de ciertos países emergentes, como China, aunque en conjunto el PIB mundial descendió un 2.9% según el Banco Mundial. En 2010 podría terminar la recesión en Reino Unido, España, etcétera, completándose así el panorama de la recuperación general del sistema, con un crecimiento del PIB mundial, segun el mismo organismo, del 2,0%. Ahora bien, no faltan los economistas que temen la posibilidad de una recaída o, al menos, no se atreven a descartarla,sobre todo si no se acomete de una vez y a fondo la reglamentación del sistema financiero internacional y de los grandes sistemas financieros de Estados Unidos y la Unión Europea. Además, la recuperación es muy modesta, con cifras de crecimiento económico muy bajas, insuficientes para crear empleo. En consecuencia, aún sin poderse hablar de recesión, en el marco de la recuperación, lo que no se recupera ni se crea de momento es empleo. En realidad, el sistema, como he dicho en otra parte, está atrapado entre el crecimiento y la crisis ecológica y el decrecimiento y la crisis social. Pero es que incluso sin recesión y decrecimiento, sino con recuperación y crecimiento, aparte de los problemas ecológicos resultantes, tampoco el sistema parece capaz ya de alejar el fantasma del desempleo y la crisis social. Por otra parte, en 2010 podría consagrarse la gobernanza económica del mundo a cargo del Grupo de los Veinte (G-20), compuesto por los principales países desarrollados y emergentes. Para este año tiene previstas dos citas: la cuarta en Canadá, sucesivamente el anacrónico G-8, el 25-26 de junio y el G-20, el 26-27 de junio, en Toronto, y la quinta en Corea del Sur para el mes de noviembre. Lo inadmisible del G-20 es su voluntad de ignorar a la mayoría de los estados que forman la comunidad internacional y que tienen asiento en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Esa tendencia, que se manifestó en junio de 2009, con el boicot a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Crisis Económica y su impacto en el Desarrollo, y que se volvió a manifestar en la cumbre climática de Copenhague, con la firma entre los principales países desarrollados y emergentes de un acuerdo del que la ONU tomó nota, pero no adoptó, no puede interpretarse sino como el intento de imponer los intereses particulares de los países más poderosos al resto de la comunidad internacional. Desde luego no es el camino para implicar a todos en la resolución de problemas que por su dimensión global requieren una respuesta concertada tambien global, como la que podría proporcionar un deseable Consejo Económico Mundial, vinculado a la Asamblea General de las Naciones Unidas.

3. Perspectivas sobre la pobreza extrema y el hambre en 2010.

1400 millones de personas en situación de pobreza extrema, 1020 millones de hambrientos. En lugar de avances, retrocesos. Desde luego que la pobreza y el hambre son problemas estructurales del sistema, provocados por la inaccesibilidad a la propiedad de la tierra, el paro crónico, la especulación con los alimentos básicos, etcétera, pero estos males habituales se agravan en las épocas de recesión y decrecimiento económico. ¿Qué se hará en 2010 para luchar contra la pobreza extrema y el hambre? Desde luego, no está de más recordar que en 2010 se agotan los dos primeros tercios del plazo convenido por la ONU, en la Cumbre del Milenio de septiembre de 2000, para reducir a la mitad la cifra de la pobreza extrema y el hambre en 2015. En ese sentido la reunión de la Asamblea General en septiembre de 2010 aparece casi como la última oportunidad para recobrar el aliento ético y político de cara al quinquenio final de la lucha por la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Una esperanza lejana la constituye la posibilidad de que en el ordenamiento del sistema financiero internacional tengan cabida las propuestas de justicia fiscal global que gravarían las transacciones financieras mundiales con impuestos solidarios que, en parte, se podrían destinar a la lucha contra la pobreza y el hambre. La idea se abre camino en la unión Europea, pero tiene más dificultades en Estados Unidos y Japón y, además, prevé la recaudación de sumas insuficientes para una ayuda al desarrollo verdaderamente efectiva.

4. 2010: hacia un orden multipolar.

