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Tensiones en Siria y Corea del Norte apuntan principalmente a Rusia y China

«American First» ha muerto

Fuentes: Rebelión

Los ataques de Estados Unidos a Siria el pasado 6 de Abril evidencian un cambio brusco en la dirección que el presidente Donald Trump quería dar en cuanto a la política exterior de su país. La salida de Steve Bannon del Consejo de Seguridad Nacional (NSC) y los discursos belicistas tanto de la embajadora ante […]

Los ataques de Estados Unidos a Siria el pasado 6 de Abril evidencian un cambio brusco en la dirección que el presidente Donald Trump quería dar en cuanto a la política exterior de su país. La salida de Steve Bannon del Consejo de Seguridad Nacional (NSC) y los discursos belicistas tanto de la embajadora ante la ONU, Nikki Haley y el Secretario de Estado, Rex Tillerson, puede graficar el principio de reestructuración de la administración de Donald Trump y la caída del discurso «American First», por el cual Trump ganó la presidencia.

Lo anterior, da la siguiente lección: el cambio de presidente en Estados Unidos no significa que pueda haber un cambio sustancial en su política, menos cuando se trata de un imperio. Por lo que, poco a poco veremos, el desmantelamiento silencioso del discurso «American First» y, «subrepticiamente», se habrá de imponer nuevamente el discurso «World First», el cual pareciera ser la característica principal de los presidentes estadounidenses, terminada la Segunda Guerra Mundial hasta la fecha.

El lanzamiento de 59 misiles Tomahawk a una base aérea del ejercito sirio y el lanzamiento del MOAB GBU-43 en Afganistán, son síntomas de que el apetito intervencionista del imperio norteamericano sigue estando vivo, y que no habrán de morir por la llegada de un nuevo presidente con un discurso «aislacionista».

Así que, los amantes de la OTAN, el TLCAN, el TPP o el TTIP, deberían estar más tranquilos. Donald Trump les está mandando un mensaje: «No todo está perdido, seguimos estando acá; no nos hemos ido, ni nos iremos. Por lo que pueden estar tranquilos».

Tanteando el terreno

Muchos especularon de que Donald Trump había mandado un mensaje -tras los ataques en Siria- a algunos republicanos con influencia y a países aliados estratégicos del imperio que se vieron sorprendidos con la dirección que estaba tomando Trump con respecto a la política exterior. Pero, más que mandar un mensaje, lo que Estados Unidos había hecho era tantear el terreno para ver la reacción que podían tener los rusos. Y claro, al parecer, han captado la señal: «Podemos seguir atacando al régimen de Assad, los rusos no meterán sus narices». Es la señal que todo el mundo ha visto.

Todos sabíamos que Rusia había desplegado en Siria (2015) sus sistemas de defensa S-400, a partir del derribo del Sukhoi Su-24, por parte de Turquía (Noviembre, 2015). Luego instalarían, un año después, el S-300; pero el mundo ahora vio que dichos sistemas no hicieron nada. Por lo que, naturalmente, muchos se deben preguntar: ¿fallaron o son inútiles? ¿Son exclusivos para defender únicamente los intereses de Rusia en suelo sirio?

Sería una pena que esos sistemas de defensa estén exclusivamente para defender los activos rusos. Se supone que Rusia está para defender a Siria de las fuerzas que quieren ver caer al gobierno de Bashar al-Ásad. Por algo están luchando juntos, ¿no? La exclusividad sólo daría espacio para que Estados Unidos u otros (Israel) se sientan en libertad de atacar al ejército sirio y poder así debilitar más al gobierno de Bashar al-Ásad.

¿MOAB? No, MOAD: La Madre de toda Distracción

El pasado 13 de abril, con el lanzamiento del MOAB GBU-43 en Afganistán, el gobierno de los Estados Unidos, en conjunto con los Grandes Medios de Comunicación, llevaron a cabo una operación de distracción masiva para así poder silenciar la incursión aérea que la «coalición internacional» había llevado a cabo, un día antes, en el poblado de Hatlah, al este de la ciudad de Deir Ezzor, como bien informara, en su momento, el Comando General del Ejército y las Fuerzas Armadas de Siria. Obviamente la información no fue tomada en cuenta; fue ignorada para el beneficio de los intereses imperiales.

