Con motivo de su visita a Puerto Rico en el marco de la celebración, entre el 13 y el 18 de noviembre, del treinta aniversario de la organización sin fines de lucro «Guerra contra el hambre», de la diócesis de Caguas de la Iglesia Católica, tuvimos la oportunidad de entrevistar al reconocido teólogo y militante […]
Con motivo de su visita a Puerto Rico en el marco de la celebración, entre el 13 y el 18 de noviembre, del treinta aniversario de la organización sin fines de lucro «Guerra contra el hambre», de la diócesis de Caguas de la Iglesia Católica, tuvimos la oportunidad de entrevistar al reconocido teólogo y militante de la causa de la liberación de los pueblos de Nuestra América, el dominico brasileño a quien se conoce como Frei Betto. Nació Carlos Alberto Libanio Christo en 1944 en Belo Horizonte, estado de Minais Gerais, hijo de un juez y una escritora de libros de cocina regional. Aún lleva ese niño dentro de sí, escribió hace unos días: «Continúa siendo alegre, amoroso, inmerso en fantasías».
Pero ese niño, como bien advierte, fue perdiendo poco a poco la inocencia. El mundo y sus atrocidades fueron a su encuentro. Y es que también era hijo de una generación con sabor a utopía revolucionaria. En 1964, a los 20 años de edad, con sus ideales justicieros a flor de piel, fue detenido y torturado durante 15 días. Luego padeció prisión entre 1969 y 1973. Para ese entonces colaboraba con la organización guerrillera Acción Libertadora Nacional (ALN), que encabezaba Carlos Marighela. Junto a otros dominicos, integraba una organización de apoyo a los perseguidos y presos políticos.
Ha sido fraile dominico desde los 20 años. Es autor de más de 50 libros, entre éstos Fidel y la religión y, más recientemente, La mosca azul.
En 1985 y 2005 fue premiado con el Jabuti, el premio literario más importante de Brasil. En 1986 fue reconocido como Intelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores. Ha sido asesor de movimientos sociales, entre éstos las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de Trabajadores sin Tierra (MST).
No le ha picado la mosca del poder
Entre 2003 y 2004, Frei Betto fue asesor especial del Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva y coordinador del Programa Hambre Cero, un programa para la erradicación del hambre en el Brasil, lo que calificó en una ocasión como «una versión de la multiplicación de los panes de Jesús».
«Lula me invitó a trabajar con los más pobres de los pobres, los hambrientos», me aseguró, es decir, con 11 millones de familias y cerca de 45 millones de personas. Frei Betto consideró la encomienda dentro de lo que era hasta ese momento su práctica pastoral, «pero después de dos años hubo un cambio en el Programa: lo que era un programa emancipatorio, con el tiempo se fue transformando en un programa electoralista». En vez de crear las bases para que las familias no tuviesen que depender del gobierno más allá de un corto periodo de un año y medio, para después pasar a producir sus propios medios, «con el tiempo se descubrió que conviene mantener a las familias en la dependencia permanente del gobierno porque esto resulta en más votos en las elecciones». «Esa descaracterización de un programa emancipatorio hacia un programa asistencialista, me hizo dejar el gobierno», puntualizó.
Al constatar que los pasillos del llamado poder público no era su lugar, volvió a militar junto a los movimientos populares. Y es que a él nunca le ha picado eso que llaman en Brasil «la mosca azul», es decir, la atracción incontenible por el poder, cualquier poder. Dice Frei Betto en un artículo recientemente publicado sobre el tema, al cual le dedica su más reciente obra titulada precisamente «La mosca azul»: «Dé a la persona una tajada de poder y sabrá quien de hecho ella es. El poder, al contrario de lo que se dice, no cambia a las personas. Hace que se revelen. Es como el artista a quien faltaban pincel, tintas y tela, o el asesino que, finalmente, dispone de arma. El poder sube a la cabeza cuando ya se encontraba destilado, en reposo, en el corazón. Como el alcohol, embriaga y, a veces, hace delirar, excita la agresividad, derrumba escrúpulos. Una vez invertida de la función o cargo, título o prebenda, la persona se cree superior y no admite que subalternos contraríen su voluntad, sus opiniones, sus ideas y sus caprichos.»
Mejor con Lula que sin él
En el libro antes mencionado juzga como positivo el balance del gobierno de Lula: «Creo que Brasil y la América Latina son mejores con Lula que sin Lula. Lo que sucede es que Lula se transformó en socialdemócrata». Para Frei Betto, el problema es que Lula «tuvo miedo de enfrentar la elite brasilera, sobre todo hacer la reforma agraria». Brasil es el único país de América Latina que «jamás tuvo una reforma agraria». Incluso, abunda, «hemos sido los últimos en decretar la abolición de la esclavitud». Lula tuvo, pues, «miedo de movilizar al pueblo y distanciarse del modelo neoliberal» que heredó de los anteriores gobiernos. Aún así, le reconoce al gobierno de Lula la adopción de una serie de programas internos que están teniendo como efecto algunas mejoras en la situación de los más pobres.
