Sin ningún afán, no ya de agotar un tema inabarcable -y que por cierto, reclama con urgencia ser tratado de forma integral en profundidad-, ni siquiera realizar una visión general, me propongo con este trabajo traer a la memoria el fecundo ejemplo de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, considerado como referente moral e histórico para […]
Sin ningún afán, no ya de agotar un tema inabarcable -y que por cierto, reclama con urgencia ser tratado de forma integral en profundidad-, ni siquiera realizar una visión general, me propongo con este trabajo traer a la memoria el fecundo ejemplo de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, considerado como referente moral e histórico para la creación de la Alianza de Intelectuales Antimperialistas, vinculada a la Red de Redes En Defensa de la Humanidad.
En estos momentos, la barbarie imperial amenaza a todos los pueblos del mundo, muy especialmente a aquellos que como el iraquí -en el que la matanza se ceba en los intelectuales con especial virulencia y sistematicidad- o los de América Latina que están abriendo nuevos espacios de soberanía popular, son hoy la vanguardia antimperialista en el mundo. Las dimensiones de la barbarie, del terrorismo de estado a escala internacional, que se está ejecutando ahora y la que amenaza con venir, son semejantes a los que llevaron a la mejor intelectualidad del mundo a poner su obra y su vida al servicio de la lucha de los pueblos por la justicia y la libertad.
¿Se cantará también en los tiempos oscuros?
También se cantará sobre los tiempos oscuros. Bertolt Brecht
En el año 2002, en Madrid y, casualmente, en un día tan marcado por la historia como el 18 de julio, un grupo de hombres y mujeres, intelectuales y artistas de diferentes profesiones, acordó la constitución de la Alianza de Intelectuales Antimperialistas y aprobó su Manifiesto fundacional titulado «Contra la barbarie»1, que posteriormente sería respaldado por más de 400 firmas.
La primera frase explicita de forma demoledora las razones de la decisión:
La humanidad está siendo arrastrada hacia una catástrofe material y moral sin precedentes…. Se pretendía superar con palabras el muro de corifeos del sistema, la angustia de la impotencia de las voces críticas sistemáticamente silenciadas, y convocar a la resistencia y a la movilización precisamente a aquellos y aquellas que por tener …el privilegio que supone el acceso al conocimiento y a los instrumentos necesarios para elaborarlo, tienen una responsabilidad tan específica como grave: la crítica radical y continua de los argumentos esgrimidos por el poder, la denuncia sistemática de sus mentiras, sofismas y tergiversaciones.
Los contenidos y las formas de la barbarie imperial.
En esas fechas era ya innegable que la escalada que comienza con la devastación de Iraq en 1991 y el embargo genocida iniciado seis meses antes, las intervenciones militares de la OTAN contra la República Federal de Yugoslavia y Afganistán, los bombardeos unilaterales de EE.UU. y Gran Bretaña en Sudán, Filipinas, Colombia,.. etcétera, la intensificación del bloqueo contra Cuba y el intento de golpe de Estado en Venezuela, constituía solo un débil preámbulo de la masacre y la ocupación de Iraq, a su vez un mero eslabón de la guerra global infinita.
Se asistía al desplome definitivo del derecho internacional y de los principios fundacionales de las Naciones Unidas bajo la bota militar del imperialismo norteamericano, con la participación subalterna o la cobarde complicidad de la Unión Europea.
La Cumbre de la OTAN de 1999, realizada en plena guerra contra Yugoslavia y financiada por las grandes multinacionales energéticas y fabricantes de armamento2, estableció su capacidad para intervenir fuera del territorio de sus países miembros -por lo tanto sin ataque previo- y por razones que vale la pena recordar: «amenazas a nuestra seguridad nacional que pudieran dificultarnos la construcción de una economía fuerte, competitiva y en crecimiento», «movimientos migratorios masivos que pudieran amenazar las fronteras de países de la OTAN» o «proliferación de armas de destrucción masiva en países fuera de la OTAN». No era una hipótesis, era y es un programa de actuación inmediata; el más detallado y explícito manual de guerra imperialista, inclusive contra migraciones masivas3.
