La ciudad de Dubai (Emiratos Árabes Unidos) creció de la arena del desierto en menos de 30 años. A pesar del calor, los turistas llegan a la ciudad para pasar sus vacaciones. Pero ese paraíso tiene una cara oscura. Muchos de los trabajadores que levantaron la ciudad se ven obligados a realizar trabajos forzados. Llegaron […]
La ciudad de Dubai (Emiratos Árabes Unidos) creció de la arena del desierto en menos de 30 años. A pesar del calor, los turistas llegan a la ciudad para pasar sus vacaciones.
Pero ese paraíso tiene una cara oscura. Muchos de los trabajadores que levantaron la ciudad se ven obligados a realizar trabajos forzados.
Llegaron desde India, Pakistán, Nepal o Bangladesh alumbrados por la promesa de un buen salario pero a cambio recibieron muy poco o casi nada y viven en condiciones verdaderamente espantosas y precarias.
No pueden regresar a sus países de origen porque les retienen los pasaportes. Algunos críticos lo consideran la versión moderna de la esclavitud. Al Gobierno de Dubai no le gusta que este fenómeno trascienda. La BBC entrevistó a varios Khali balis (Los que no importan a nadie), trabajadores que han conseguido escapar de los trabajos forzados y que viven y trabajan de forma clandestina.
«No me han pagado en 6 meses, no tengo dinero para pagarme un vuelo de regreso a casa», dice uno de ellos.
El billete cuesta unos 200 dólares pero tampoco tienen el pasaporte o los documentos necesarios para cruzar la frontera. Sus embajadas no los ayudan. Shashikala Devanapally, una doctora india que vive en Dubai, los ayuda personalmente. Todas las noches va a los lugares donde se encuentran a repartirles comida. Ni siquiera ella sabe cuantos miles de Khali balis hay en total.
«Se encuentran en una situación desesperada, están varados por falta de dinero y por billetes de avión, no tienen pasaportes», afirma la doctora.
La organización humanitaria Anti Slavery International, con sede en Londres, hace campaña contra los trabajos forzados en los países del Golfo Pérsico.
«Hace 200 años los esclavistas usaban redes para atrapar trabajadores, hoy usan las leyes de inmigración. Lo que vemos en muchos sitios, y en particular en los países del Golfo Pérsico, es que las reglas de entrada y salida del país son tan complejas que a las personas les resulta muy difícil salir», dice Aidan McQuade, Director de Anti Slavery International.
Estos trabajadores contribuyeron en su momento a levantar Dubai, sin embargo, ni sus gobiernos ni las autoridades de la ciudad se interesan ahora por su suerte.
Fuente: http://www.librered.net/?p=6131