Traducido para Rebelión por Juan Vivanco y Gorka Larrabeiti
«¡Muerte a los extranjeros! ¡Muerte a Karzai!», gritan sus familiares y vecinos, que han venido a manifestarse a la ciudad, bajo la mirada de los paseantes que se paran a mirar la macabra escena, guardando silencio y haciendo gestos de desaprobación con sus cabezas envueltas en turbantes.
Se multiplican las protestas antioccidentales. También en Jost, otra ciudad importante de la misma provincia, en el Este del país, la gente salió a la calle a gritar eslóganes contra los estadounidenses y contra Karzai. Protestaban por la muerte de al menos un civil en otro bombardeo aéreo que tuvo lugar el miércoles por la noche en el pueblo de Baramjil.
París: «Karzai es un corrupto, pero es nuestro hombre». A pesar de la censura mediática impuesta por las fuerzas occidentales de ocupación y por el mismo gobierno afgano, el resentimiento de la población afgana contra la presencia militar extranjera cada vez está más extendido en el país. Así como el desprecio hacia Karzai: los afganos, incluso quienes al principio apoyaban a Karzai, no comprenden cómo Occidente puede seguir legitimando el poder de un campeón tan descarado de la corrupción y la inmoralidad, hasta el extremo de felicitarse con él por el éxito de sus fraudes electorales. «De acuerdo, Karzai es un corrupto, pero es nuestro hombre y debemos legitimarlo», declaró al New York Times el ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner.
Luego nos sorprendemos de que en las manifestaciones de estudiantes afganos se vean pancartas que dicen: «¡Queremos el Islam, no la Democracia!».
La ONU se va de Kabul. Los talibanes están ganando la guerra en Afganistán porque Occidente ha perdido la paz, ha perdido la cara, ha traicionado las esperanzas y la confianza del pueblo afgano.
Mandar más soldados, como hará Obama, o más cazabombarderos, como acaba de hacer Italia, para seguir apuntalando un régimen impopular con el de Karzai, sólo servirá para retrasar la derrota militar, política y cultural de Occidente.
El regreso de los talibanes a Kabul es sólo cuestión de tiempo.
Lo sabe la ONU, que ha decidido salir de la capital afgana, cercada por los insurgentes, y llevarse su personal al norte, a Mazar y Herat, las únicas dos ciudades afganas que se libran por ahora de la amenaza talibana, o incluso a Dubai, porque ni siquiera el repliegue tradicional a Pakistán es ya seguro.
Fuente: http://it.peacereporter.net/articolo/18777/Afghanistan%2C+monta+la+rabbia