La economía asiática y del Pacífico crecerá en 2021 y 2022, pero debe hacerlo con resiliencia y evitar que sea en forma de “K” (con grandes desigualdades), planteó un informe de situación divulgado este martes 30 por la Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico (Cespap).
En promedio, se espera que las economías en desarrollo de la región (exceptuadas las desarrolladas Australia, Japón y Nueva Zelanda) crezcan 5,9 por ciento en 2021 y cinco por ciento en 2022, después de una contracción de uno por ciento para 2020, según estimó ese organismo de las Naciones Unidas.
Sin embargo, es probable que se produzca una “recuperación en forma de K”, con los países más pobres y los grupos más vulnerables marginados en el período de transición y recuperación pospandémica, de acuerdo con el reporte.
Las crisis del año 2020 podrían haber devuelto a la pobreza extrema, quienes sobreviven con menos de 1,90 dólares al día, a otros 89 millones de personas en toda la región, borrando años de progreso en reducción de ese flagelo.
En la región se perdieron el año pasado horas de trabajo equivalentes a 140 millones de empleos a tiempo completo, y Cespap considera probable que las interrupciones de la actividad económica y la educación hayan causado un revés significativo en la acumulación de capital humano y la productividad.
“Tal conmoción pone de relieve la urgencia de repensar la formulación de políticas económicas, que hasta ahora se ha centrado principalmente en el crecimiento económico, descuidando inversiones fundamentales en las personas y en el fomento de la resiliencia”, sostuvo el estudio.
Para una recuperación más sólida e inclusiva, el estudio recomienda, en primer lugar, un programa de vacunación contra la covid-19 más sincronizado en todos los países, pues lo aprecia como muy desigual y la mayoría de las naciones en desarrollo esperan lograr una protección efectiva solo en 2022.
El estudio destaca las oportunidades para aprovechar la cooperación regional, y considera que se necesitan grandes inversiones pero apuntadas a la resiliencia.
También recomienda mantener el apoyo fiscal y monetario a los segmentos de población más vulnerables “ya que un endurecimiento prematuro podría aumentar las cicatrices a largo plazo”, en paralelo con “políticas audaces” como poner fin a los subsidios a los combustibles fósiles e introducir un impuesto al carbono.
La pandemia desencadenó una respuesta fiscal sin precedentes, con 4,3 billones (millones de millones) de dólares, casi 13 por ciento del producto bruto de 2019 en Asia y el Pacífico, o 1,8 millones de dólares, 6,6 por ciento del PIB, si se excluye a Australia, Japón y Nueva Zelanda.
Cespap estima que las vulnerabilidades preexistentes dificultan las recuperaciones, pues a raíz de la pandemia los países que tenían bajos gastos en salud y protección social, y un empleo vulnerable, se enfrentaron a mayores reveses en el crecimiento económico, la pobreza, la desigualdad y en el capital humano.
Además, los desastres naturales tuvieron un impacto más devastador en países con infraestructura de baja calidad y economías menos diversificadas. Sin buenas carreteras y telecomunicaciones, el socorro en casos de desastre podría retrasarse y las perturbaciones económicas prolongarse.
Entre sus conclusiones, el informe destaca la necesidad de reforzar “la asistencia internacional a los países menos adelantados que sufren una importante brecha de resiliencia”, y los países desarrollados deben cumplir sus compromisos en materia de ayuda oficial al desarrollo.
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2021/03/asia-crecera-hacerlo-resiliencia/