Sin duda los mandatarios de la República Islámica no esperaban que el resultado del viaje del presidente Ahamadineyad a EEUU fuese tan negativo. Su misión era calmar a los occidentales sobre los objetivos del programa nuclear y ofrecer una imagen amistosa y reconciliadora. Sin embargo los estadounidenses ya le habían preparado la fiesta. El alcalde […]
Sin duda los mandatarios de la República Islámica no esperaban que el resultado del viaje del presidente Ahamadineyad a EEUU fuese tan negativo. Su misión era calmar a los occidentales sobre los objetivos del programa nuclear y ofrecer una imagen amistosa y reconciliadora. Sin embargo los estadounidenses ya le habían preparado la fiesta. El alcalde de Nueva York rechazó su petición de visitar la zona cero para poner una ofrenda para conmemorar el 11-S por «razones de seguridad»; el rector de la universidad de Columbia en su discurso de «bienvenida» le llamó «dictadorzuelo cruel» (calificada por los principales periódicos de Oriente Medio de grosería e impropio de un académico), la prensa norteamericana le comparó con Hitler y Demonio , le tachó de «terrorista», «dictador», «matar a estadounidenses», en referencia a las acusaciones de que su gobierno está apoyando y armando a la resistencia en Irak, sin olvidar que además «está fabricando una bomba nuclear».
Su metedura de pata sobre la «inexistencia de los homosexuales» en Irán que levantó el abucheo de una parte de los asistentes (¡no se acordaba de que hace un mes la propia televisión iraní había mostrado las imágenes del ahorcamiento de 12 hombres por «sodomía»!) , se convirtió en titulares, impidiendo que se resaltara su intento de rectificar sus anteriores afirmaciones que han nutrido el rechazo de sus posturas sobre tres temas polémicos y espinosos: la relación con EEUU, el holocausto judío y el derecho de Israel a existir. Pues, Ahamadineyad en esta ocasión insistió en que no había motivos para que Washington no fuese un buen amigo para Irán; luego en vez de negar el genocidio judío, se limitó a plantear una investigación con más rigor al respecto, y sin querer «borrar a Israel del mapa» simplemente recordó que los palestinos deberían tener derecho de autodeterminación.
Presionado y preocupado por el cerco político, económico y militar que se estrecha cada vez más sobre su país, el jefe del ejecutivo iraní, este hombre de ideas determinadas, puso su empeño -a su manera- para que los problemas que hay con Irán se resolviera vía diplomática y negociación.
Pero, no lo consiguió. Ahora, se queda una pregunta en el aire: ¿Por qué quienes son responsables de mantener la paz mundial, no agotan todas las vías diplomáticas con Irán, evitando una guerra de consecuencias absolutamente inimaginable?
Clérigos islámicos contra militares islámicos
Al regresar a Irán, Ahamadineyad se encontró con una avalancha de criticas. Algunos le reprocharon por no haberse informado antes de confirmar su asistencia en el acto del contenido del discurso del Lee Bollinger el presidente de Columbia; otros, que por qué no abandonó la sala en protesta por sus insultos, y los seguideros de Mohammad Jatami, que preparan su regreso al palacio presidencial, le recordaron que aquél clérigo siempre fue respetado en todas encuentros internacionales. Sin embargo, lo más llamativo ha sido la postura de los partidos de la oposición en exilio, tanto los monárquicos como los de izquierda, que han dirigido sus criticas no hacia Ahamadineyad sino al profesor Bolloinger. Bajo el titulo de «Criticas si, ofensas no», han tachado de inaceptable sus palabras por ser «una ofensa hacia una nación milenaria».
Decididamente EEUU no podrá contar con la oposición iraní (al contrario de lo que ocurrió en los casos de Irak y de Afganistán) para acabar con los ayatolas. Pues, creen que sobre un país bombardeado y un montón de escombros no se puede edificar la democracia.
Paralelo al agravamiento de la situación de Irán en la escena internacional -lo ultimo ha sido la inclusión de los pasdaran, Guardianes de la Revolución iraní, en la lista de bandas terroristas elaborada por el Pentágono – las piezas se mueven de forma algo precipitada en la cúpula del poder de la república de los ayatolas: Hashemi Rafsenyani, el gran rival de Ahamadineyad, sin perder el mando del Consejo de Determinación, se ha colocado en el puesto más alto de la Republica Islámica: la jefatura del Jobregan, la Asamblea de Expertos, la única instancia del poder con derecho a supervisar las actividades del líder supremo del régimen, el ayatolá Ali Jamenei, cuya salud está bastante delicada. Se comenta que este salto de Rafsenyani es, primero, para neutralizar las políticas de Ahamadineyad y segundo para sustituirle a Jamenei cuando éste desparezca. Por el momento, los dos clérigos ex presidentes, Rafsenyani y Jatami, han unido sus fuerzas en una gran coalición con vista a las elecciones presidenciales del próximo año, con el fin de desbancar al actual presidente de la república islámica de profundas raíces militares.
Todo ello sucede cuando, según la prensa iraní en exilio, Putin en su reciente encuentro con Ahamadineyad le ha avisado de los preparativos de un ataque militar israelí a Irán.