16 millones de dólares se calculaba el valor del MOAB, informaban. ¿16 millones de dólares para eliminar a unos cuantos «militantes de ISIS», sus cuevas y túneles ó 16 millones de dólares para distraer al mundo y así no enfocar un ataque a instalaciones donde presumiblemente se fabricaban sustancias tóxicas, debido al gran número de muertos que dejó tal incursión (cientos de muertos, según fuentes oficiales sirias)?

Lamentablemente los Grandes Medios de Comunicación no pusieron su foco de atención en los hechos ocurridos y se dedicaron únicamente a cubrir la «gran bomba no-atómica», o la «madre de todas las bombas», y que había sido, supuestamente, usada por «primera vez» en suelo afgano. Lo que habla de la utilidad de los Grandes Medios a los intereses imperiales occidentales.

Grandes Medios al servicio de intereses imperiales

Actualmente el control de la información es uno de los puntos claves dentro de una guerra. Si «la verdad es la primera víctima de una guerra», entonces el control de la información podríamos considerarla como la «víctima» natural de toda propaganda.

Ejemplos tenemos de sobra, pero en la actualidad podemos notar que la información suele servir a ciertos intereses más que querer informar. El ejemplo más emblemático lo tenemos hoy con la información relacionada con Venezuela.

Si prestamos atención, los Grandes Medios, en la actualidad, están obsesionados con Venezuela desde hace ya un buen tiempo. Tanta es la obsesión, que han instalado la opinión de que en Venezuela existe «hambre», «no hay comida», «no hay democracia», viven en una «dictadura», etc. Toda información, si notamos, que emiten, relacionada con Venezuela, es negativa; pero, más que negativa, somos testigos de que más que emitir ciertas informaciones, lo que hacen comúnmente es servir de voceros de la oposición o servir de voceros de los intereses imperiales con respecto al país. Los Medios locales, dependientes, por lo general sólo repiten lo que los Grandes Medios difunden.

Lo anterior, ha pasado con ciertas informaciones que, más que informar, sirven a ciertos intereses en desmedro de otros intereses ó chocan con los mismos intereses dominantes. Como ejemplos tenemos el asunto Crimea, el supuesto «ataque químico ordenado por Bashar al-Ásad», el lanzamiento del MOAB en Afganistán, etc.

Rusia y China son los objetivos principales

Donald Trump simplemente habrá de hacer lo que el complejo militar-industrial ordene. Y lo más probable es que ahora sepa lo que es estar al mando de un imperio, y que ese imperio necesite mantener su poder en el mundo.

Desconocemos cuáles serán ahora las relaciones que puedan llevar entre Donald Trump y los íconos del eurorealismo. ¿Habrán puntos de desencuentro?

Lo que no sabemos, además, es quién está dirigiendo la política exterior de los Estados Unidos. Da la impresión que la palabra de Nikki Haley ó Rex Tillerson tienen más influencia que la palabra de Donald Trump.

Lo que sí sabemos es que, como toda gran potencia imperialista, Estados Unidos necesita asegurar el control de los recursos energéticos, para así satisfacer su apetito imperial. Por ello, no es por casualidad que Estados Unidos esté hoy muy presente en zonas ricas en recursos energéticos, como Oriente Medio y el Magreb (Irak, Libia).

Y lo que hoy estamos observando es a una gran potencia imperial, como los Estados Unidos, hacer frente a dos grandes potencias, tales como Rusia y China, para así no perder su posición privilegiada como primera potencia económica y militar en el mundo.

Estados Unidos no desea perder su posición hegemónica en el mundo.

Por tanto, lo primero que tenemos que tener en claro es que Estados Unidos no está en el Oriente Medio y el Magreb para poder «defender la paz» y la «democracia» o para que sus pueblos puedan «vivir en paz» y en «democracia». No. Eso se llama propaganda.

Estados Unidos invadió Irak y Libia para hacerse del control de sus recursos energéticos, o sus puntos estratégicos, no para «liberar» al pueblo de «dictaduras». Y hoy nuevamente vende al mundo sus «deseos» de «liberar» al pueblo sirio de una «dictadura». Pero en el fondo, lo que buscan es apropiarse de sus recursos energéticos; pero, más que eso, despojar a Rusia de una zona estratégica de la cual, hasta ahora, han tenido acceso.

