Los informes que funcionarios de Estados Unidos filtraron a WikiLeaks revelan un traicionero campo de juego para este país en Medio Oriente, y particularmente ante Irán. WikiLeaks es una organización internacional independiente, que opera desde Internet y facilita las filtraciones de datos y difunde documentos delicados, que previamente no eran de acceso público. Aunque los […]
Los informes que funcionarios de Estados Unidos filtraron a WikiLeaks revelan un traicionero campo de juego para este país en Medio Oriente, y particularmente ante Irán.
WikiLeaks es una organización internacional independiente, que opera desde Internet y facilita las filtraciones de datos y difunde documentos delicados, que previamente no eran de acceso público.
Aunque los 250.000 cables diplomáticos dados difundidos por WikiLeaks cubren una serie de países y asuntos, un tema de particular interés para los medios de comunicación estadounidenses es el apoyo de algunos líderes árabes a un eventual ataque de Estados Unidos contra Irán.
Para el presidente Barack Obama, esta sinfonía de gritos de guerra ahora revelada puede plantear desafíos a sus políticas declaradas hacia Irán, que hasta este momento se han centrado en evitar un conflicto bélico a raíz del programa nuclear iraní.
Y lo han hecho intentando comprometer a Teherán en la mesa de negociaciones, a la vez de presionar a la República Islámica con sanciones unilaterales y multilaterales, tanto diplomáticas como económicas.
Estados Unidos, junto con los otros cuatro miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) (China, Francia, Gran Bretaña y Rusia) y Alemania, se reunirán con un alto diplomático iraní por primera vez en más de un año, la semana próxima en Ginebra.
Los cables, tomados de reuniones diplomáticas celebradas en la región entre 2006 y comienzos de 2010, registraron declaraciones hostiles a Irán formuladas por funcionarios árabes de alto rango procedentes de Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Qatar, Arabia Saudita, Jordania, Líbano, Egipto y Yemen.
En 2009, por ejemplo, Mohammad bin Zayed, príncipe de la corona de Abu Dhabi, llamó «Hitler» al presidente iraní Mahmoud Ahmadineyad.
Por otro lado, el embajador saudita en Estados Unidos «recordó las frecuentes exhortaciones del rey ante Estados Unidos para atacar Irán y así poner fin a su programa de armas nucleares» en una reunión con diplomáticos estadounidenses realizada el 17 de abril de 2008.
«Él les dijo a ustedes que le cortaran la cabeza a la serpiente», dijo el embajador Adel al-Jubeir a los diplomáticos estadounidenses, según un cable enviado tres días después al Departamento de Estado.
Los neoconservadores y otros halcones de la guerra, entre ellos quienes están en el poder en Israel, han respondido a esas declaraciones con un regocijo poco disimulado.
«Lo más importante en surgir de la última ronda de WikiLeaks es que los líderes del mundo árabe están siendo forzados a salir del armario diplomático y a declarar al régimen de Irán como el enemigo número uno en Medio Oriente», escribió Benjamin Weinthal, de la Fundación para la Defensa de las Democracias, en el sitio web del National Review.
«En los medios israelíes, los analistas de temas de defensa concluyen que las declaraciones filtradas reivindican la histórica posición de Israel sobre la necesidad de una acción veloz y poderosa contra el régimen descontrolado de Irán», continuó.
Chas Freeman, ex embajador de Estados Unidos en Arabia Saudita, dijo a IPS que «el corolario de esto se que los líderes árabes por lo general no hablarán con los estadounidenses –aunque lo hagan con otros– sobre su temor a Israel».
Gary Sick, experto en temas iraníes y profesor de la Universidad de Columbia que trabajó en el Consejo de Seguridad Nacional para tres presidentes, escribió en su blog que el gobierno de Obama creó una profecía autocumplida al decirles tempranamente a sus aliados que las negociaciones con Irán fracasarían.
«Irán difícilmente pudo no haber estado al tanto de todo esto, así que la posibilidad de que respondiera favorablemente, incluso antes de las disputadas elecciones de junio de 2009 y la brutal ofensiva posterior, fue esencialmente cero», continuó.
«La única conclusión que puedo sacar de esto es que Obama nunca fue sincero en cuanto a su estrategia de compromiso», agregó.
Pero Freeman cree que las lecciones y efectos de la filtración de WikiLeaks no fueron tan significativas y representaron un diálogo diplomático normal.
«Nunca fue un secreto que a los árabes del Golfo les preocupa profundamente el crecimiento de Irán en poder e influencia en la región, buena parte del cual fue posible gracias a varias políticas de Estados Unidos» en Iraq, Siria, Palestina y Líbano, dijo a IPS.
«Pero creo que es fácil malinterpretar estas expresiones. Si uno dice ‘córtenle la cabeza a la serpiente’, o ‘no abordar la cuestión nuclear iraní es más peligroso que abordarla’, lo que está diciendo (…) es que mira a Estados Unidos para solucionar problemas que no tiene ni idea de cómo tratar pero que a uno le molestan», sostuvo Freeman.
«¿Significa eso que uno aprueba ataques militares? Pese al lenguaje vívido, yo diría que no. Lo que esto significa es: hay un problema y (les pedimos que ustedes, como superpotencia,) lo manejen», dijo.