La mutación de las ciudades, la privatización del espacio público y la pérdida de lazos sociales han llevado a varios colectivos a estudiar estos fenómenos y señalar las resistencias. Tres de estos proyectos describen su trayectoria. Hace ya más de un año que diferentes colectivos y personas vinculadas a la investigación urbana decidieron conformar una […]
La mutación de las ciudades, la privatización del espacio público y la pérdida de lazos sociales han llevado a varios colectivos a estudiar estos fenómenos y señalar las resistencias. Tres de estos proyectos describen su trayectoria.
Hace ya más de un año que diferentes colectivos y personas vinculadas a la investigación urbana decidieron conformar una red que prestase atención a las nuevas realidades que habitan la metrópolis madrileña. Nacía así el Observatorio Metropolitano de Madrid.
Repensar la ciudad
La acelerada transformación de las ciudades en las que sobrevivimos, van dejando cada vez más atrás su condición de ciudad (en el sentido de ciudad tradicional-fábrica, planificación racional, reivindicación de equipamientos) y adquiriendo la condición de metrópoli (dinamismo, comunicación, anonimato, flujos financieros). Esto nos lleva a intentar pensar la ciudad y sus conflictos desde un nuevo umbral de complejidad y a organizarnos e intervenir sobre ello.
Desde el Observatorio se pretenden conjugar nuevas variables de interpretación que no se suelen contemplar desde las prácticas urbanas más tradicionales. Para conseguir este propósito nos pensamos en torno a diferentes problemáticas emergentes en la ciudad: territorialización de la economía globalizada, las fronteras interiores, la precariedad, las nuevas formas de supervivencia cultural y comunitaria, el territorio como producto financiero, los nuevos procesos de subjetivación y las estrategias de gobernabilidad.
De este modo, entendiendo que en la ciudad conviven antiguas y nuevas formas de segregación y polarización social, el objetivo del Observatorio Metropolitano es pensar la ciudad en torno a las nuevas emergencias. Acompañando la proliferación de realidades articuladas alrededor de estas problemáticas, y tratando de detectar las herramientas y formas de resistencia que se plantean ante estos nuevos conflictos.
En la actualidad el Observatorio, después de un año y medio de seminarios y discusiones colectivas, ha empezado a trabajar en la elaboración de materiales de reflexión que animen nuevos debates. En estos artículos se avanzarán algunas hipótesis de trabajo y se elaborará una cartografía telemática donde queden representados estos procesos que atraviesan la ciudad de Madrid.
Laboratorio de especulación Entre las conclusiones alcanzadas podríamos destacar dos grandes líneas de trabajo. Por un lado, la inmersión de Madrid en los flujos de la economía global ha hecho que determinados sectores económicos (transnacionales energéticas y grandes inmobiliarias, por citar sus más destacados representantes) fijen su potencia financiera en el suelo de Madrid. En el caso concreto del mundo de la construcción, esto ha significado que Madrid y todo el Estado se hayan convertido en uno de los laboratorios de producción especulativa de suelo más importantes del mundo.
Por otro lado, el Madrid faraónico se ha producido también en medio de multitud de procesos sociales que pasarían por referentes tan diversos como la inmigración, la construcción de culturas urbanas y la reordenación del espacio en términos caóticos. El mestizaje gallardoniano ha entendido estas formas de construcción de la ciudad de un modo ambivalente. Si bien, de un lado ha tratado de disfrazar Madrid con un folklorismo multicultural de tonos demócratas, por otro lado, ha entendido la gobernabilidad de la ciudad desde un punto de vista del control social y tolerancia cero a través de herramientas legales de excepción que obstaculicen el desarrollo autónomo y libre de las realidades urbanas.
En definitiva, desde el Observatorio se intenta abrir un espacio que permanezca atento a estas rápidas transformaciones urbanas para generar mapas de realidad que sean útiles a los movimientos sociales en su labor de transformación y articulación de conflictos.
OTRAS EXPERIENCIAS SIMILARES EN EL ESTADO ESPAÑOL
Barcelona: Krax
EQUIPO KRAX KRAX es un proyecto de City Mine(d), un colectivo residente en Barcelona que desde hace cinco años investiga sobre temas urbanos y realiza intervenciones en el espacio público de la ciudad. Desde hace seis meses, City Mine(d) está desarrollando el proyecto KRAX. Viene del concepto de ‘cracks in the city’ (‘grietas en la ciudad’), referido a los conflictos generados por transformaciones urbanas planificadas según un modelo que persigue intereses económicos y no las necesidades y derechos de los ciudadanos. El modelo que se sigue a la hora de gestionar la ciudad se basa en la llamada ‘participación ciudadana’, una participación ‘dirigida’ de arriba hacia abajo, que sólo persigue la legitimación de lo ya acordado entre la clase política y los grandes actores económicos. Actualmente KRAX se encuentra en un proceso de investigación y mapeo sobre qué está pasando en Barcelona. Aunque en Barcelona existen varios conflictos urbanos, con KRAX nos hemos centrado en tres: Raval, Barceloneta y Plaça Lesseps. Los dos primeros barrios están interrelacionados: las transformaciones que están sufriendo obedecen a un mismo modelo de ciudad: la ciudad de las industrias culturales, la ciudad como marca, objeto o bien de consumo. En ambos casos (Raval, Barceloneta), la participación ciudadana es casi nula o inexistente. En Plaça Lesseps, en cambio, la participación por los vecinos en el diseño de la zona ha evitado estas situaciones.
Málaga: Rizoma.org
EDUARDO SERRANO (RIZOMA.ORG) Puede llamar la atención que se nos defina como ‘observatorio urbano’, pero bien pensado puede que sea bastante cierto; sólo que nuestro ámbito geográfico empieza a llegar bastante más allá de Málaga o de ZoMCS® (Zona Metropolitana de la Costa del Sol). Eso es ahora, porque antes fuimos editores de una revista aperiódica de arquitectura, una plataforma para el intercambio de pensamientos y afectos, practicantes de derivas más o menos situacionistas y más cosas de las que ya no me acuerdo. Sin embargo, las preguntas siguen siendo las mismas desde hace trece años: ¿es posible una política del autogobierno? ¿es posible la ciudad? Nuestra contribución, vista desde fuera, es de orden técnico, desde ese ámbito empírico o físico con que se nos aparece lo social hecho piedra; por eso denunciamos con rabia la inagotable mediocridad de los que deciden cómo debemos vivir. Pero lo que de verdad nos interesa es el territorio como un compuesto vivo de geosfera, biosfera y noosfera, donde practicamos con el ejemplo regalando ideas fantásticas sobre cómo podría ser nuestro espacio urbano en libros, revistas, periódicos, sitios de internet. A veces somos apenas dos o tres, pero en otras ocasiones 200 o más, en fértiles simbiosis con estudiantes de Arquitectura, Bellas Artes, Geografía… siempre al encuentro de lo que todavía no tiene nombre.