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Entrevista al sociólogo y periodista peruano Rafael Drinot Silva

«Alan García está dispuesto a aplicar métodos violentos de manera masiva»

Fuentes: www.latinoamerica21.org

La masacre, perpetrada por el ejército peruano, de más de 50 indígenas amazónicos que exigían que se respetaran sus derechos territoriales frente a las empresas trasnacionales, puso al presidente peruano Alan García ante los focos de la prensa mundial. La denuncia y la indignación generó protestas en distintos lugares del mundo, y muchos descubrieron que […]

La masacre, perpetrada por el ejército peruano, de más de 50 indígenas amazónicos que exigían que se respetaran sus derechos territoriales frente a las empresas trasnacionales, puso al presidente peruano Alan García ante los focos de la prensa mundial.

La denuncia y la indignación generó protestas en distintos lugares del mundo, y muchos descubrieron que la «democracia» peruana se mostraba su peor cara.

El periodista y sociólogo peruano Rafael Drinot conoce bien la historia de su país y los últimos hechos lo llevan a plantearse una serie de hipótesis que ponen en duda la continuidad de un proceso democrático en el Perú.

¿Rafael como ves tú al Perú en el actual proceso de transformación que hoy se vive en Latinoamérica?

Mi percepción es que el Perú siempre va a contrapié de lo que pasa en América latina. No tuvo los ritmos ni los tiempos que ha tenido Argentina, Uruguay, Chile o Brasil. Más bien podría parecerse al proceso de Bolivia, por la cantidad de dictaduras. Durante largo tiempo, en promedio, los gobiernos electos no duraban más de un año.

Pese a eso, el país desarrolló un sistema de partidos políticos muy fuerte con un partido fundamental que es el Apra, que surge como contrapeso al partido comunista de Mariátegui. Ya en 1918 se da la lucha por las 8 horas, se inauguran universidades populares un movimiento muy basto y con mucho contenido.

Sin embargo, en estas últimas décadas, la clase dominante en el Perú se ha ido transformando de terrateniente a comercial. Y los partidos políticos han ido desapareciendo para ceder su lugar a los «outsiders», o sea personajes que surgen en el escenario político de forma paralela a los partidos. Ahí están los casos de Fujimori y Toledo. Y en la última elección estuvo a punto de lograrlo Ollanta Humala.

¿Esa transformación del modelo capitalista también habrá afectado a la vida de los peruanos?

En el Perú es sentido común la ideología neoliberal. Es el sálvense quien pueda. La guerra civil del gobierno contra el movimiento guerrillero de Sendero luminoso es un dato clave para entender lo que pasa en Perú. El Sendero empieza a ser desactivado en el primer gobierno de Fujimori que coincide con un giro abiertamente neoliberal. Fujimori se olvida de su programa reformista y trae a sus ministros de Chicago y del FMI Con ellos empieza un programa de implementación de las medidas neoliberales. La crisis económica que trajo la instalación de estas medidas económicas afectó a mucha gente. Pero el pueblo estaba más preocupado de la guerra contra Sendero. El hecho, de que al incio de su período, Fujimori capture a Abimael Guzmán, el líder de Sendero Luminoso le dió una enorme legitimidad. Porque ya todo el mundo vivía pendiente de las bombas. Con las bombas la violencia se generalizó y las balas venían de diferentes frentes; del Sendero, del ejercito, de la policía, de delincuentes comunes .

El discurso neoliberal entró muy rápido ya que por ejemplo logró frenar una hiperinflación de más de 2 millones por ciento. Entonces para muchos fue un alivio que Guzmán estuviera preso y ver que sendero se caía a pedazos, y por otro lado ver que se contenía la inflación que siempre afecta a las clases populares.

Además, en ese momento los movimientos sociales solo estaban desarticulados. Muchos dirigentes fueron perseguidos y otros asesinados por Sendero y por las Fuerzas Armadas. No había ninguna capacidad de respuesta. Y la gente no quería participar.

Es una coyuntura muy especifica que permitió la rápida instalación de la ideología neoliberal, y eso explica que un porcentaje importante de los peruanos considera a Fujimori un salvador. A pesar de que ya todos saben que robó y que asesinó.

¿Y cómo se sitúa Alan García en este contexto?

Lo interesante es saber que Alan García, en su primer gobierno era anti FMI . Incluso planteó estatizar los bancos. Pero tenemos que decir que siempre se mantuvo alejado del movimiento popular. Nunca fue favorecedor del movimiento popular. Para entonces el Apra había pasado de ser una fuerza reformista a ser una fuerza por oligárquica. A Alan García en el Perú le decían «Caballo Loco» porque nunca se sabían por donde venían sus tiros.

Pero en este segundo período, ya no hay confusiones. Ha llegado claramente para reivindicarse con los dueños del Perú. No lo hizo durante la campaña electoral, en donde se mostró tan o más radical que Humala. Pero en cuanto salió elegido dejó en claro que iba a gobernar para los inversionistas. El es un tipo psicótico y por lo tanto bastante extremista. Escribió un artículo «El síndrome del perro del hortelano» que es una convocatoria a la guerra. En resumen dice las organizaciones sociales no son nada para él. No tienen ningún peso en la sociedad y que puede desaparecerlas si le da la gana. Para eso cuenta con los instrumentos del Estado. En el Congreso los puede entretener como le da la gana, sin tener que resolver nada. Existe en el Perú una alianza entre el Apra y el fujimorismo, construida desde el punto de vista delincuencial (basada en los crímenes de derechos humanos). A este bloque se suma Unidad Nacional, que representa abiertamente a la derecha empresarial.

