Los senadores Joe Lieberman (independiente por Connecticut) y Lindsey Graham (republicano por Carolina del Sur) quieren la guerra con Irán y se niegan a aprender las lecciones de las inútiles guerras que este país ha perpetrado desde que las tropas norteamericanas desembarcaron en Corea en 1950. Ellos comienzan con «hechos sin evidencia», como dicen los […]
Los senadores Joe Lieberman (independiente por Connecticut) y Lindsey Graham (republicano por Carolina del Sur) quieren la guerra con Irán y se niegan a aprender las lecciones de las inútiles guerras que este país ha perpetrado desde que las tropas norteamericanas desembarcaron en Corea en 1950.
Ellos comienzan con «hechos sin evidencia», como dicen los abogados. «La perspectiva de un Irán con armas nucleares es una amenaza para el mundo entero, incluyendo y en particular para Estados Unidos, y sus consecuencias desestabilizantes no son contenibles». ¿Eh?
El gobierno iraní niega que tenga un arma o que esté próximo a obtenerla. Tanto la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) como la inteligencia norteamericana aceptan la aseveración iraní. Irónicamente, hasta la inteligencia israelí está de acuerdo.
Los halcones ignoran a los expertos. «Las ambiciones nucleares de Irán son una amenaza mortal para el régimen global de no proliferación. Si Irán logra el éxito en adquirir capacidad de armas nucleares, los estados árabes vecinos tratarán de obtener sus propios arsenales nucleares. El Medio Oriente se convertirá en un polvorín nuclear, y se incrementará radicalmente la posibilidad de que material nuclear caiga en manos de terroristas». (Robert P. Casey, Lindsey Graham y Joe Lieberman, «No se Puede Permitir que Irán Alcance la `Capacidad’ Nuclear», The Wall Street Journal, 8 de marzo.)
Compárese su belicosidad con el comentario del Ayatola Khameini, Supremo Clérigo de Irán: «La producción, posesión, uso o amenaza de uso de armas nucleares son actos ilegítimos, inútiles, dañinos, peligrosos y prohibidos como grandes pecados».
El ministro iraní del Exterior Alí Akbar Saleh dijo que Irán es más fuerte porque no tiene un programa de armas nucleares. Acusó a Occidente de aplicar «una doble moral al apoyar a Israel, el único país del Medio Oriente con armas nucleares». (Nick Cumming-Bruce, NY Times, 28 de febrero.)
La AIEA dice que Irán está enriqueciendo uranio; en un plazo de tres años pudiera tener suficiente como para un arma nuclear. Pero todas las autoridades concuerdan en que no poseen capacidades de lanzamiento a larga distancia.
Tonterías, replicó el candidato presidencial Newt Gingrich. Comparó la amenaza de Irán a la seguridad nacional de EE.UU. como la que «representaba la Alemania nazi en la década de 1930». Gingrich sugirió que «Teherán puede que esté planeando un ataque preventivo de un arma de pulso electromagnético contra Estados Unidos que dejaría a una tercera parte o más del país en un estado de desarrollo como en el siglo 19». (Testimonio ante el Subcomité Senatorial de Seguridad Interna y ante el Comité de Asuntos Gubernamentales, Noviembre de 2011.)
Tal «ardiente» lenguaje fue el preludio de la «necesidad» del presidente Truman de invadir Corea -o si no, los comunistas lo harían… Tres años más tarde, con muchos muertos y heridos por ambas partes, la guerra terminó con las mismas fronteras que tenían Corea del Norte y del Sur al comenzar.
El presidente Johnson incrementó su nivel de oratoria para justificar un masivo envío de tropas a Viet Nam o perderíamos el Sudeste Asiático a manos de los comunistas (teoría del dominó). Después de una década de muerte y destrucción, perdimos; y entonces nuestro gobierno hizo mohines durante dos décadas. «¡No nos dejaron ganar!» En la actualidad, EE.UU. es el principal socio comercial del gobierno de Viet Nam.
En 2001, W. Bush ordenó la invasión de Afganistán por tropas norteamericanas para capturar a bin Laden y derrocar al gobierno talibán que permitió que los malvados planearan los horrores del 11/9. Pero se distrajo.
En 2003, Bush invadió a Iraq porque, aseguró él al mundo, Saddam tenía Armas de Destrucción Masiva y vínculos con Al Qaeda. Ambas acusaciones eran falsas.
Los actuales amantes de la guerra insisten en que las inexistentes armas nucleares de Irán «amenazan al mundo». Pero ¿no les interesa la muerte verdadera? Estos halcones ponen freno a las fotos negativas (ataúdes de soldados muertos) y ofrecen vagas e insatisfactorias razones -las satisfactorias no existen- de por qué 5 000 miembros de las fuerzas armadas norteamericanas han muerto en Iraq; o decenas de miles han sido heridos y han muerto cientos de miles de iraquíes.
El presidente Obama alabó a los que sirvieron allí a la democracia, pero nuestra exportación de democracia no restauró la paz y la estabilidad en Iraq. En 2011, los bombardeos en Iraq costaron 13 000 vidas.
Al exportar la democracia no incluimos la tolerancia a los no conformistas. «Al menos 14 jóvenes han sido lapidados hasta la muerte en Bagdad durante las tres últimas semanas en lo que parece ser una campaña de militantes chiíes contra jóvenes que usan ropas y cortes de pelo «emo» al estilo occidental, dicen fuentes de seguridad y hospitalarias. «Emo» se refiere a una forma de música punk. Sus seguidores gustan de usar el pelo en pinchos y jeans ajustados. (Ahmed Rasheed y Mohammed Ameer, Reuters, 10 de marzo.) Otros grupos religiosos lapidaron a hombres gay en Bagdad. Bueno, al menos tratamos.
Acusamos a Irán de limitar la democracia y calificamos a sus líderes de malvados y racionales; duras sanciones cambiarán su comportamiento. Si tienen cordura, saben que amenazar a Estados Unidos o a Israel con armas nucleares podría provocar su aniquilación.
¿Qué fue lo que exactamente hizo Irán para provocar que los senadores John McCain y Lindsey Graham, junto con sus aliados neoconservadores, exigieran inmediatos ataques aéreos? ¿Será porqué Irán es enemigo de Israel y bombardear a Irán ayudaría a Israel?
El presidente Obama alaba los logros de nuestras valientes tropas, como entrenar a decenas de miles de afganos uniformados a disparar sus armas. Vaya, algunos entrenados comenzaron a matar a sus entrenadores; algunos de nuestros soldados quemaron ejemplares del Corán y orinaron sobre cadáveres de afganos.
En 2010, 462 soldados norteamericanos «murieron en combate, mientras que 468 se suicidaron». El número de suicidios militares en 2009 «también excedió el número de muertes en combate».
En marzo, un psicótico soldado norteamericano en su cuarto período de servicio mató a 16 civiles afganos, incluyendo a niños. Como era de esperar, el Talibán culpo del «empapado en sangre e inhumano crimen» a «salvajes enfermos mentales norteamericanos y juraron tomar represalias». (Sebastian Abbot, AP, 12 de marzo.)
¿Exportar democracia? El producto no resiste bien el viaje y es caro: casi medio billón de dólares, más de 2 000 norteamericanos muertos, entre tropas y contratistas, e incontables miles de afganos. Bush invadió Afganistán para capturar a bin Laden y a los malvados del 11/9. Los SEAL de Obama lo lograron. ¿Por qué no retirarse y decir «Misión cumplida», como prematuramente hizo W. Bush en mayo de 2003?
Fuente: El Heraldo, 22 de marzo del 2012