En 2002, ya con el pretexto antiterrorista bajo el brazo, la «Estrategia de Seguridad Nacional de EE.UU.»4 define la guerra preventiva, sin control internacional y sin límite temporal alguno. Su correspondencia en política interior está recogido en la USA Patriot Act; el grado más alto, conocido hasta ahora, de liquidación de libertades y de garantías constitucionales5.
La supeditación de la Unión Europea, ya clamorosa en los bombardeos de la OTAN sobre Yugoslavia, es ratificada en el documento «Una Europa segura en un mundo mejor». Elaborado por Javier Solana y aprobado en la Cumbre de la UE en Salónica e incluido en la Constitución Europea, este documento legitima el ataque, expolio y la ocupación militar de un país, por las mismas razones que lo hace la «Estrategia de Seguridad Nacional de EE.UU. «, al tiempo que reafirma el carácter esencial que para Europa tiene la OTAN.
En contenidos de política interior, la supuesta Europa de las libertados, no actuaba de manera diferente: la llamada «Euroorden»6, la Europol, las políticas de inmigración de la «Europa-fortaleza», etcétera, eran una versión de la misma «política antiterrorista». En el Estado español, la represión adoptaba las formas más agresivas: ilegalización de partidos políticos, encarcelamiento de sus dirigentes, cierre de periódicos, generalización de la tortura y de la brutalidad policial.
El llamamiento de la Alianza de Intelectuales Antimperialistas.
Ante la inminencia del ataque a Iraq, era necesario romper el silencio, autoinvestirse de la autoridad colectiva de quien deja de ser un individuo aislado para reivindicar la dignidad de los pueblos que resisten y acusar de cobardía cómplice, de crimen por omisión a quienes callan ante el atropello generalizado.
Se enfrentó lo que parecía más peligroso como medio de confusión de masas: el «antiterrorismo» con las siguientes palabras: Combatiremos, sí, el terrorismo, pero empezando por sus formas más abyectas e intolerables: el terrorismo de Estado y el terrorismo del capital. Las torturas y malos tratos en las comisarías y en las cárceles, la brutalidad policial en la represión de las manifestaciones, la pena de muerte, la explotación despiadada de los recursos naturales y humanos, los embargos genocidas, las incursiones militares contra poblaciones indefensas: esos son los más graves atentados terroristas contra la libertad, la dignidad y la vida. Hasta que no acabemos con ellos, no podremos hablar de democracia, ni siquiera de civilización.
Se partió de un compromiso previo que hizo posible el difícil acuerdo colectivo sobre el texto: aunque solo lo firmáramos cuatro, nada debía ser silenciado con el argumento de que pareciera demasiado radical u ofensivo para los poderes establecidos. La realidad que se pretendía denunciar era infinitamente más brutal que cualquier concepto o término que pudiera imaginarse.
El llamamiento urgente a quienes hemos hecho de la cultura y la comunicación nuestro oficio, se hace despojando al término intelectual de cualquier connotación elitista, de la manera en que Ernesto Cardenal recuerda a quien se ve en la tribuna, blanco de miles de miradas, rodeado de cámaras y micrófonos que está ahí porque representa a los que luchan, los que están en las cárceles, los que dieron la vida; que son sus palabras silenciadas las que él o ella tiene el privilegio de recrear.
Se hace identificando como legitimación última del término «intelectual» el J´accuse! de Zola, es decir, la idea de lucha, de refutación del discurso dominante, de defensa de la justicia frente a los abusos del poder.
