El programa nuclear iraní se convertió ayer en protagonista de la Conferencia de Seguridad de Munich y desplazó a un segundo plano el tema cetral de la primera jornada de debates, dedicada a la seguridad energética y al suministro de materias primas. La novedad del encuentro fue la presencia, por primera vez, de un alto […]
El programa nuclear iraní se convertió ayer en protagonista de la Conferencia de Seguridad de Munich y desplazó a un segundo plano el tema cetral de la primera jornada de debates, dedicada a la seguridad energética y al suministro de materias primas. La novedad del encuentro fue la presencia, por primera vez, de un alto representante chino, su ministro de Relaciones Exteriores, Yang Jiechi, quien reiteró su indignación con EEUU por la venta de armas a Taiwán al tiempo que pedía paciencia con Irán.
La conferencia, que data de la época de la Guerra Fría y se celebra a puerta cerrada, pretende abordar, entre otros asuntos, el desarme nuclear y la arquitectura de seguridad europea, así como los conflictos de Oriente Próximo y Afganistán. Grupos pacifistas piden su abolición por considerarla un laboratorio de nuevas guerras.
Durante la inauguración del encuentro, el titular alemán de Defensa, Karl Theodor zu Guttenberg, abordó ya el conflicto que enfrenta a las grandes potencias con Irán por su controvertido programa atómico.
«Esperamos escuchar una clara, inconfundible y aceptable señal de Irán», dijo Guttenberg, después de que se confirmara la presencia en la reunión del ministro iraní de Relaciones Exteriores, Manucher Mottaki.
También el ministro chino de Exteriores, Yang Jiechi, hizo alusión a esta cuestión en su discurso y en las preguntas posteriores de los asistentes, aunque su tono fue más conciliador. Señaló que Irán «no ha cerrado la puerta al diálogo» con la comunidad internacional en el contencioso sobre su programa nuclear, e insistió en que para su país no se ha agotado la vía diplomática.
«Mi país apoya la vía del desarme nuclear, así como el derecho a la utilización de esa energía para fines civiles, y seguirá defendiendo la vía del diálogo», dijo Yang, tras reiterar su certeza de que Teherán «no había cerrado la puerta» del diálogo a la comunidad internacional y pedir «paciencia y flexibilidad» para encontrar el camino hacia una «solución duradera».
Nuevas advertencias
La postura de Beijing, que no cedió un milímetro ante la presión para que avale nuevas sanciones a Irán, contrasta con la de EEUU, Alemania, Gran Bretaña, Estado francés e, incluso, Rusia, que han aumentado sus presiones contra el régimen iraní, al que amenazaron con sanciones más severas si no coopera «sinceramente» con la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
Antes de viajar a Munich, los titulares de Exteriores de Alemania y Rusia, Guido Westerwelle y Serguei Lavrov, respectivamente, lanzaron nuevas advertencias a Teherán. «No podemos permitir que Irán se arme nuclearmente. Ello traería consigo la desestabilización de todo el mundo», dijo Lavrov, si bien defendió todavía la vida del diálogo, pero subrayó que, en el caso de que Teherán no ceda, «tendremos que abordar la cuestión en el Consejo de Seguridad de la ONU».
Mottaki criticó las amenazas de sanciones y planteó nuevas exigencias para recibir del extranjero uranio enriquecido. En una entrevista al diario «Süddetsche Zeitung», afirma que el compromiso propuesto por la AIEA debe ser revisado y advierte contra nuevas amenazas, como las de Westerwelle y Lavrov.
Mottaki asegura que su país solo está dispuesto a exportar uranio ligeramente enriquecido si recibe inmediatamente a cambio combustible nuclear altamente enriquecido para sus reactores experimentales.
«Debe haber una sincronía temporal, es decir, el intercambio debe producirse a la vez», explica, e insiste en que el combustible altamente enriquecido que reclama será destinado a un reactor que fabrica productos para fines médicos.
EEUU, por su parte, dijo que seguirá sus conversaciones con China para convencerle de la necesidad de que se una a sus esfuerzos por perseguir una nueva ronda de sanciones contra Irán.
Rusia se reserva el derecho a ataque nuclear en caso de agresión
Rusia se reserva el derecho a un ataque nuclear en caso de agresión exterior con armas atómicas o convencionales, según la nueva doctrina militar aprobada ayer por el presidente ruso, Dmitri Medvedev. La nueva doctrina, que finalmente no incluye el derecho a efectuar ataques nucleares preventivos, subraya que Rusia recurriría a las armas atómicas «si se ve amenazada la existencia misma del Estado», y la decisión de hacerlo correspondería al presidente, que es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.
«Rusia se arroga el derecho a emplear armas nucleares en respuesta al uso en su contra o contra sus aliados de armas atómicas y otros tipos de armamentos de destrucción masiva, y también en caso de agresión contra Rusia con armas convencionales», precisa.
Rusia responderá militarmente ante cualquier ataque -que sería considerado un «acto de agresión»- contra un miembro de la Unión Estatal Rusia-Bielorrusia y de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), que integra a sus aliados Bielorrusia, Armenia, Kazajistán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán.
El texto alude al principio de seguridad, que rige también las relaciones en el seno de la OTAN.
Moscú cree «legítimo» utilizar sus Fuerzas Armadas fuera de sus fronteras para «defender los intereses de Rusia y sus ciudadanos», aunque de acuerdo al derecho internacional. Y menciona como principales peligros militares exteriores la ampliación de la OTAN hacia las fronteras rusas, el escudo antimisiles de EEUU, la militarización del cosmos y el despliegue de sistemas estratégicos no nucleares de armas de alta precisión.