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Crítica a la riqueza exagerada, que divide

Afán de ganancias hace olvidar a los débiles, dijo Francisco

Fuentes: Agencias

El papa Francisco llamó a los cristianos a caminar «con paso firme y confiado por el camino que conduce a la unidad», al tiempo que renovó sus críticas a la «pobreza extrema» que habita junto a «símbolos de inmensa riqueza». «Incluso entre los cristianos existe el riesgo de que prevalezca la lógica conocida por los […]

El papa Francisco llamó a los cristianos a caminar «con paso firme y confiado por el camino que conduce a la unidad», al tiempo que renovó sus críticas a la «pobreza extrema» que habita junto a «símbolos de inmensa riqueza». «Incluso entre los cristianos existe el riesgo de que prevalezca la lógica conocida por los israelitas en la antigüedad y por el pueblo indonesio en la actualidad, es decir, que buscando acumular riquezas, nos olvidemos de los débiles y necesitados», dijo el Pontífice.

Francisco habló de ese modo en la homilía para celebrar las vísperas en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos hizo hincapié en la necesidad de un camino común entre los cristianos. «Es fácil olvidarse de la igualdad fundamental que existe entre nosotros: que en el principio todos éramos esclavos del pecado y el Señor nos salvó en el bautismo, llamándonos hijos suyos. Es fácil pensar que la gracia espiritual que se nos ha dado es una propiedad nuestra, algo que nos corresponde y nos pertenece», acotó.

«También es posible que los dones recibidos de Dios nos vuelvan ciegos para ver los dones dados a otros cristianos. Es un grave pecado empequeñecer o despreciar los dones que el Señor ha dado a otros hermanos, creyendo que no son de alguna manera privilegiados de Dios», subrayó Francisco.

El papa entró hoy en procesión a la Basílica romana de San Pablo Extramuros, donde presidió la celebración de las Vísperas, al comienzo de la 52 Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

El tema de este año es «Tratad de ser verdaderamente justos».

Participaron de las celebraciones de esta tarde los representantes de otras Iglesias y Comunidades eclesiásticas no católicas presentes en Roma.

Antes del inicio Francisco se detuvo por algunos instantes para rezar ante la tumba de San Pablo. «Si compartimos pensamientos similares, dejamos que la misma gracia recibida se convierta en una fuente de orgullo, injusticia y división. ¿Y cómo podremos entrar así en el Reino prometido? El culto que corresponde a ese Reino, el culto que reclama la justicia, es una fiesta que incluye a todos, una fiesta en la que los dones recibidos se ponen a disposición y se comparten», amplió el Papa.

«Para dar los primeros pasos hacia esa tierra prometida que es la de nuestra unidad, ante todo debemos reconocer con humildad que las bendiciones recibidas no son nuestras por derecho, sino por un don, y que nos han sido dadas para que las compartamos con los demás», indicó.

«En segundo lugar, tenemos que reconocer el valor de la gracia concedida a otras comunidades cristianas. Como consecuencia, nuestro deseo será el de participar en los dones de los demás», afirmó Francico. El mensaje papal tuvo también un espacio de crítica para la desigualdad que aqueja al mundo de la actualidad. «Los cristianos de Indonesia, reflexionando sobre la elección del tema para esta Semana de Oración, decidieron inspirarse en estas palabras del Deuteronomio: ‘Persigue solo la justicia'», planteó el pontífice este viernes en su homilía.

«A ellos les preocupa mucho que el crecimiento económico de su país, movido por la lógica de la competición, deje a muchos en la pobreza, permitiendo que solo unos pocos se enriquezcan enormemente», afirmó.

Y luego alertó que «está en riesgo la armonía de una sociedad, en la que conviven personas de diferentes grupos étnicos, idiomas y religiones, compartiendo un sentido de responsabilidad recíproca».

«Esto no vale solo para Indonesia: esta situación se repite en el resto del mundo. Cuando la sociedad ya no tiene como fundamento el principio de la solidaridad y el bien común, se produce el escándalo de ver a personas que viven en la pobreza extrema junto a rascacielos, hoteles imponentes y lujosos centros comerciales, símbolos de inmensa riqueza», denunció Francisco.