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África al centro de la escena

Fuentes: TerraVivaIPS

El capítulo del Foro Social Mundial (FSM) que se desarrolló en la capital de Malí logró concentrarse en problemas de África que suelen quedar enterrados y postergados en otros ámbitos, dijo el coordinador de la conferencia, Mamadou Goita.

Goita dijo a TerraViva/IPS que los asuntos y enfoques específicamente africanos tuvieron mayor espacio en este foro de Bamako porque más africanos pudieron llegar hasta esta ciudad, participar en las discusiones y plantear sus propias preocupaciones y propuestas.

«La africanización de las problemáticas tratadas no fue algo deliberado. Simplemente, es la primera vez que tuvimos una mayoría de africanos en un FSM. Por lo general, las organizaciones africanas que asistieron a los foros anteriores no pasaron del centenar. Para la mayoría de los africanos es muy costoso viajar a Porto Alegre o a Mumbai.»

Goita puso el ejemplo de las sesiones de mujeres, que esta vez se concentraron en problemas como la mutilación genital femenina, el matrimonio juvenil y el analfabetismo entre las niñas.

Otras cuestiones que tuvieron destaque especial en este foro fueron el estatus de Sahara Occidental y los conflictos en Sudán y República Democrática de Congo.

Aunque no todos los asuntos abordados fueron exclusivamente africanos, el foro se enriqueció con los interesantes aportes de una plétora de especialistas de organizaciones no gubernamentales y activistas de la sociedad civil.

«Participaron más de 300 personas de las áreas rurales sólo de Malí, además de otras 8.000 procedentes de países vecinos. Todos intervinieron en los debates e hicieron que las discusiones fueran más complejas y ricas. Esto nunca había ocurrido antes.»

También fue la primera vez que se creó un ámbito especial para discutir cuestiones relativas a la infancia, como la necesidad de desarrollar instrumentos alternativos para educar a los niños en el medio rural.

Un foro paralelo de jóvenes, celebrado en el estadio Modibo Keita de la capital de Malí, ofreció una rara oportunidad para intercambiar puntos de vista con ancianos y otros adultos acerca de problemas que afectan sus vidas, incluidos el desempleo, la emigración y la educación.

«Esto fue algo único, porque habitualmente los foros juveniles suceden de manera autónoma y las discusiones y los debates quedan confinadas al diálogo entre jóvenes», consideró Goita.

Un elemento igualmente innovador fue que, para promover su agenda, el Foro Social de Malí organizó una maratón solidaria de 15 kilómetros que se dedicó a analizar al mercantilización del deporte, sobre todo de hombres y mujeres africanos «comercializados» internacionalmente.

«Otro deporte es posible, no un deporte en que la gente es comprada y vendida como mercancías. Los deportistas deberían ser tratados con dignidad al tiempo que se mantiene el disfrute del juego. El deporte no debe convertirse en otra transacción empresarial», según Goita.

El activista estimó, sin poder establecer cifras exactas, que, de acuerdo con los informes policiales y registros, participaron en el capítulo africano del FSM unas 11.000 personas. Se celebraron entre 300 y 700 actividades diarias, más que las previstas.

Todo eso insumió un gran esfuerzo de organización, posible por el aporte financiero del gobierno de Malí, uno de los más pobres del mundo, y el aporte de instalaciones oficiales como centros de conferencias, museos y bibliotecas.

De todos modos, faltaron habitaciones e instalaciones sanitarias para albergar a todos los participantes.

La activista Chele Degruccio, de la filial keniata de la Federación Luterana Mundial, consideró difícil participar en las sesiones por los atrasos y la abundancia de actividades.

Miodrag Shrestha, de Serbia y Montenegro, logró participar en buena parte de las actividades que tenía programadas, pero tuvo dificultades idiomáticas, dada la falta de un sistema más eficiente de intérpretes. Las traducciones fueron en francés, inglés, portugués y bambara, el lenguaje local.

La activista de derechos humanos Margaret da Costa se alojó en una habitación sin agua potable, no pudo seguir muchas sesiones porque la mayoría no fueron traducidas al portugués y se perdió recorriendo las calles de Bamako.

De todos modos, consideró «fantástico» que un país pobre como Malí hubiera hospedado con éxito un acontecimiento de alcance planetario como el FSM.

«La gente habla y forja alianzas. Eso fue lo importante, y no los pequeños problemas propios de una conferencia celebrada en un país con serias dificultades», concluyó.