Es verdaderamente sorprendente la forma en que Estados unidos ha dilapidado o derrochado la condición de única superpotencia de la que gozó desde la desaparición de la URSS en 1991 hasta casi la actualidad. En lugar del Nuevo Siglo Americano, con el que soñaban los republicanos neoconservadores, tenemos un siglo XXI que algunos califican de asiático, por el creciente éxito de China y, en menor medida, la India. Los fracasos militares en Irak y ahora en Afganistán, junto con la Gran Recesión iniciada en Wall Street, han socavado el prestigio y la imagen del gigante norteamericano. A la altura de 2010, aún siendo Estados Unidos la única superpotencia ya no puede actúar hostilmente con China, India, Rusia, Brasil. En el año que comienza sigue configurándose un orden político internacional multipolar, formado por Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, pero también por las potencias emergentes, China, Rusia, India, Brasil. Por ahora todos ellos se inclinan a formar un núcleo de poder mundial, el G-20, como sabemos, desde donde gobernar el mundo, poniendo de acuerdo sus respectivos intereses. Ese es el sentido de las partidas de ajedrez político que se juegan en sus exclusivas cumbres. El camino de la multipolaridad, visto el auge de los países emergentes y la declinación de los desarrollados, es un camino sin retorno, pero que no expresa el interés general del conjunto de la humanidad. De ahí que la apuesta de futuro sea por unas Naciones Unidas, reformadas y democratizadas, donde resida el poder para la gobernanza del mundo. 2010 está todavía muy lejos de ese horizonte deseable.

5. Los movimientos sociales y ciudadanos en la perspectiva de 2010.

Que existen unos movimientos sociales y cívicos de carácter contestatario, formados por trabajadores, campesinos, pueblos indígenas, sindicalistas, ecologistas, pacifistas, feministas, defensores solidarios de los derechos humanos, etcétera, es una realidad de la que se tiene constancia desde Seattle, en 1999, a Copenhague, en 2009. Con distintos nombres: antiglobalizadores, altermundistas o altermundialistas, aparecen desde los años noventa del siglo pasado hasta hoy. Durante años se opusieron a las políticas neoliberales y a las guerras imperialistas, protestando en las cumbres del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio, el G-7 y 8, la OTAN. Proclamando desde el Foro Social Mundial, antítesis del neoliberal Foro Económico Mundial, que otro mundo era posible. Y así, hasta la explosión de la Gran Recesión con sus devastadores efectos sociales. ¿Qué van a hacer ahora en 2010? Sin duda madurar más la idea y sacar las consecuencias de que el sistema es la raíz de las crisis ecológica, económica y social de nuestro tiempo, tal y como expresó la consigna de la cumbre de Copenhague, «cambiemos el sistema, no el clima». En ese sentido 2010 tiene el inconveniente de que no está previsto un Foro Social Mundial único y concentrado donde debatir esta comprometida conclusión. Sin embargo. la convocatoria de la Cumbre Social Mundial sobre el Clima de abril en Cochabamba (Bolivia), brinda una extraordinaria posibilidad para reflexionar y consensuar una propuesta común sobre el problema crucial del cambio climático. Tal vez una cuestión de tal relevancia pueda concentrar las energías y los esfuerzos del movimiento de movimientos en la dirección de presionar a los gobiernos del G-20, a los encuentros preparatorios y a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de México D.F., para el logro de un protocolo de México D.F. que suceda dignamente al protocolo de Kyoto. Junto con esta tarea el movimiento altermundista tendrá la oportunidad, también, de exigir la adopción de medidas eficaces en la lucha contra la pobreza extrema y el hambre, medidas de justicia ecológica, económica y fiscal como el establecimiento de impuestos solidarios a las transacciones financieras, la supresión de los paraísos fiscales, la anulación de la deuda externa de los países más empobrecidos, el derecho de los pueblos a la soberanía alimentaria, etcétera, tanto con ocasión de las reuniones de junio y noviembre del G-20, como con motivo de la cita de la Asamblea General de la ONU en septiembre para la evaluación del grado de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

En fin, 2010 se presenta como un año de considerable importancia en el que la respuesta a determinadas cuestiones, el cambio climático, las correcciones y cambios del sistema, el combate contra la pobreza y el hambre crecientes no soportan, ni admiten más dilaciones. Ni el planeta, ni la ciudadanía mundial lo tolerarán por mucho tiempo.

Rebelión ha publicado este artículo con permiso del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.