Finalmente, si en tantos aspectos es posible establecer paralelismos entre los acontecimientos actuales y los que sacudieron en el mundo en la década de los 30 del siglo XX, el mejor referente histórico y moral del movimiento de conciencias y voluntades que se pretendía desencadenar no podía ser otro que la Alianza de Intelectuales Antifascistas. De ahí su nombre, solo modificado para identificar al imperialismo de hoy como verdugo de la humanidad, pero conservando la sigla AIA como seña de identidad y aliento permanente.
La memoria indispensable
En el llamamiento a unir voluntades y articular el compromiso que expresa el Manifiesto de 2002 …Porque no es suficiente que cada cual oponga su trabajo individual a la máquina de guerra y represión puesta en marcha por el imperialismo: solo mediante la unión y la coordinación, primero a nivel estatal y luego a nivel internacional, podremos detenerla, late una percepción semejante a la que convocó en París, el 21 de junio de 1935, a 230 delegados de 38 países, para celebrar el Primer Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura7 y que inauguró André Gide con palabras premonitorias, como nos recuerda Eliades Acosta8: Un miedo común nos reúne aquí… Que la cultura está amenazada es cosa que el empobrecimiento intelectual de ciertos países obliga a aceptar. En el marco del mismo se configuró la asociación internacional que posteriormente adoptaría el nombre de Alianza de Intelectuales Antifascistas (AIA). Su actividad se disparó tras la sublevación militar contra la república del 18 de julio de 1936 y el comienzo de la Guerra Civil, que situó a España en el epicentro del ataque fascista contra los pueblos, recabando ayuda material, viniendo a España a apoyar a los republican@s y, algun@s de ell@s, incorporándose a las Brigadas Internacionales.
Se iniciaba así la gestación de lo que sin duda ha sido el paradigma del compromiso solidario de los intelectuales con la lucha de un pueblo, identificada rápidamente como primera trinchera contra el fascismo. Pero no era solo eso. La torrencial movilización que paró en gran parte de España el golpe fascista se produjo porque lo que estaba realmente en juego era una revolución. Los pueblos del Estado español tenían la conciencia clara de que estaban ante la oportunidad de tomar en sus manos las riendas de su historia9. Cientos de intelectuales españoles y del resto del mundo así lo comprendieron. Supieron cuál era su papel y dónde estaba su lugar en el momento en que el pulso feroz entre socialismo y barbarie se estaba jugando a muerte en la carne del pueblo español. Con toda claridad lo expresa el escritor cubano y comisario del Quinto Regimiento, Pablo de la Torriente Brau, que moriría en Majadahonda de diciembre de 1936: «Me voy a la revolución española, hoy en España se está, en proporciones poderosas, aclarando el problema de la gran disyuntiva planteada al mundo desde 1917, y de cuya solución penderá la vida, particularmente de todos los países coloniales y semicoloniales…»
El mismo 20 de julio de 1936, cuando el pueblo de Madrid se lanza a pecho descubierto al asalto al Cuartel de la Montaña, fue con él un buen grupo de cubanos, como nos recuerda Fernando Martínez Heredia10: La mayoría eran exiliados a causa del triunfo de la tiranía machadista, como los que formaban el Comité de Revolucionarios Antimperialistas Cubanos. Entre los combatientes de aquel día estaban el joven poeta Moisés Raigorovsky, comunista ―caído en noviembre de 1936―, Pedro Vizcaíno, guiterista, y María Luisa Lafita, quien sería enfermera en el Quinto Regimiento, junto a Tina Modotti.
