La Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea, que se realizará este viernes en la capital austriaca, estará marcada por las contradicciones que dominan las relaciones entre ambas regiones. Mientras los gobiernos pregonan la cooperación, la sociedad civil no ahorra críticas. Dirigentes sociales consideran que las relaciones transatlánticas no reflejan ni las asimetrías económicas y […]
La Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea, que se realizará este viernes en la capital austriaca, estará marcada por las contradicciones que dominan las relaciones entre ambas regiones. Mientras los gobiernos pregonan la cooperación, la sociedad civil no ahorra críticas.
Dirigentes sociales consideran que las relaciones transatlánticas no reflejan ni las asimetrías económicas y de poder entre una y otra zona, así como tampoco la realidad social, las urgencias en materia de desarrollo, justicia social, protección ambiental y defensa de los derechos humanos en América Latina y el Caribe.
Una típica declaración oficial es la expresada por la comisaria de Relaciones Internacionales de la Unión Europea (UE), Benita Ferrero-Waldner, cuando presentó en abril la estrategia de asociación con América Latina y el Caribe. «Queremos reforzar nuestro entendimiento común y la asociación existente entre ambas regiones para crear diálogos y oportunidades nuevas,» dijo.
Este tenor de pronunciamientos es lo que cuestionan los análisis de organizaciones no gubernamentales europeas y latinoamericanas, que ven en la cooperación oficial un nuevo drenaje de recursos de América Latina hacia Europa.
«Nuestra experiencia de 15 años de neoliberalismo nos ha enseñado que el capital multinacional ha tomado control de nuestros recursos naturales, nuestros árboles, nuestra agua, nuestras semillas», señaló Pedro Stedile, del brasileño Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST).
Stedile, quien participa en el llamado Tribunal Permanente de los Pueblos convocado de modo paralelo a la cumbre, hace foco en particular en el «capital transnacional europeo», identificado en la particular en la productora de pasta para fabricar papel noruega-brasileña Celulosa Aracruz.
Tanto el MST como Vía Campesina, la red mundial de movimientos sociales vinculados a la tierra, afirman que Aracruz Celulosa es la empresa que posee el mayor «desierto verde» en Brasil, con más de 250.000 hectáreas plantadas de árboles en tierras propias, 50.000 sólo en la meridional provincia de Río Grande del Sur.
«Las fábricas de Aracruz producen 2,4 millones de toneladas de celulosa blanca por año, contaminando el aire y el agua, además de perjudicar la salud humana, sin crean empleo y sin contribuir a un desarrollo económico justo y solidario», afirmó Stedile a IPS en Viena.
Las audiencias del Tribunal Permanente de los Pueblos en Viena comenzaron este miércoles y finalizarán el viernes próximo, coincidiendo con la realización de la IV Cumbre América Latina y el Caribe-UE.
El propósito de esta convocatoria de la sociedad civil, según el comunicado entregado a la prensa, es «denunciar las violaciones de los derechos humanos y las injusticias económicas y ecológicas cometidas por las 30 más grandes corporaciones europeas en la región latinoamericana y del Caribe.»
Las críticas hacen blanco, por ejemplo, en las firmas transnacionales de energía como la británica BP (ex British Petroleum), y la hispano-argentina Repsol YPF. Según Christian Ferreyra, del Centro de Documentación e Información Bolivia, ambas empresas participan en la construcción de un oleoducto en la cuenca del Chaco, en el sur de ese país.
«Nosotros nos oponemos a la construcción de ese gaseoducto, porque lo consideramos un mecanismo de expropiación de los recursos naturales de Bolivia», indicó Ferreyra en la sesión de apertura del Tribunal Permanente de los Pueblos.
La importancia que las grandes corporaciones europeas juegan en la estrategia de la UE hacia América Latina está demostrada por la celebración de modo simultáneo a la cumbre en Viena del llamado foro empresarial, organizado por el Ministerio de Economía de Austria y la Cámara Federal Económica, el grupo de presión empresarial más importante de este país.
En el foro titulado «Uniendo dos mundos a través de la cultura y los negocios», en el que participarán unos 300 ejecutivos de empresas de las dos regiones, serán analizados temas variados en los debates denominados «Oportunidades para 500 empresas globales en América Latina y el Caribe, «Finanzas y Comercio», y «Fuerzas globales y sus implicaciones para América Latina».
Entre los invitados figuran los comisarios de la UE Ferrero-Waldner y Guenter Verheugen, de Empresas e Industria, así como el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Alberto Moreno, y directivos del Banco Europeo de Inversiones y de las grandes corporaciones de ese bloque.
Para Abel Esteban, analista del Observatorio de las Multinacionales Europeas, el foro empresarial es sobre todo un debate de grupos de presión, donde la representación europea es mayoritaria.
«Muchos de los representantes de empresas latinoamericanas lo son en efecto de subsidiarias de corporaciones europeas», recordó Esteban a IPS.
«Aparte de discutir oportunidades de negocios en América Latina, los representantes empresariales han demandado ya a los gobiernos de América Latina acelerar los diversos tratados de libre comercio entre las dos regiones», añadió.
Esteban se refirió al mensaje a la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la UE, en el que sus oficiales declaran que los comisarios Ferrero-Waldner y Verheugen «subrayarán los beneficios que se derivan de los acuerdos (de libre comercio) y los importantes lazos comerciales que unen Europa con América Latina».
«Nosotros esperamos que el forum empresarial contribuya a hacer avanzar las negociaciones de los tratados gracias a la activa participación de ese sector en estos procesos», añade el texto citado por Esteban.
Esta reunión de jefes de Estado y de gobierno de los 25 países miembro de la UE y de los 33 latinoamericanos y caribeños, que tendrá una ceremonia inaugural el jueves, reconoce como antecedentes las realizadas en 1999 en Río de Janeiro, en 2002 en Madrid y en 2004 en Guadalajara, México.
Durante la cumbre, los gobernantes continuarán las negociaciones sobre los tratados comerciales entre las dos regiones, así como la cooperación bilateral en el combate contra el tráfico de drogas, el crimen organizado y el terrorismo, así como en cuestiones de migración, de ciencia y tecnología, y de energía, entre otros asuntos.
También servirá para que los líderes latinoamericanos se reúnan por separado, con una diversidad de asuntos y conflictos bilaterales y regionales.
A pesar de la importancia protocolar de la Cumbre de Viena, la mayoría de observadores no esperan resultados concretos, sobre todo dadas las asimetrías entre ambas regiones, no sólo en términos de poder económico, y la falta de unidad entre los países latinoamericanos que amenazan sus propios bloques regionales.