El «banquero de los pobres» bangladeshí y premio Nobel de la Paz de 2006, Mohamed Yunus, desafió ayer al Gobierno de su país rehusando acatar una orden de destitución al frente del banco concesionario de microcréditos del que es fundador, el Grameen Bank. La orden de destitución fue cursada por el Banco de Bangladesh (central), […]
El «banquero de los pobres» bangladeshí y premio Nobel de la Paz de 2006, Mohamed Yunus, desafió ayer al Gobierno de su país rehusando acatar una orden de destitución al frente del banco concesionario de microcréditos del que es fundador, el Grameen Bank.
La orden de destitución fue cursada por el Banco de Bangladesh (central), según distintas fuentes de esta entidad citadas por los medios bangladeshíes.
El banco central se apoyó en la Ordenanza del Grameen Bank de 1983 para cuestionar que Yunus pudiera continuar como director ejecutivo de la entidad que, junto al propio economista, fue galardonada con el Nobel por su apoyo a los pobres de Bangladesh.
Distintas versiones aludían a que Yunus había superado la edad de jubilación, de acuerdo con esa ley, pero la razón de peso esgrimida fue que, al ser nombrado, no se cumplió con el artículo que prevé la «aprobación previa del Banco de Bangladesh».
La reacción del Grameen Bank no se hizo esperar.
Yunus «no está despedido. Hay que ver la validez legal de la medida» del Banco de Bangladesh, dijo a Efe por teléfono la directora del Yunus Center, Lamiya Morshed, quien añadió que los abogados estaban examinando la comunicación de la entidad central.
Poco después, en un comunicado difundido a través de su página web, el Grameen Bank aseveró que «ha venido cumpliendo rigurosamente todas las leyes pertinentes» y también con la que atañe al nombramiento de su director ejecutivo.
«De acuerdo con los asesores legales del Banco, el fundador del Grameen Bank y premio Nobel, el profesor Mohamad Yunus, continúa en su puesto», zanjó la entidad de microcréditos.
El banquero bangladeshí, galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1998, ha sido sometido en los últimos tres meses a una campaña de desprestigio liderada por la primera ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina, que lo tildó de «chupasangres».
La campaña comenzó tras la emisión en noviembre de 2010 de un documental en la televisión noruega, «Atrapados por el microcrédito», que denunciaba un trasvase de fondos donados entre dos de entidades del Grupo Grameen, ocurrido en 1996.
El Grameen Bank transfirió en aquel año el equivalente a 96 millones de dólares de fondos noruegos a una entidad hermana creada ex profeso, Grameen Kalyan, que lo reintegraría al banco en forma de crédito con intereses.
Yunus ha defendido siempre que la operación fue una «innovación financiera» que buscaba beneficiarse de una exención fiscal en vigor, pero la revirtió para zanjar el contencioso con los noruegos.
Pero días después de la emisión del documental, y pese a que el Gobierno había salido en un primer momento en defensa de Yunus, Hasina arremetió contra el prestigioso economista, lo acusó de pretender «evadir» impuestos con el cuestionado trasvase de fondos y anunció una investigación de lo ocurrido.
«Los ‘chupasangres’ de los pobres no pueden salirse con la suya todo el tiempo», advirtió entonces la primera ministra.
La escena política bangladeshí está dominada desde hace dos décadas por Hasina y la ahora opositora Khaleda Zia, dos herederas de dinastías políticas que vieron con malos ojos que Yunus intentara abrir una tercera vía con la formación de un partido antes de las elecciones de 2008.
Yunus desistió pronto de su inmersión en política y volvió a concentrarse en la dirección de su grupo.
El Grameen Bank, germen del grupo formado por una treintena de compañías, tiene, además de Yunus como director ejecutivo, un presidente nombrado por el Gobierno, como también lo son tres de los 12 miembros con derecho a voto de su junta directiva.
Este aspecto fue destacado por el Nobel de la Paz en defensa de su actuación en 1996, que fue hecha con conocimiento de la junta y, por tanto, del Gobierno.
El Ejecutivo cambió recientemente al presidente del banco y había venido aconsejando a Yunus que se retirara del cargo de director mientras se revisaban las actividades del Grameen Bank.