Muerto Valle Inclán en enero de 1936, su testigo es recogido con fuerza por la sección española de la AIA. Su primer llamamiento es publicado en el periódico El Sol11, el 19 de noviembre de 1936, tras el ¡No Pasarán! , relatando el horror de los bombardeos sobre mujeres y niños de los barrios más pobres, de las matanzas masivas en las zonas ocupadas por los fascistas y de las bombas caídas en museos, palacios y demás lugares públicos. Estas son algunas de sus palabras: Os hablamos del Palacio de Liria, que fue del Duque de Alba, ayer cuidadosamente custodiado por las Milicias del Partido Comunista, con sus cuadros valiosos en los sótanos, y esta noche pasada en llamas. Os hablamos del resentido despecho señorito que ha debido ordenar su incendio con el mismo gesto plebeyo y chabacano del tradicional «mía o de nadie». Os hablamos de la trayectoria significativa, en línea recta, de una serie de bombas que comienza unas casas más arriba del hotel Savoy y termina, dejando un hueco casual y de seguro lamento en el Museo del Prado, en la Iglesia de los Jerónimos. Os hablamos del boquete alemán que una bomba de doscientos kilos ha dejado unos metros antes del Museo del Prado, rompiendo sus cristales. Se enuncia aquí lo que será una constante en la obra y en la vida de l@s intelectuales antifascistas: ser testigos, dar testimonio, poner el arte al servicio de la titánica lucha del pueblo: Nuestras palabras no respiran otra atmósfera que la de nuestro pueblo y, como este, no hacemos otra cosa que dirigirnos a la conciencia, a lo más profundo de vuestra conciencia, hombres honrados del mundo, para que vuestra airada protesta palpite entre vuestro corazón con la misma fuerza que en el nuestro.
El II Congreso de la Alianza de Intelectuales Antifascistas tuvo lugar el 3 de julio de 1937 en Valencia, capital de la República y el día 4 en Madrid12, presenciando en directo el bombardeo de la ciudad. En una de las paradas realizadas en el camino desde Valencia a Madrid, una mujer de luto por su marido muerto en el frente se abrazó a una mujer de la comitiva y le pidió llorando: «defiéndannos, ustedes que saben escribir».
De entre la abrumadora cantidad de textos importantes de la época rescato algunos textos de dos destacadísimas mujeres: María Zambrano y María Teresa León.
María Zambrano escribió en 1937, cuando todo el proceso de la guerra, las matanzas fascistas y la revolución se encontraban en todo su apogeo, su texto político más acabado: «Los intelectuales en el drama de España». Analiza en sus páginas el proceso de cambio producido en los ambientes intelectuales desde la llegada de la II República14 en el que va apareciendo, una voluntad de entender, una inteligencia militante, que tiene las armas de la razón y que como Palas Atenea nació armada y combatiente. Un compromiso político y social, no solo de quien combate en el frente, sino de quien trata de encontrar la razón de la muerte y que ella explica así: Aventurarse en el laberinto terrible de los sucesos, devanando el ignorado camino, es difícil, pero es necesario. Si otros ofrecen su vida sobre la tierra helada de las trincheras, no hará nada de más el intelectual arriesgando su existencia de intelectual, aventurando su razonen este alumbramiento del mundo que se abre camino a través de la sangre.
Probablemente fue María Teresa León la mujer intelectual que con más inteligencia y pasión vivió su compromiso militante. Fundadora y principal sostén de la Alianza de Intelectuales Antifascistas junto a Rafael Alberti, Miguel Hernández, José Bergamín y tantos otr@s, trabajó durante los tres años de la guerra en salvaguardar el patrimonio cultural y artístico de la amenaza fascista y en hacer del teatro una arma más de guerra.
Sobre los trabajos de protección del Museo del Prado escribió: …pero nadie tal vez haya visto tan de cerca la belleza de un grupo de hombres atareados en salvar lo que no entendían, lo que antes les había sido negado en el reparto de bienes comunes. Allí comprendí mejor que nunca que la cultura es la conducta viva y en movimiento de los hombres de un país, siendo la nuestra tan vieja y tan actual, que les hacía tener conciencia del rango primerísimo que ocupaban en la escala de la civilización.
Pero fue en el teatro, en las Guerrillas del Teatro donde ella volcó lo mejor de sí misma: si a algo estoy encadenada es al grupo que se llamó Guerrillas del teatro del Ejército del Centro.
