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Cumbre del Milenio

Entre la comedia, la farsa y la tragedia

Fuentes: Rebelión

El presidente Zapatero ha defendido en la cumbre del Milenio celebrada en Nueva York los pasados 20 al 22 de septiembre que se pida un esfuerzo al funcionamiento del sistema financiero y se instaure una tasa sobre las transacciones financieras (se habla del 0,05%, frente al 0, 1 % reclamado por algunas ONGDs, con lo […]

El presidente Zapatero ha defendido en la cumbre del Milenio celebrada en Nueva York los pasados 20 al 22 de septiembre que se pida un esfuerzo al funcionamiento del sistema financiero y se instaure una tasa sobre las transacciones financieras (se habla del 0,05%, frente al 0, 1 % reclamado por algunas ONGDs, con lo que se recaudarían 400.000 millones de USD. ¿Pero se trata de una propuesta real o de otro maquillaje del gobierno? ¿Desconoce el Presidente que no contaba con los necesarios apoyos de Obama y otros presuntos lideres políticos (se han manifestado en contra de la aplicación de la Tasa Tobin los gobiernos de Reino Unido, Suecia, Canadá, EEUU, el presidente del Banco Central Europeo….) España dedica el 0,45% de su PIB a cooperación al desarrollo, infinitamente menos de lo que en los últimos dos años se ha dedicado a transferir a la banca española, «pero llegaremos al 0,7% en el 2015», dicen.

¿Qué intereses defienden?

Para contextualizar el tema, primero, hay que tener en cuenta que sólo el Banco Central Europeo ha donado mas de 200.000 millones de USD a la banca privada y la cifra supera los 550.000 millones de USD si le sumamos los 360.000 millones que han dado el conjunto de los bancos centrales europeos a sus respectivas bancas, más de 100.000 millones de euros en el caso del Gobierno Español. Y ¿cuál ha sido la respuesta de los bancos ahora? Pues ya han anunciado que es muy difícil técnicamente aplicar esa tasa, no saben qué organismo debería cobrarlas y además amenazan con que las transacciones tomarían «otras rutas» (declaraciones del Presidente del BCE, Jean Claude Trichet, 27 de septiembre de 2010). O sea, que uno puede comprar en las bolsas norteamericanas o europeas las cosechas de cereales de Asia, África y America, las presentes y las «futuras», pero no pueden aplicarse tasas a esas transacciones. Y yo me pregunto… ¿quién controla a estos controladores? Por eso previamente a toda acción política de cooperación deberíamos democratizar las relaciones económicas bilaterales y multilaterales, democratizar los organismos que ahora no son democráticos como el FMI y el Banco Mundial ¿Quién los elige? ¿Quién los controla? ¿Qué intereses defienden?

Y aquí parece que se queda la cosa, sino fuera porque, como ya analizan algunos, ese impuesto a las transacciones se contempla también por parte de los gobiernos (y así lo contemplan Zapatero, Sarkozy y Merkel) siguiendo la estela de las aplicadas desde julio por Obama en EEUU, como un posible colchón para sus arcas que han quedado exhaustas después de tanta inyección a la banca, que no a I+D+i, Formación, o Cooperación; o sea, a cambiar el sistema productivo y social fracasado, al que por el contrario se pretende reeditar -como diría Marx- no ya como farsa, sino como tragedia.  

Mientras se exige la democratización a «regímenes» como el cubano o el venezolano, se mantiene la cooperación con regímenes con un alto grado de corrupción en America Latina y en África (los «democráticos» regímenes de Marruecos, Mauritania, Senegal, Mali, Colombia, etc.). La Cooperación institucional sólo conjuga el binomio liberalización y garantías a las inversiones extranjeras, pero no hace el suficiente énfasis en la necesidad de democracia y de apoderamiento de estos países de sus recursos, eso de lo que forma parte la tan cacareada soberanía alimentaria.

