Tras el atentado sufrido por la adolescente Malala Yousafzai, las estudiantes de Pakistán no están tan asustadas como sus padres ante la posibilidad de nuevos ataques islamistas contra escuelas de niñas en el norte del país. Un combatiente del grupo proscrito Tehreek Talibán Pakistán le disparó en octubre a Malala, de 15 años, fuera de […]
Tras el atentado sufrido por la adolescente Malala Yousafzai, las estudiantes de Pakistán no están tan asustadas como sus padres ante la posibilidad de nuevos ataques islamistas contra escuelas de niñas en el norte del país.
Un combatiente del grupo proscrito Tehreek Talibán Pakistán le disparó en octubre a Malala, de 15 años, fuera de su escuela en el distrito de Swat, uno de los 25 de la noroccidental provincia de Khyber Pakhtunkhwa (KP).
La adolescente activista se recupera en un hospital de Gran Bretaña, pero el incidente golpeó duro a la sociedad pakistaní.
«Mi esposa y yo estamos muy preocupados por la seguridad de nuestras hijas porque los combatientes del Talibán ahora apuntan contra objetivos blandos como niñas y adolescentes», dijo a IPS el funcionario Zawar Hussain, cuyas tres hijas estudian en la Escuela Modelo de la Universidad de Peshawar, la más grande de KP.
El movimiento Talibán ya lleva varios atentados cometidos contra escuelas de niñas en varias partes de KP y de las Áreas Tribales Administradas Federalmente (FATA, por sus siglas en inglés), fronterizas con Afganistán. Pero el de Malala fue tan impactante, que la población reclama más y mejor seguridad.
«Le pedimos al director una reunión de emergencia con maestros y padres para tomar medidas que mejoren la seguridad luego del episodio de Malala», dijo Hussain a IPS.
Antes de este último atentado, hubo otro grande contra la Government Girls Degree College, en Lund Khwar, en el distrito de Mardan en marzo de 2011, que dejó 35 estudiantes heridas en un triste recordatorio de que el movimiento islamista Talibán sigue activo en KP y FATA.
El año pasado, los talibanes también atacaron una camioneta escolar en Peshawar, capital de KP, y mataron a cuatro niñas y al conductor.
La educación femenina se convirtió en un importante objetivo del Talibán, que se propagó por FATA a fines de 2001 tras ser expulsados del gobierno de Kabul por fuerzas encabezadas por Estados Unidos. En 2005 ampliaron su campaña contra la educación a la vecina KP.
Según el movimiento islamista, la educación femenina atenta contra los preceptos del Islam. Unas 800 escuelas fueron destruidas en KP y FATA, y la campaña continúa.
«Estamos dispuestos a pagar más, pero queremos un ambiente seguro en la escuela», señaló el comerciante Mohammad Rehan, de 35 años, atemorizado por la seguridad sus dos hijas. También dijo que el Talibán se expande fuera del valle de Swat.
«El Talibán sabe que las niñas son un blanco fácil para expandir el terrorismo», apuntó. En otro lugar quizá tenga que hacer frente a las fuerzas de seguridad, observó.
En la Universidad de Peshawar se implementó un sistema en que las niñas, adolescentes y jóvenes forman fila para salir y tienen prohibido tocar cualquier objeto sospechoso.
«Elaboramos pautas para nuestras estudiantes tras el atentado contra Malala. Deben informar al profesor si ve a una persona sospechosa cerca de la escuela», explicó el director Nadeem Ahmed.
«Restringimos el movimiento de estudiantes y les advertimos de no abandonar la escuela en malón porque los atacantes quieren matar o herir a la mayor cantidad posible de personas», añadió.
Otros centros de enseñanza harán lo mismo, apuntó, porque los padres presionan a los directores para mejorar la seguridad.
«Mi madre insiste en que me quede, pero no tengo miedo», dijo a IPS la joven Palwasha Bibi, alumna de tercer año en la Escuela Memorial de Ashraf en la localidad de Canal, en Peshawar.
«Me quiere y quiere verme feliz y viva. Su preocupación es genuina, pero tenemos que tomar medidas de seguridad en vez de mantenernos lejos de las escuelas», añadió.
Los padres de algunas de sus compañeras les recomendaron usar velo como medida de precaución para no ser atacadas, relató. «El Talibán no lastimaría a estudiantes» con ese atuendo, explicó.
El ministro de Educación, Sardar Hussain Babak, dijo a IPS que no se pueden poner patrullas de policía en las 30.000 escuelas de la provincia, pero se refuerza la coordinación con padres y maestros para frustrar las tentativas del Talibán de espantar estudiantes.
«Comenzamos una estrategia de armar a los guardias de las escuelas y de aumentar la coordinación entre la administración escolar y la policía», apuntó. «En algunos distritos los capacitamos», añadió.
También se restringió el estacionamiento de vehículos cerca de los centros de enseñanza, indicó el ministro. La policía recibió instrucciones de vigilar a las personas sospechosas que merodeen las grandes escuelas de niñas.
El subdirector de Educación, Ghulam Farooq, informó que emitió instrucciones inmediatas a todas las escuelas para mejorar la seguridad, en especial sobre el final del día, en el horario de la salida.
«Realizamos inspecciones para evaluar las medidas de seguridad. En caso de que sean laxas, los directores serán considerados responsables y se tomarán las medidas» del caso, dijo a IPS.