La anunciada decisión de Irán, de continuar desarrollando tecnología nuclear para fines, según afirma, estrictamente pacíficos, junto a la noticia no confirmada de que Corea del Norte posee varias bombas nucleares, ha dado lugar a duras advertencias de EEUU, la UE y la OTAN (que son lo mismo) a estos países. Arguyen que el desarrollo […]
La anunciada decisión de Irán, de continuar desarrollando tecnología nuclear para fines, según afirma, estrictamente pacíficos, junto a la noticia no confirmada de que Corea del Norte posee varias bombas nucleares, ha dado lugar a duras advertencias de EEUU, la UE y la OTAN (que son lo mismo) a estos países. Arguyen que el desarrollo de armas nucleares amenaza la paz y la seguridad internacionales y que, por tal motivo, pueden verse obligados a tomar medidas, incluso armadas. La tensión se centra en Irán, pues Corea del Norte, con apoyo de China, se mueve a otro nivel, desde su posición de potencia nuclear
La situación plantea cuestiones de fondo que los gobiernos occidentales pasan, deliberadamente, por alto, aplicando un obsceno doble rasero y tapando sus propias vergüenzas. Obvian, en primer término, la nueva realidad internacional impuesta tras la agresión y ocupación de Iraq por EEUU y una cohorte de Estados cómplices. Este crimen destrozó el orden jurídico mundial e hizo evidente un país mal armado puede ser atacado, invadido y ocupado, pisoteando a NNUU y contra una vasta mayoría de países y pueblos del mundo. Todavía peor, que dos años después, una generalidad de gobiernos ha endosado la guerra criminal y, como premio, presta apoyo político, militar y económico al agresor.
El atropello sufrido por Iraq ha dejado varias enseñanzas. La primera, que Iraq fue atacado porque no poseía medios para defenderse. Dicho más claro, la guerra de agresión se dio porque los agresores sabían, con certeza absoluta, que Iraq no poseía armas de destrucción masiva y que, tras diez años de embargo y castigo económico, su armamento era obsoleto y que su Ejército -fatigado y mal armado- ofrecería escasa resistencia. Lo comprobó el mundo, en directo y a color, como si de una serie de Hollywood se tratara.
La segunda enseñanza es la nueva vigencia de la máxima romana «si quieres la paz, prepárate para la guerra». En la mira de EEUU desde hace años, Irán y Corea del Norte han fortalecido enormemente su capacidad militar y aceleran cuanto pueden su desarrollo científico-técnico, con un doble objetivo. De una parte, dotarse de armas que puedan provocar terribles daños a un potencial agresor y, de esa forma, impedir la fácil conquista del país. De otra, que su poder militar desempeñe un papel disuasivo, obligando a recapacitar al adversario haciéndole ver el altísimo costo que tendría una agresión armada.
El otro punto que olvidan mencionar son las ingentes inversiones que EEUU y otras potencias nucleares vienen haciendo para construir nuevas armas atómicas más sofisticadas y devastadoras. En 2004, el Congreso de EEUU destinó 6.500 millones de dólares a programas nucleares, cantidad que duplicó la aprobada en 1995. De esa cifra, 15 millones están destinados a desarrollar un sistema de penetración del subsuelo denominado robust nuclear earth penetrator (RNEP), para detonar una carga nuclear no mayor de 5 kilotones en objetivos subterráneos de países enemigos. La RNEP es parte de un plan para construir las llamadas mini-nukes, mini-bombas nucleares, inferiores a 15 kilotones, dirigidas a destruir los 1.400 objetivos estratégicos que EEUU calcula existen en el mundo. Una bomba de un kilotón, explosionada a 15 metros de profundidad, arrasaría todo en un kilómetro a la redonda y mataría a casi todos sus habitantes, según la Physicians for Social Responsibility. Los sobrevivientes serían irradiados por miles de rems con resultados fatales. Este tipo de bombas está pensado para países como Irán y es absurdo pretender que Irán no reaccione.
Las nuevas armas, además de socavar el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), confirman la política agresiva de EEUU, aprobada en el documento sobre Estrategia Nacional, donde se establece una «Doctrina de Derecho Preferente» que autoriza el uso preventivo de armas nucleares contra presuntos enemigos. Conviene no olvidar que EEUU es el único país que ha empleado el arma nuclear y que, al menos en dos ocasiones, estudió la posibilidad de usarlas de nuevo, en Corea, en 1950 y contra Vietnam, en los años 70.
Sería aventurero e irresponsable soslayar las legítimas preocupaciones de seguridad que asisten a Irán y Corea del Norte, dos países amenazados y que hacen frontera con otros dos grandes Estados nucleares, Rusia y China, con los que tienen relaciones privilegiadas y estratégicas. Irán es la esperanza energética de China y, con Corea del Norte, una limes ante el militarismo rampante de EEUU, respecto del cual ni NNUU ni la UE pueden dar ninguna garantía fiable. EEUU tiene difícil atacar Corea del Norte, que suma a su poder nuclear la protección de China. Irán, en cambio, está menos seguro y no puede negársele su derecho inalienable a la defensa y conservación. Que EEUU respete a Irán depende, no de la UE ni de la ONU, sino de la propia capacidad de defensa iraní. Iraq fue agredido por no poseer armas. Cuanto más débil militarmente sea Irán, mayor será la tentación de atacarle. Irán y EEUU lo saben. Lo sabemos todos.
Augusto Zamora es profesor de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid [email protected]