Dos periodistas alemanes fueron arrestados en Irán hace tres meses y aún no han sido liberados. La revista Der Spiegel habló con el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Ali Akbar Salehi, acerca de su detención, de cuándo podrían ser liberados y del sistema judicial iraní. Señor ministro, dos periodistas del grupo editor Axel Springer están […]
Dos periodistas alemanes fueron arrestados en Irán hace tres meses y aún no han sido liberados. La revista Der Spiegel habló con el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Ali Akbar Salehi, acerca de su detención, de cuándo podrían ser liberados y del sistema judicial iraní.
Señor ministro, dos periodistas del grupo editor Axel Springer están presos en Tabriz desde hace casi cien días nada más que por tratar de hacer una entrevista. Esto, además de ser completamente improcedente, es inhumano.
En primer lugar, el hecho es lamentable. Pero ustedes no deberían olvidar lo que ocurrió. Dos alemanes entraron en Irán con una visa de turistas e infringieron nuestras leyes a sabiendas. Y fueron a Tabriz para obtener información acerca del caso de Sakineh Mohammadi Ashtiani…
… Que fue condenada a ser ejecutada por lapidación a causa de un amorío extramatrimonial…
Que es un delito, según nuestros juristas. Pero además ella cometió otros delitos y participó en el asesinato de su esposo. Es una delincuente, como tantas otras personas de este mundo. ¿Por qué en su país hay gente tan interesada en esta mujer? Porque hay ciertos grupos que están tratando de presionar políticamente a Irán sirviéndose de este caso. Y para lograrlo están dispuestos a infringir nuestras leyes en lugar de ingresar al país con una visa de trabajo.
Esas visas son excepcionales. Es posible que los periodistas que ingresan al país estén infringiendo alguna reglamentación, pero eso no implica que estén cometiendo un delito.
Están violando nuestras leyes. Nuestros tribunales tienen que actuar para evitar ese tipo de violaciones. Además, existe la sospecha de que fueron enviados por gente que está financiando una lucha terrorista contra nuestro país.
¿Usted cree que es razonable que los dos periodistas alemanes estén encerrados en celdas sin ventanas, una de las cuales está iluminada constantemente con luces fluorescentes, durante tantas semanas?
Yo rechazo enérgicamente esas afirmaciones. Esos dos periodistas no lo están pasando mal. Gozan de buena salud y están bien atendidos. Incluso se les permitió verse con miembros de su familia. Si ustedes comparan nuestras prisiones con otras de la región, verán que hacemos todo lo posible para garantizar que nuestro sistema penitenciario sea humano.
En Alemania, cientos de figuras destacadas -miembros del gobierno como el ministro de Defensa, Karl Theodor zu Guttenberg, ejecutivos como el CEO del Deutsche Bank, Josef Ackermann, e intelectuales como la Premio Nobel de Literatura Herta Müller- han pedido la inmediata liberación de los periodistas. ¿Eso no significa nada para ustedes?
Independientemente de esta campaña, nosotros nos hemos comprometido a actuar de acuerdo con nuestras leyes y con la benevolencia que está en las raíces del Islam. Pueden estar seguros de que los dos periodistas alemanes están siendo bien tratados. Eso se lo aseguro. Nuestro poder judicial ha demostrado que actúa muy razonablemente.
Al parecer, el ministro de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle no piensa lo mismo. Él también firmó la «Petición de los 100».
¿Usted sabe que mi par alemán fue el primero en felicitarme cuando fui designado en mi cargo? Y en esa ocasión me dijo: «No espero de usted ninguna promesa concreta en el caso de los dos periodistas alemanes». Yo le agradecí que comprendiera mi situación y le dije que le prestaría especial atención a ese caso facilitando, por ejemplo, que sus familiares los visitaran para Navidad. Me congratulo de que eso se haya podido concretar, gracias a la buena voluntad de nuestros tribunales.
Felicitaciones por sus buenas intenciones. Sin embargo, lo cierto es que los periodistas fueron exhibidos y humillados en la televisión iraní como rehenes políticos.
Si ésa fue la impresión que dimos, lo lamento. Pero es una impresión equivocada.
¿Puede ser que haya tantos malentendidos? La autoridad del departamento judicial con jurisdicción en la provincia de Azerbaiján oriental ha dicho que «estos dos alemanes han venido a espiarnos».
El vocero del departamento judicial de Teherán nunca dijo eso.
Ustedes no deberían darle tanta importancia a todo lo que se dice.
