Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Pakistán arde en el norte y el sur. En el norte, los militares están involucrados en una guerra brutal -por encargo de EE.UU. – contra lo que describen como ‘militantes’ o talibanes paquistaníes. Desde 2008, los estadounidenses han lanzado ataques con drones en los que han matado más de 1.000 personas, en su mayoría civiles. Esto ha escalado ahora hasta los ataques militares directos de EE.UU. contra puestos fronterizos paquistaníes en los que mata a sus soldados, como sucedió el 30 de septiembre en el Valle Kurram. Los estadounidenses han amenazado con ampliar sus ataques hacia el interior de Pakistán sin preocuparse por su soberanía.
En mayo de 2009, el ejército de Pakistán lanzó un brutal ataque contra el Valle Swat ostensiblemente para combatir a los talibanes. Se estima que tres millones de personas se vieron obligadas a huir de sus casas. La operación Swat se lanzó porque la exigió EE.UU. Algunos refugiados de Swat no han vuelto a sus aldeas, que siguen en ruinas. Las devastadoras inundaciones de este año han causado aún más destrucción. Aldeas enteras quedaron arrasadas y pasarán años antes de que se restaure alguna apariencia de normalidad en un pueblo devastado.
Al otro extremo del país, la violencia ha estallado periódicamente entre diferentes grupos étnicos y políticos en Karachi. La última violencia que se apoderó de la ciudad-puerto comenzó el 16 de octubre, un día antes de que se celebrara una elección parcial para llenar un escaño desocupado cuando Raza Haider, miembro de la asamblea provincial de Sindh fue abatido a tiros en Karachi en agosto. Pertenecía al Movimiento Muhajir Qaumi (MQM), un partido político que insiste en avivar la política étnica. Es aliado del gobernante Partido Popular de Pakistán (PPP) de Asif Ali Zardari. Un partido político rival, el Partido Nacional Awami (ANP), también aliado al PPP, anunció el boicot a la votación del 17 de octubre. Esto, sin embargo, llevó a tiroteos en diferentes partes de la ciudad que causaron más de 22 muertos durante el fin de semana.
Desde entonces han continuado los tiroteos y la cantidad de muertos había subido a 60 el 20 de octubre, aunque observadores informados creen que es mucho mayor ya que se están recuperando cuerpos en áreas remotas como resultado de disparos al pasar. En vista de las experiencias anteriores se puede esperar que haya más combates y muertes en los próximos días.
Karachi, con sus 18 millones de habitantes, es el centro industrial de Pakistán. De ahí también se transportan al norte suministros para EE.UU. y la OTAN, hacia los cruces de la frontera afgana en Chaman, Baluchistán y Torkham en la recientemente nombrada provincia Pakhtunkhwa-Khyber (PK) ubicada en el noroeste. Por lo menos un 80% de los suministros de EE.UU. y la OTAN hacia Afganistán pasan por Pakistán.
Los residentes de Karachi, una ciudad que fue virtualmente cerrada el 20 de octubre por los asesinatos, están acostumbrados a semejante caos. Lo que se comprende menos es el motivo de la continua violencia. Los miembros de partido MQM creen que son dueños de los centros urbanos de Sindh, especialmente Karachi, y se niegan a compartir el espacio político con otros partidos. El ANP, que tiene su base en PK y partes de Baluchistán, se percibe como un intruso en el terreno de MQM. Millones de pastunes de la provincia PK han emigrado a Karachi en busca de trabajo. En su mayoría están empleados en puestos de trabajo mal pagados, como guardias en las casas palaciegas de los ricos; otros conducen taxis o carricoches que circulan por las calles agujereadas transportando gente por la ciudad. Muchos también venden leña. A pesar de haber vivido durante decenios en Karachi siguen siendo considerados forasteros, irónicamente por los hijos de los que emigraron desde India.
El MQM es tristemente célebre por torturar a sus oponentes, genuinos o imaginarios. Su líder, Altaf Hussain, vive en exilio voluntario en Londres (Inglaterra). A pesar de que está registrado que ha cometido 40 asesinatos se le ha otorgado la ciudadanía británica. Pronuncia discursos maratónicos desde Londres mediante vínculos por vídeo para animar a sus seguidores más fieles. No necesitan mucha motivación. Los cuadros del partido están compuestos por gángsteres, asesinos y violadores. Cobran extorsión, llamada bhatta, de los dueños de negocios, grandes y pequeños. Los negocios de los que se niegan a pagar son incendiados o algo peor, son asesinados.