Por otra parte, la política exterior de Lula ha sido positiva: «su rechazo al ALCA, su apoyo a (Evo) Morales, a (Hugo) Chávez, a Fidel. El ALCA iba a ser la prolongación regional del NAFTA y éste ha empeorado la situación de México. Está la comercialización más libre con los países árabes, con India, con China. Esto ha representado mejores condiciones. Brasil ha roto sus vínculos efectivos con el Fondo Monetario Internacional». ¿Y la alianza estratégica con Chávez? «Muy importante», afirma y abunda al respecto: «Hay una sinergia entre Lula y Chávez. (El pasado presidente brasileño Fernando Henrique) Cardozo intentó desarticular el MERCOSUR y Lula ha trabajado para rescatarlo… Chávez, con su revolución bolivariana, ha creado un sentimiento de que nosotros en la América del Sur necesitamos estar unidos. Eso promovió acercamientos entre muchos países de América del Sur con el MERCOSUR, incluso de Venezuela».
Frei Betto insiste en que si hay algo que a Chávez no se le puede criticar es que el mandatario es «democráticamente electo y gobierna democráticamente». Su mayoría actual en el Congreso venezolano fue obtenida «mediante el voto y no por medio de un golpe». ¿Aunque al Rey Juan Carlos de España no le guste?, le pregunté provocativamente. «Imagínate si llega a ser al inverso y es Chávez el que manda al Rey Juan Carlos a callar. Sería una bomba nuclear. Pero como es a la inversa, se pretende que Chávez lo tiene que soportar», responde el dominico brasileño.
Lula anda cojo
Frei Betto subraya que el gobierno de Lula no ha sido capaz de tocar «las estructuras del país», lo que significa que si viene mañana otro partido al poder, «las cosas pueden empeorar mucho».
Le pregunto a Frei Betto: ¿Tendrán entonces razón aquellos que, como el Subcomandante zapatista Marcos o el sociólogo irlandés John Holloway, dicen que la sociedad no puede ser transformada desde arriba, desde el Estado actual; que el Estado termina por corromper a los que pretenden cambiarlo desde el Estado mismo, obligándolos a tal cantidad de transacciones que finalmente le castra toda posibilidad de cambio verdadero? A lo que responde: «Eso es verdad desde que el gobernante acepta gobernar afirmándose en una sola pierna: el Congreso. Pero Lula tenía dos piernas, el Congreso y la movilización popular, y no tuvo el coraje de contar con la movilización popular…La movilización popular refuerza la democracia pero también ayuda al gobierno a ir más en la dirección de las aspiraciones de los más pobres.»
Pero, ¿acaso no fue la movilización popular la que finalmente salvó su candidatura y lo reeligió en las pasadas elecciones presidenciales, a pesar de la crisis que atravesaba el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) por denuncias de corrupción? Me contesta Frei Betto que: «la verdad es que el fenómeno del lulismo es mucho más fuerte que el fenómeno del petismo, Lula es mucho más fuerte que su partido… Muchos pensaban que esas denuncias de corrupción, en el caso de Lula, era una orquestación de la oposición. La gente pensaba que Lula no sabía nada y, por lo tanto, no había por qué culparlo por esto. Yo mismo estoy convencido que no sabía.»
La sucesión de Lula
Constitucionalmente, Lula no puede postularse de inmediato para un tercer término en el 2010, aunque hay fuerzas en el PT que están proponiendo que se cambie esa limitación constitucional para así facilitarlo. Sobre ello, nos dice Frei Betto que «Lula ha aceptado públicamente que él no acepta esto y yo creo que es sincero».
¿Qué alternativas tiene la izquierda, entonces, frente a esa situación? «La alternativa es muy débil -señala Frei Betto- porque Lula quisiese que los diez partidos o movimientos que integran su coalición gubernamental, apoyasen a su candidata personal que es la Ministro jefa de la Casa Civil, Dilma Roussef, pero por lo menos en la primera vuelta es imposible. Van a haber 3 ó 4 partidos de la coalición con candidatos propios en la primera vuelta y querrán ver cuál va a ser la posición de Lula. Por eso es una incógnita para mí, pues los líderes que tenía el PT se quemaron con las denuncias de corrupción. Esta Dilma Rousseff no es una persona que conocida en el país, no es una persona tenga un perfil popular».
Por cierto, la más reciente encuesta de opinión le otorga a Rousseff un 0.7 por ciento de apoyo, aunque Lula apuesta a ella para impulsar por primera vez a la presidencia de Brasil a una mujer. La prensa la trata de dama de hierro, entre otras razones porque participó en 1969 de la guerrilla Vanguardia Armada Revolucionaria Palmarés contra la dictadura militar de aquellos años. Fue capturada y torturada por el régimen y estuvo detenida durante tres años, desde 1970 hasta 1973.
El gobierno es como los frijoles
¿Cómo harán los movimientos sociales para presionar entonces al gobierno para que responda a sus reclamos? Inicialmente se cometió el error de sobrestimar la capacidad de Lula para producir cambios radicales, pero «ahora nos damos cuenta de que hay que presionar al gobierno».
«El gobierno es como los frijoles, solamente funcionan en la cazuela de presión. Cada vez más hay que organizar, movilizar a los movimientos populares», sentenció.