En un artículo suyo publicado en 1945 en la revista Latitud, de Buenos Aires15, analiza la intensísima experiencia del teatro en el frente de guerra. Nada más lejos de la propaganda política entendida como adoctrinamiento. Estas son sus palabras: El amor y la fe eran las características de aquellos días. Estábamos seguros de que el instinto de nuestro nuevo público sabría comprender nuestros propósitos, que ¡oh sueño del retorno teatral a sus orígenes inocentes!- estaban basados en restituir el teatro al pueblo!….nos pareció que aquellos hombres cansados, que nos proponían como espectadores, no tenían su espíritu propicio para ejercicios estéticos, puesto que parecían haber regresado a una edad incierta de la infancia, donde el miedo ocupaba otra vez un gran lugar. ¿Con qué lenguaje hablarles a los que volvían de burlar a la muerte? ¡Qué extraño espectador! Se agrupaban todos iguales, con una sola cara, uniformados de ojos y maneras. ¿Qué hacer para entregarles nuestra mercancía? Mercancía de papel de colores y trajes rutilantes, mercancía de bailes, música y palabras, consuelo de niños, gracia de las metamorfosis. Se sentaron dócilmente, y comenzó la representación y el milagro.
El reconocimiento era mutuo; las razones, las mismas; la apuesta total. Ella lo explica así: ¿Y cómo no iban a creer en nosotros, que les dedicábamos todas nuestras horas? El actor que tenían delante no era un hombre cómodo que esquivaba la guerra en un trabajo de retaguardia. El actor soldado fue una variante afortunada del actor profesional. Los actores y actrices estaban sometidos a una disciplina. Disciplina que obligaba al abandono de muchos vicios teatrales. El sueldo que recibían era el de un soldado. Los caminos, como en tiempos de Lope de Rueda, eran su descanso. No sabían, al salir, cuándo les tocaría volver, ni si volverían. Se acostumbraron a los ametrallamientos de las carreteras; a continuar las representaciones mientras volaban sobre ellos los junkers alemanes; a no sentir fatiga; a dejar prioridad a las ambulancias cuando comenzaba una batalla, aun a riesgo de tener que retroceder bajo el fuego enemigo. Representábamos en todos los lugares que nos ofreciesen: iglesia rota, campo libre, bosque o patio de cuartel. Espectadores con arma al brazo, sentados o rodilla en tierra, nos escuchaban absortos, prontos a entrar en acción, mientras otros batallones de su unidad combatían no lejos de allí […] El actor de las «Guerrillas del Teatro» fue una creación feliz. Creo que también lo fue su repertorio…
Termina María Teresa el artículo con esta reflexión que es todo un himno y una convocatoria a arrancar el arte de las polvorientas academias y devolverlo a sus legítimos dueños: …puede que algún día nadie recuerde su nombre [el de las Guerrillas], reducido a dos líneas en los manuales de historia, su heroísmo de aleluya, pequeño y audaz. Mujeres fuertes desarmaban a los hombres cobardes. Tenía todo algo de carnaval, de día de toros y de entierro. El hombre malo y el hombre bueno; el valiente y el temeroso. Madrid sacaba su capa de grana, la que le conoció Napoleón, y parecía decirle al tiroteo: embiste. La aleluya madrileña era manola y varonil, arrogante y cortés. Yo la he visto dirigirse a una fiesta imaginaria, a unos fuegos artificiales. Sacaba el pie y bailaba.
Tenía teatros, cafés, bares con agua de Lozoya, y un rumor de mercado por las calles donde casi nada había que vender, y desfiles reclamando cosas mal definidas que hacían llorar… En ese ambiente hicimos nuestro ensayo de teatro para las masas».