Este gangsterismo arraigado en la política local, ha tomado ahora dimensiones internacionales. Es ampliamente conocido que el MQM tiene profundos vínculos con la agencia de inteligencia india Ala de Investigación y Análisis (RAW). Altaf Hussain fue taxista en Chicago antes de entrar en la política. No ha trabajado un solo día desde que el se formó el partido a principios de los años ochenta. Sus orígenes son igualmente tenebrosos. El partido no llegó a existir como resultado de necesidades de los posibles miembros. El dictador militar, el general Zia ul-Haq alentó secretamente la formación del partido para debilitar el apoyo del PPP, que estaba considerado como el mayor desafío político a su régimen. Un partido nacido del regazo de los militares se ha convertido ahora en un monstruo que se alimenta de dinero de extorsiones así como de fondos suministrados por el RAW, la CIA y otras agencias de inteligencia.
El MQM se ha puesto ahora por completo al servicio de su mayor proveedor de fondos: EE.UU., en su llamada guerra contra el terror. Basta con acusar a cualquier paquistaní de miembro o simpatizante de los talibanes, de al-Qaida, o relacionado con el terrorismo y los estadounidenses distribuyen sacos llenos de dólares. Es lo que el MQM hace con mucho efecto en Karachi.
No sólo acusa a los pastunes en Karachi, en su mayoría de Swat y Malakand donde los talibanes tienen considerable fuerza, de que son talibanes o simpatizantes, sino también ha ofrecido sus servicios para eliminarlos. Los estadounidenses pagan de buen grado bakshish [soborno] por tales servicios. Después de todo el general Pervez Musharraf, el ex dictador paquistaní, alardeó abiertamente en su libro de 2006 de que él y los militares habían cobrado cientos de millones de dólares de dinero de recompensa de los estadounidenses por entregar a presuntos miembros de al-Qaida o de los talibanes. ¿Por qué se iba a comportar de manera diferente MQM, especialmente si puede obtener ventajas políticas gracias al trato?
Los asesinatos en Karachi tienen un efecto grave en los negocios. Cortes de luz (durante varias horas diarias) son muy comunes y las empresas están muy afectadas. La inversión extranjera se ha terminado por la falta de seguridad. La economía de Pakistán recibió un golpe terrible debido a las recientes inundaciones. Aparte de casas, carreteras y puentes, las cosechas quedaron destruidas, así como los depósitos de granos. La próxima cosecha no se sembrará hasta el próximo año, lo que provoca temores de una grave hambruna.
Entre todo este pesimismo, los tarados que gobiernan Pakistán se siguen comportando como si no hubiera problemas. Viven en sus burbujas de lujo y exhiben su riqueza, especialmente cuando reciben visitas de extranjeros. Hubo un episodio embarazoso cuando la actriz Angelina Jolie visitó a las víctimas de las inundaciones en Pakistán. Aunque se negó a dar entrevistas a los medios, los funcionarios paquistaníes pululaban alrededor de ella como moscas dejando de lado el sufrimiento de las víctimas de las inundaciones y pidiendo más dádivas internacionales. Al final de su gira, el primer ministro paquistaní Yusuf Raza Gilani le dijo que su familia quería conocerla. Ella supuso que estaría en Islamabad. Después descubrió que se había fletado un avión para llevar a la familia de Gilani de Multan a Islamabad. Se preparó una fastuosa cena para la señora Jolie y la colmaron de costosos regalos. Las elites paquistaníes y sus familias adoran la compañía de celebridades; piensan que realza su estatus de VIP.
Al volver a EE.UU. Jolie presentó un contundente informe en las Naciones Unidas. Preguntó por qué los funcionarios paquistaníes se permiten un estilo de vida tan ostentoso mientras los pobres pelean por una bolsa de arroz. Mencionó la fastuosa cena preparada para ella en la residencia del primer ministro, que en sí reflejó el estilo de vida opulento de las elites. Esa cena podría haber alimentado por lo menos a 100 personas. Dijo a las Naciones Unidas que la comunidad mundial no debería enviar ninguna ayuda a Pakistán hasta que los funcionarios de ese país vivan de modo menos extravagante y hagan algunos sacrificios para ayudar a las víctimas de las inundaciones. Se podrá hablar de la moralidad de Angelina Jolie -es actriz- pero no puede caber duda sobre su compasión y su opinión sobre la realidad en ese país.
Si una actriz de Hollywood, poco familiarizada con la política, comprende lo que anda mal en Pakistán, ¿por qué no puede verlo la gente y levantarse para librarse de los parásitos enmascarados como gobernantes y dirigentes de Pakistán?
by courtesy of Crescent International
© 2010 Waseem Shehzad
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