Frei Betto sigue reflexionando al respecto: «Brasil sea tal vez el país de América Latina con más movimientos populares. Ahora bien, vivimos un momento de baja en la movilización y ello por dos razones: por la gran expectativa que el gobierno de Lula creó, creyéndose que ahora que elegimos a nuestro compañero, no necesitábamos estar movilizados por que llegamos al poder y que con Lula se harían todas las cosas y eso no pasó; y, segundo, por la cooptación de líderes del movimiento popular, pues muchos se transformaron en funcionarios del Estado, y tú sabes que el poder coopta y mucha gente cuando piensa entre los salarios buenos que ganan, el poder que ocupa y los riesgos de la militancia, prefiere entonces más la seguridad que la libertad y los ideales».
Hacia la democracia participativa
Nuevamente, digo yo, tal vez con ello también se aprende la lección de que el poder no sólo está en las altas esferas del gobierno. A lo que riposta Frei Betto: «Creamos una cultura equivocada desde el punto de vista político porque miramos a los políticos como autoridades, y las autoridades no son ellos sino que nosotros. Ellos son nuestros empleados, nuestros servidores… Al elegirlos, nosotros tenemos el derecho a pedir cuentas y ellos tienen el deber de prestarlas. Entonces, hubo una inversión porque los miramos a ellos como si ellos estuviesen arriba de nosotros cuando realmente están por debajo de nosotros, como nuestros servidores. Hay que cambiar esta inversión y fortalecer la sociedad civil para que pueda dirigir el poder público. Siempre he dicho que existen tres niveles de democracia: delegativa, representativa y participativa. En América Latina sólo existe la primera, la delegativa. Delegamos el poder a gente que elegimos pero después no tenemos ningún canal de contacto. Hay que ir entonces a la democracia representativa. Los partidos no representan realmente a sus electores, sino que a sus corporaciones… Son representantes de los intereses del sistema capitalista. Y la democracia participativa solamente la vamos a tener si reforzamos cada vez más un empoderamiento popular, la organización y la movilización de la sociedad civil. Para mí ése es el desafío número uno: organizar, reforzar y movilizar la sociedad civil.»
Tal vez con la excepción del heredero de Franco allá en España, el Rey Juan Carlos, en el mundo se mira hacia la América Latina como un nuevo y esperanzador referente de que otro mundo sí es posible, de que la democracia y la política pueden ser reinventadas. Sobre esto piensa Frei Betto lo siguiente: «La América Latina vive en estos momentos una primavera democrática. Hubo un largo periodo de dictaduras, después vino la democracia virtual con su modelo neoliberal. Este modelo decepcionó a la gente. Entonces, ahora la gente votó por una alternativa al neoliberalismo y a las tradicionales oligarquías políticas. Esto no quiere decir que siempre aciertan en su voto, pero que en los últimos diez años el voto latinoamericano ya no refuerza a las oligarquías tradicionales o la hegemonía de la Casa Blanca, eso es un hecho. Pero como resultado tenemos tres perfiles, tres bloques de gobiernos latinoamericanos. Un bloque neoliberal activo, completamente en sintonía con la Casa Blanca (Colombia, Costa Rica, México, República Dominicana). Después tenemos un bloque popular-democrático, pero que se mueve dentro de la socialdemocracia, no tiene el coraje de romper completamente con el modelo neoliberal (Lula, Bachelet, Kirchner, Tabaré Vázquez y el propio Daniel Ortega). Y un tercer bloque que tiene avances populares contra el modelo neoliberal (Chávez, Evo Morales, Rafael Correa y tal vez el candidato presidencial paraguayo Fernando Lugo).»
Nuestro entrevistado opina que uno de los elementos más importantes de esta primavera democrática es que se ha potenciado por medios legales y pacíficos. También destaca la sutileza de la presencia de Estados Unidos en la actual coyuntura, a diferencia del intervencionismo militar de otras épocas.
Por un Puerto Rico libre
No podíamos concluir sin antes preguntarle a Frei Betto sobre Puerto Rico: «Puerto Rico siempre ha sido para mí un punto de referencia. Este país luego del 1898 cayó en manos del imperialismo estadounidense». Y añade: «Puerto Rico contradice en la práctica todo ese discurso de Casa Blanca de ser defensora de la democracia y los derechos humanos en el mundo».
Frei Betto se unió a la amplia lista de prominentes figuras de la América Latina que han manifestado su apoyo a la independencia de Puerto Rico por medio de su adhesión a la Proclama de Panamá aprobada por unanimidad en el Congreso Latinoamericano y Caribeño por la Independencia de Puerto Rico celebrado en Panamá en noviembre de 2006. Prefiere ver a un Puerto Rico libre, a pesar de que reconoce que «hay mucha gente en este país que está satisfecha de estar cobijada bajo las barbas del Tío Sam». Al respecto opina que el oprimido muchas veces lleva al opresor en su cabeza: «Por eso la dominación ha sido tan perdurable en la historia humana, porque muchas veces el oprimido acepta la servitud voluntaria… pero espero que un día Puerto Rico recupere su libertad».