En este artículo nos vamos a referir sólo a algunos aspectos a nuestro juicio muy ilustrativo de esta peculiar cooperación. La UE y el gobierno Español mantienen convenios con los gobiernos de países como Marruecos, Mauritania, Senegal, Namibia, Angola, Mozambique, Somalia, etc., para la explotación de sus recursos pesqueros. Estos convenios significan en general una partida económica para esos gobiernos a cambio de dejar pescar en sus aguas, acompañados de algunos protocolos de cooperación, totalmente insuficientes. ¿Por qué son insuficientes? Que hacen los gobiernos de esos países con esos fondos, fundamentalmente, redistribuirlos entre sus altos funcionarios creando estructuras paragubernamentales que «gestionan» las ayudas. ¿Que pasaría si les «ayudáramos», con cooperación en formación, transferencia de tecnología agroalimentaria y pesquera y presión real a asumir buenas practicas democráticas? Lo dijimos aquí en un artículo en julio de este mismo año; el 28 de septiembre, Zapatero se lo ha confirmado en Madrid al presidente de Somalia. Se van a transformar «piratas» en pescadores. Bien.

Verdaderas políticas de Cooperación frente a la reedición de la caridad

En ese caso de cooperación de verdad al desarrollo, ¿por qué no les ayudamos a desarrollar su propia industria pesquera, dotándoles de infraestructuras y tecnología, puertos y barcos, almacenes frigoríficos, y capacitación de la mano de obra autóctona, canales de distribución del pescado hacia los mercados internos y exteriores?… Pero claro, es que predicamos que se apoderen de sus recursos pero somos nosotros los que los depredamos, mientras protegemos nuestros mercados de sus exportaciones… dicho sea de paso, ¿dónde queda aquí el liberalismo económico? En una buena política de cooperación y siguiendo la filosofía correcta que se propugna desde las organizaciones de cooperación, las empresas pesqueras españolas, por ejemplo, podrían asumir un papel de transferencia de esta tecnología y no aparecer como las explotadoras (o mejor, sobreexplotadoras) de estos recursos con los que ya han acabado en las costas Europeas y próximas del Atlántico Norte y del Mediterráneo, en competencia con los más sostenibles pescadores de los cayucos africanos. Por otro lado, ¿cuánto nos cuesta a los españoles mantener esas flotas privadas? Lo señalamos porque ahora además de pedir que la marina de guerra proteja sus flotas en las costas africanas del Indico, piden dinero para que les sufraguemos su seguridad privada… ¿más transferencias a sectores privados?

En la misma línea, porqué no orientar a las empresas de producción y transformación agrícola europeas a la formación de la mano de obra de esos países, a la mecanización de las explotaciones y la formación gerencial del mismo en pequeñas y medianas cooperativas que pueden suministrar además de al mercado local, al mercado exterior, también al mercado local sus producciones. Ya existen proyectos de granjas-escuela que están esperando financiación en Senegal que pudieran trabajar en esta dirección de paliar la falta de habilidades y conocimientos técnicos generalizados sobre técnicas de riego, producción propia de alimentos, explotación racional de los productos de la ganadería, comercialización, conservación y transformación, de los mismos hacia el mercado local y el exterior.

Para finalizar, ésa es la verdadera política de cooperación a todos los niveles del gobierno de España. Unas cuantas ONGs que están trabajando con muchas dificultades y más voluntarismo que medios en pequeños proyectos; es decir, una reedición de la caridad. Y el grueso de la cooperación subsidiaria de las empresas de capital privado español en consonancia con toda la política neoliberal de un gobierno totalmente plegado a los intereses del capital, que trata de maquillar algunos aspectos de su política, al lanzar una propuesta de tasa a las transferencias internacionales sin contar con los apoyos suficientes de sus socios. ¿Comedia o tragedia? En esto también hay que «ayudar» al gobierno a rectificar.

Ciudad futura

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.