La política económica y represiva de Fujimori fue complementada por una extensa política asistencial. Se dice en el Perú que Fujimori no creó empleo, creó fueron millones de mendigos. El número de empleados públicos aumentó en la época de Fujimori. Y esa forma de administrar el Estado también la tiene el Apra de Alana García, el que pese a predicar la esencia del neoliberalismo está obligado a construir un aparato de Estado más grande. Pasa que no pueden reprimir la insaciable necesidad de su militancia de robar de las arcas del Estado. Por ello en el Perú no es incompatible un Estado que crece y un neoliberalismo económico.

¿El Perú tuvo un movimiento popular poderoso en el cual los estudiantes y los obreros jugaron roles protagónicos? En qué situación está estos actores en la actualidad.

El movimiento estudiantil está muy golpeado, porque han surgido como 70 universidades privadas. Por lo general de mala calidad, pero que terminan dándote un titulo que te da la impresión de haber recibido una formación profesional. Actualmente la universidad es un espacio exclusivo para quienes tienen dinero.

Y por otro lado está la figura de que Sendero surgió de las universidades. En zonas como Ayacucho, pero también en Lima, las universidades eran del Sendero. Y eso creó una imagen de la universidad que genera desprestigio, al asociarla con Sendero.

Por último muchos de estos jóvenes pasaron la experiencia de la guerra civil y lo último que quieren es hablar de política. Existe una despolitización muy grande.

Hasta hace 4 años el 70% de los trabajadores mineros trabajaban para la empresa en este momento el 70% trabajan para services. Hace poco estuve en Chimbote, el centro de la harina de pescado del Perú, y quien intenta hacer un sindicato se queda sin trabajo. Los empresarios tienen sus listas negras y los despedidos terminan trabajando como ambulantes. Los sindicatos hoy no tienen fuerza.

¿Entonces cuales serían los movimientos que en la actualidad son posibles generadores de cambio en el Perú?

El movimiento popular peruano es coyuntural y está focalizado. Funciona sobre reivindicaciones concretas. Por ejemplo, en la época de Toledo este estuvo a punto de caer porque intento privatizar las empresas eléctricas del sur, en Arequipa. Hace poco hubo una movilización tremenda en Moquegua por un conflicto con la provincia de Tacna sobre la distribución del canon minero. También, hubo movilizaciones muy grandes en el Norte, en Tambo Grande, contra empresas mineras

Aunque los conflictos se dan en lugares distintos, cada vez más, estos procesos de lucha generan redes de solidaridad entre actores diferentes; campesinos, indígenas. Pero también con quienes viven en los pueblos. Una ciudad como Cajamarca fue amenazada de quedarse sin agua por la instalación de una minera.

La otra debilidad viene de los partidos políticos de izquierda, que viendo todos estos procesos de movilización no logran salir con una voz clara y ni siquiera participan del sistema de partidos políticos.

Pese a todo esto, se están dando una serie de articulaciones de muy difícil construcción. Es cierto que la gente comienza a reconocer su identidad y se está produciendo un proceso de autoafirmación. Pero no se está produciendo una articulación entre estas diferentes identidades en proceso de construcción y es difícil que se produzca en lo inmediato, porque no hay un sustento de un movimiento político cultural sólido que logre integrar todo esto.

Quizás ahora las organizaciones como la Conacami, la Aidesep y la Remurpi y otras redes dan sus primero pasos. Lo que pasa es que Alan García los pone en un trance que los obliga a enfrentarse. Aun cuando no hayan madurado.

Pareciera que el Gobierno de Alan Garcia no está dispuesto a que estas luchas se puedan unir. Lo cual podría ser sólo cuestión de tiempo.

Lo que temo, aunque espero que eso no pase, es que en el Perú se puede volver a reeditar una Guerra Civil. No sé por dónde vendría, quienes serían exactamente los contendientes. Hay que tomar en cuenta que, Alan García y un sector muy grande del Apra, están dispuesto a aplicar métodos violentos de forma mucho más masiva de lo que lo han aplicado hasta ahora. Y además, empezar aplicarlo en las ciudades grandes.

En el último paro de junio, sacaron al ejército a patrullar las calles de Iquitos. Es la misma política que utiliza Calderón en México, en Oaxaca y en Ciudad Juárez. Creo que Alan García ha mirado el modelo mexicano y cree que en el Perú puede implantarlo. Y ahora también busca articularse con Uribe, en Colombia. Alan García se ha sacado lo guantes y ha dicho que va a atacar

Lo que no está claro es como va a ser la respuesta a esta violencia.

No podemos olvidar de que los EE.UU están estableciendo bases en el Perú. No grandes bases como lo era la de manta en Ecuador, sino pequeñas unidades ubicadas en sectores estratégicos. Pasan más desapercibidos y tienen un mayor territorio bajo control.