En tiempos en que los pueblos, como el iraquí, han elegido que vale más morir de pie que vivir de rodillas, cuando los pueblos latinoamericanos han decidido dejar de morir de desnutrición y enfermedades evitables para apropiarse de su recursos naturales, cuando la historia, o cuenta con los pobres del mundo, o deja de serlo, es hora del compromiso o de la implicación como propone Alfonso Sastre, de l@s intelectuales. Somos afortunad@s hereder@s de estremecedores ejemplos de dignidad y de lucha de nuestros pueblos y de quienes le cantaron. Ahora, como planteaba en tiempos oscuros Gabriel Celaya, vuelve a ser urgente ocupar nuestro lugar en la batalla de las ideas:
..Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
Con que te apunto al pecho.
Madrid, 2 de junio de 2006
NOTAS:
[1] http://www.nodo50.org/csca/agenda2002/iraq/manifiesto-aia.html
[2] Maestro. A. (2000) «El imperialismo del siglo XXI». Ponencia presentada ante el Tribunal Internacional convocado para condenar a la OTAN y a los principales dirigentes de sus países miembros por Crímenes contra la Humanidad en la República Federal de Yugoslavia. Nueva York (EE.UU.) junio de 2000.
[3] La ampliación en 600 km del muro en la frontera entre EE.UU. y México y el envío de 6.000 efectivos de la Guardia Nacional para impedir el paso de inmigrantes o el despliegue de buques de guerra españoles frente a Senegal, Mauritania y Marruecos para impedir su llegada a Canarias mientras se piden refuerzos a la Unión Europea, son los primeros pasos en un brutal camino que no ha hecho más que empezar.
[4] Documento publicado por la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estados Unidos en http://usinfo.state.gov/espanol
[5] Sobre este tema ver: Maira, A. (2002) «Un pueblo para un imperio».Rebelión, 19 de noviembre.
[6] Un análisis del contenido de esta orden que implica la aceptación del listado de organizaciones antiterroristas, la conculcación de derechos y garantías y una definición de terrorismo aplicable a cualquier movimiento social puede verse en: La Unión Europea: ¿Hacia el estado de excepción? Escrito por los eurodiputados Alima Boumediene-Thiery (Verdes, Francia), Alain Krivine (LCR, Francia), Giuseppe Di Lello Finuoli (PRC, Italia). La Euroorden fue votada por todos los grupos parlamentarios excepto los que ellos representan.
[7] En el marco de este Congreso celebrado entre los días 21 y 25 de junio de 1935 se constituye La Asociación Internacional de escritores en Defensa de la Cultura, presidida por un Comité Internacional compuesto por: H. Barbuse, R. Rolland, A. Gide, H. Mann, T. Mann, M. Goñi, Forster, A. Huxley, B. Shaw, S. Lewis, S. Lagerlöf, y R. Valle-Inclan.
[8] Acosta, E. (2004), «Alejo Carpentier y la defensa de la república española» http://www.nodo50.org/foroporlamemoria/ documentos/2004/eacosta_05062004.htm
[9] Un análisis de los retos presentes en la Guerra Civil española pueden encontrarse en Martínez Heredia, F.(1996) La guerra de España revisitada. Revista Bimestre Cubana nº 5, La Habana, jul – dic.
[10] http://www.cubaliteraria.com/delacuba/ficha.php?Id=2681
[11] Fundación Domingo Malagón (Ed.) (2005) Crónicas de la Guerra de España. Miguel Hernández. Flor del Viento. Ediciones
[12] La descripción completa de las sesiones pueden encontrarse en el libro de Luis-Mario Schneider Inteligencia y guerra civil española.
[13] www.ub.es/zambrano/ResIntelectuales.htm
[14] Este proceso ha sido también analizado por Alfonso Sastre en Sastre, A. (2003) ¿Desentendidos o implicados? Pone3ncia para los ASKE – encuentros sobre el compromiso del intelectual.
[15] Tomado del interesante trabajo de Torres Nebrera, G. (2003) Mª Teresa León y la Guerra Civil española (De teatro y otros textos) ADE-Teatro nº 97.
Intervención en el encuentro de la Red de Redes en Defensa de la Humanidad celebrado en Anzoátegui (Venezuela) en homenaje a la República española y Federico García Lorca.