Esas declaraciones refuerzan la impresión de que los representantes de la línea dura del gobierno están tratando de usar a los periodistas como peones, como herramientas de negociación política.
Nosotros no jugamos con las vidas humanas.
Ésa es la impresión que se crea cuando ustedes arrestan periodistas y los mantienen encarcelados durante meses por haber ingresado al país con una visa que no correspondía a su misión profesional. Estos dos hombres no son los primeros occidentales que han atraído la atención internacional por haber sido acusados de un delito en Irán.
Si no le molesta, le diré lo que atrae la atención en nuestro país. Por ejemplo, cuando los norteamericanos arrestan a diplomáticos iraníes en Irak, y cuando un joven iraní es arrestado en Alemania y extraditado a Estados Unidos simplemente porque está tratando de vender surtidores de nafta a Teherán que Norteamérica asegura que también podrían ser usados en plantas nucleares. Y, por añadidura, a su familia no se le permite ir a verlo.
Usted no puede comparar seriamente estos casos con el de los periodistas alemanes. Con la ayuda de su poder judicial, un extraño incidente ocurrió hace unos días: en una conferencia de prensa, Ashtiani, la mujer que ha sido condenada a muerte, amenazó con presentar acusaciones contra los periodistas alemanes, afirmando que «me habían humillado a mí y a mi país».
No he seguido el caso en la prensa. Pero estoy familiarizado con muchas afirmaciones inquietantes que nos llegan de Alemania. Lo único que puedo hacer es advertirles a los que están involucrados en esta cuestión que no empeoren la situación. Eviten las interpretaciones y las palabras ofensivas. Nosotros estamos haciendo todo lo que podemos para resolver el tema lo antes posible.
Antes de Navidad, parecía que los alemanes iban a ser excarcelados. Lo que ocurrió en realidad es que la visita familiar en Nochebuena no se produjo. ¿Qué fue lo que pasó?
Finalmente se produjo, pero no en Teherán sino en Tabriz. Fue un gesto humanitario de nuestro poder judicial.
Lo que se esperaba era que cuando los periodistas fueran trasladados a Teherán serían liberados y podrían esperar el juicio alojados en la embajada alemana.
En el Ministerio de Relaciones Exteriores estamos tratando de remover los obstáculos que pudieran dar lugar a demoras y problemas.
¿Qué pueden hacer los alemanes?
Sería un gesto que ayudaría mucho, por ejemplo, que el grupo editorial admitiera que cometió un error. Y que, en lugar de distorsionar los hechos, se disculparan y tomaran medidas para asegurarse de que este tipo de cosas no vuelvan a ocurrir.
¿Espera algo en especial de la dirigencia política alemana?
Mi colega Westerwelle y yo hemos analizado este tema telefónicamente por lo menos cinco veces. La última vez que hablamos me agradeció que estuviera ocupándome. A través de Spiegel, me gustaría invitar cordialmente al señor Weterwelle a venir a Teherán. Deberíamos dedicarnos enérgicamente a ampliar nuestras relaciones. Deberíamos hablar de todos los temas, entre ellos el de los periodistas, en un clima de mutuo respeto.
¿Cuándo espera que se resuelva este caso? ¿Tardará meses, semanas o días?
Segundos, si fuera por mí. Pero lo único que puedo prometer es que haré todo lo que pueda para alentar a nuestros tribunales a actuar expeditiva y razonablemente.
El Corán exhorta a sus fieles a mostrar compasión. Por lo tanto, también nosotros podemos pedir la liberación de nuestros colegas en nombre del libro sagrado de los musulmanes.
La República Islámica acata las enseñanzas del Corán y muestra compasión por todos los seres humanos. Nuestro admirado poeta iraní Firdausi escribió: «No tortures a la pobre hormiga, porque ella también tiene un alma y necesita nuestra protección». Por favor, no dejemos que la esperanza nos abandone.
Ali Akbar Salehi, de 61 años, es uno de los confidentes más cercanos del presidente Mahmoud Ahmadinejad. Estudió física en la Universidad Americana de Beirut y tiene un doctorado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts. Con anterioridad, Salehi fue representante permanente de Irán ante el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en Viena, y fue nombrado jefe del programa nuclear del país en 2009. Es ministro de Relaciones Exteriores de Teherán desde diciembre de 2010, pero todavía tiene que ser confirmado por el Parlamento iraní.
Fuente: http://www.revistadebate.com.ar//2011/01/14/3523.php