Comunicado del Partido por Un Mundo Más Justo (M+J)
Los Estados miembros de la ONU asumieron un compromiso con la creación y desarrollo de un marco encaminado a promover activamente la justicia social a escala nacional, regional e internacional. Reconocieron que el crecimiento económico debe promover la equidad y la justicia social y que una sociedad para todos ha de basarse en el respeto de todos los derechos humanos y libertades.
Sin embargo, el crecimiento económico irreflexivo ha demostrado ser imposible de llevarse a cabo de forma continuada o equitativa en un planeta de recursos limitados, y ha acercado a cientos de miles de familias españolas una realidad que por desgracia conocen millones de personas en nuestro planeta: no tener ningún tipo de ingresos.
El mercado es, en la actualidad, capataz, y la mano que da de comer a muchas familias, pero también su verdugo. Por ello no debe estar exento de responder a los valores de justicia social que le exijamos como consumidores, ciudadanos, votantes, o gobernantes. Pero sobretodo, como trabajadores o desempleados.
La justicia social defiende el derecho de los sectores más desfavorecidos de la sociedad, en especial el de los trabajadores. También los derechos humanos sociales y económicos, conocidos como derechos de segunda generación, de los que ningún ser humano debería ser privado. La idea de justicia social comprende el conjunto de decisiones, normas y principios considerados razonables para garantizar condiciones de trabajo y de vida dignas para toda la población, mediante un Estado activo que promueva la igualdad de oportunidades, sin distinción de nacionalidad, raza, condición social, sexo o religión.
En Europa hemos internacionalizado nuestras empresas conquistando otros continentes, globalizado todo a excepción de los derechos de los trabajadores. Posiblemente sea esto lo que nos haya provisto de tantos beneficios. Tras la crisis económica, se habla hasta la saciedad de lo competitivos que se han vuelto países como China, Brasil e India, entre otros, y que por ello debemos aumentar nuestra competitividad. Lo estamos logrando, de hecho, a base de la reducción de nuestros derechos como trabajadores. Mejor hubiera sido globalizar antes la justicia social lograda, para evitar ahora destruirla en nuestra propia casa.
Desde el partido político Por Un Mundo Más Justo subrayamos la grave responsabilidad de los gobiernos locales, autonómicos, y nacionales en Europa (por no hablar de los estadounidenses) para avanzar hacia parámetros mínimos de Justicia Social Global. Son los gobiernos quienes pueden arbitrar políticas y medidas para reducir el aberrante nivel de desigualdad existente en el planeta, incluso dentro de una misma nación, región, ciudad o comunidad. Pero esta responsabilidad no recae de forma exclusiva sobre los gobernantes; la iniciativa de las instituciones y sociedades privadas y de los movimientos sociales es imprescindible para lograr un reparto más justo de la riqueza y para aumentar la conciencia de solidaridad entre todas las personas. Abogamos por el uso de la banca ética, la eliminación de los paraísos fiscales, la promoción del comercio justo y la Responsabilidad Social Corporativa, entre otras muchas medidas que pueden acercarnos cada vez más a una Justicia Social construida entre todos y todas.
Muchas cosas que se antojaban imposibles para generaciones pasadas se llegaron a alcanzar. Personas y grupos como el nuestro, con firme convicción, influyeron en el destino de la humanidad y le dieron una nueva orientación: se movilizaron, demandaron y propusieron. Hoy, en el partido político Por un Mundo Más Justo (M+J), seguimos creyendo que avanzar hacia la Justicia Social Global no sólo es necesario, sino que está al alcance de nuestra mano si luchamos por ello con convicción y firmeza desde todos los sectores de nuestra sociedad.