Siria es a Rusia lo que Corea del Norte es a China. O bien, China debería prestar más atención en Corea del Norte, así como Rusia presta mucha atención en Siria. La gran diferencia es que Estados Unidos, hasta ahora, no ha apostado a Corea del Norte como ya apostó en Siria con armas, entrenamiento y golpes. Pero… ¿cuándo Estados Unidos apostará a ganador en Corea del Norte? ¿Cuándo China reaccionará, así como Rusia tuvo que reaccionar en Siria? ¿La reacción de China será idéntica a la reacción de Rusia con respecto a Siria? China todavía tiene tiempo.

Conclusión

Rusia y China deberían estar conscientes de que el interés de Estados Unidos por Siria y Corea del Norte apuntan más a frenar el desarrollo de ellos mismos, que a buscar la «libertad» o la «democracia» para aquellos pueblos.

Fue (y sigue siendo) un grave error, por parte de Rusia, buscar entendimiento y colaboración con los Estados Unidos para el caso de Siria.

Lo primero que debió hacer Rusia al intervenir abiertamente en Siria (2015), fue decir a Estados Unidos y aliados: «Muchachos, ya estamos aquí. Nosotros nos encargamos de todo. Favor no intervenir en suelo Sirio». Punto.

Sin embargo, vemos hoy las consecuencias de actuar sin una coordinación sólida en suelo sirio. Y lo peor de todo, es que la «coalición internacional», liderada por Estados Unidos, no tiene la aprobación del gobierno legítimo sirio para intervenir en Siria. Por tanto, deben ser vistos como fuerzas de ocupación y enemigos del gobierno sirio toda fuerza que quiera intervenir dentro de Siria sin el consentimiento de las fuerzas legítimas.

Rusia podría hacer mucho más, pero la diplomacia, en ciertos momentos, llega a ser más un obstáculo que una herramienta útil.

Es el exceso de diplomacia la cual está dificultando el actuar ruso dentro de Siria. Si no hubiera tanta diplomacia, la «coalición internacional» tendría que pensarlo muy bien antes de incursionar ilegalmente en suelo sirio. Pero la diplomacia rusa les ha permitido cierta flexibilidad e impunidad.

Y ya pueden observar, la flexibilidad les está permitiendo a Estados Unidos y aliados, querer «liderar» la batalla por «acabar con ISIS». Siendo que la batalla principal abarca, más que acabar con un grupo, acabar con todas aquellas fuerzas que desean desestabilizar a Siria y su gobierno.

Por otro lado, China debería tender más puentes con Corea del Norte que tratar de quitarlos, para supuestamente enviar mensajes a Estados Unidos. China debería comprender que Corea del Norte es su vecino, y, como tal, podría servir más como aliado estratégico que como un elemento hostil dentro de su propio barrio.

Cada paso que se dé hacia atrás, con respecto a Corea del Norte, China debería visualizar que es un espacio más para que Estados Unidos entre y avance un paso más hacia sus propósitos.

Muy distinto sería, por ejemplo, si China -y por qué no Rusia, también-, lograsen convencer a Corea del Norte para frenar sus ambiciones de ampliar el radio de alcance de sus misiles balísticos dentro de su programa nuclear, a cambio de reconocer internacionalmente a Corea del Norte como una potencia nuclear y, al mismo tiempo, convencer a Estados Unidos de que Corea del Norte, como potencia nuclear, se debería respetar y no seguir con sus prácticas provocadoras y amenazadoras. De esta manera China y Rusia tendrían la oportunidad de comprender los verdaderos intereses de Estados Unidos en la zona. Y si el animal sigue chillando, entonces sería porque algo más le «aqueja» y habría que entrar nuevamente a averiguar. Lo peor, en todo caso, sería encontrarse con un tumor maligno, lo que nadie querría, ni Europa.

La única y más razonable solución para disminuir las tensiones con Corea del Norte, no es humillándolo, como bien acostumbra los Estados Unidos, es únicamente aceptando y reconociendo a Corea del Norte su condición de nueva potencia nuclear. Todo lo contrario podría llevar a China a tener su propio «Oriente Medio» justo al lado de casa, lo que sería un grave peligro para su seguridad nacional.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.