Los comentaristas chinos de línea dura han instado a Pekín a prepararse para un conflicto militar con Japón mientras aumentan las tensiones por una serie de islas en disputa, pero la mayoría de los expertos afirman que existen pocas posibilidades de que los rivales asiáticos vayan a la guerra. Un mayor riesgo es la posibilidad […]
Los comentaristas chinos de línea dura han instado a Pekín a prepararse para un conflicto militar con Japón mientras aumentan las tensiones por una serie de islas en disputa, pero la mayoría de los expertos afirman que existen pocas posibilidades de que los rivales asiáticos vayan a la guerra.
Un mayor riesgo es la posibilidad de que un enfrentamiento marítimo no intencional provoque muertes y aumente la presión para ejercer represalias.
Pero incluso ante ese escenario se prevé que Tokio y Pekín buscarían controlar la contienda antes de que se transforme en una confrontación militar a gran escala.
«Ese es el verdadero peligro, un incidente marítimo que conduzca a la pérdida de vidas. Si un japonés o un chino murieran habría un enorme auge del sentimiento nacionalista», dijo Linda Jakobson, directora del programa de Asia Oriental en el Lowy Institute for International Policy en Sídney, Australia.
«Pero aún no puedo imaginarme seriamente que pueda llevar a un ataque contra el otro país. Creo que las mentes racionales prevalecerán», comentó, y agregó que era más probable una represalia económica.
Una disputa por un archipiélago deshabitado en el Mar de China Oriental se desató este mes después de que el Gobierno de Japón compró tres de las islas a su dueño privado, provocando violentas protestas en China y amenazando los negocios entre las dos mayores economías de Asia.
Sumando a las tensiones, China envió más de 10 buques patrulleros a aguas cercanas a las islas, conocidas como Diaoyu en China y Senkaku en Japón, mientras que Japón fortaleció los patrullajes de su guardia costera.
Medios chinos dijeron que 1.000 botes de pesca se dirigen al área, aunque ninguno ha sido avistado en las cercanías.
Pese a la disputa diplomática y al creciente sentimiento nacionalista, especialmente en China, los expertos concuerdan en que ni Pekín ni Tokio escalarían intencionalmente a una confrontación militar una crisis que ya es la peor en las relaciones bilaterales en décadas.
PRESION DE EEUU
«Las posibilidades de un conflicto militar son muy, muy bajas porque ninguna de las partes quiere seguir ese camino», dijo el ex oficial del Ejército Popular de Liberación Xu Guangyu, ahora un consultor de una agencia administrada por el Gobierno en Pekín.
La presión de Estados Unidos, que reiteró la semana pasada que las islas disputadas están cubiertas por un tratado de 1960 que obliga a Washington a ir en ayuda de Japón si fuera atacado, también está trabajando para contener a ambas partes, dijeron expertos en seguridad.
«Muy seriamente creo que ninguna de las partes involucradas -Japón, China e incluyendo a Estados Unidos debido a su tratado de defensa (con Japón)- quieren ver un conflicto militar por esta disputa», comentó Jakobson, del Lowy Institute.
«No quieren arriesgarse a eso, no lo buscan y no pretenden dejar que ocurra», agregó.
Aún así, permanece la posibilidad de un enfrentamiento en altamar.
Aunque la presencia de los barcos de vigilancia chinos -ninguno de los cuales es una embarcación naval- y de las naves de la guardia costera japonesa en el área parezca establecer un escenario problemático, expertos militares dijeron que cada parte intentaría mantenerse lejos de la otra.
«Las malas noticias son que China envió barcos al área. Las buenas noticias son que son embarcaciones oficiales controladas por el Gobierno», afirmó Narushige Michishita del National Graduate Institute for Policy Studies en Tokio.
«Estas son buenas noticias porque no es probable que se involucren en acciones agresivas porque eso realmente exacerbaría la situación y la convertiría en una gran crisis», sostuvo Michishita.
Las naves chinas, sostuvo, tienen otra misión, además de afirmar las reivindicaciones chinas a las islas y aguas cercanas.
«Creo que algunos barcos de patrulla oficiales (chinos) están ahí para vigilar la presencia de botes de pesca (…) para impedir que generen problemas», aventuró Michishita.