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¿Azar o advertencia contra la sostenible independencia de Noruega?

Fuentes: Rebelión

El doble atentado ocurrido el pasado viernes 22 de Julio en el centro de Oslo y en la isla de Utoya ha sido adjudicado a un solo individuo, Anders Behring Breivik, un joven de ideología ultraderechista; de este modo el misterio y los cabos sueltos quedan zanjados con un carpetazo. Desde Kennedy a Juan Pablo […]

El doble atentado ocurrido el pasado viernes 22 de Julio en el centro de Oslo y en la isla de Utoya ha sido adjudicado a un solo individuo, Anders Behring Breivik, un joven de ideología ultraderechista; de este modo el misterio y los cabos sueltos quedan zanjados con un carpetazo. Desde Kennedy a Juan Pablo II, la explicación se repite: todo es obra de un loco.

Al margen del terrorismo de izquierdas, este parece ser el denominador común de muchos atentados en los que las tramas, los móviles y los detalles resultan muy oscuros y en gran parte quedan como irresolubles -al margen de las explicaciones arbitrarias de programas telenoticieros.

Entre la realidad y la ficción

La realidad actual no dista mucho del mundo de Matrix; en la famosa película, Neo lleva toda su vida intuyendo que hay algo más, que hay algo que falla. Pero las respuestas que Neo busca tienen un precio, para obtenerlas debe renunciar a su vida anterior y a todo lo que había conocido antes. El símbolo de dicho proceso es aceptar tomar una pastilla roja, en cambio, otra pastilla, la azul, podría devolverlo a su mundo actual sin que, aparentemente, nada de lo que le está sucediendo hubiera pasado.

Dejando la ficción aparte – o no – si queremos comprender un hecho puntual, habremos necesariamente de ponerlo en relación en el contexto mundial geopolítico de nuestra época y, está claro que esto es algo que no podemos esperar de nuestros hegemónicos medios de comunicación.

Desde el fin de la guerra fría, se observa como las guerras prototipo de dos naciones en conflicto han ido dejando paso a golpes de estado y complejas maniobras de consecuencias globales en las que intervienen muchos factores. El terrorismo ha sido reinventado en la última década bajo el paradigma de 11S. La organización Al-Qaeda nació con todo ello ya con la fijación del World Trade Centre en 1993, fecha también coincidente con la primera invasión del Golfo Pérsico por parte de EEUU.

Al-Qaeda ha sido definida por el británico Robin Cook como una organización inexistente creada para dar amparo a intervenciones coercitivas sin necesidad de pactos de legalidad internacional, directamente al objetivo. Tales afirmaciones no han sido replicadas por nadie, puesto que una organización capaz de intervenir en los lugares más remotos resulta, como de costumbre, más cercana a la ficción de Hollywood que a la realidad. Sin embargo, los atentados ocurrieron causando unas 20.000 víctimas entre muertos y heridos. En menos de dos décadas de existencia Al-Qaeda ha actuado en Yemen en 1992, EEUU en 1993, Kenia y Tanzania en 1998, nuevamente en Yemen en el 2000, nuevamente en EEUU en 2001, indonesia en 2002, Filipinas, España y Arabia Saudita en 2004, Reino Unido, Egipto y Jordania en 2005, en Argelia en 2007, Afganistán en 2008, Pakistán y Afganistán en 2009, sin contar el largo periplo de atentados atribuidos a la organización en Iraq desde la destrucción de su estado soberano. Semejante currículum de la organización revela una capacidad de intervención mundial inverosímil. En este sentido las declaraciones del ex ministro de exteriores británico cuatro semanas antes de su muerte resultan muy elocuentes.

«La verdad es que no hay ejército islámico o grupo terrorista Al-Qaeda y, cualquier oficial de inteligencia informado lo sabe. Pero hay una campaña de propaganda para hacer creer al público la presencia de una entidad identificada que representa al diablo, tan sólo para llevar al televidente a aceptar un liderazgo internacional unificado para una guerra contra el terrorismo. El país que está detrás de esta propaganda son los EE.UU», declaró Robin Cook.

Cook también escribió: Al-Qaeda, literalmente «la base de datos», fue originalmente el archivo informático de los miles de muyahidines que fueron reclutados y entrenados con la ayuda de la CIA para derrotar a los rusos. Cook tan sólo viene a confirmar lo que otros han dicho. El ex asesor de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski dijo al Senado que la guerra contra el terrorismo es «un relato mítico histórico».

Noruega y Libia, naciones más cercanas de lo aparente

En común tienen su autosuficiencia, ambas basan una economía floreciente en los recursos energéticos de petróleo y gas. En el año 2000 Noruega alcanzó el segundo lugar del mundo en exportaciones petrolíferas. Las dos naciones comparten una política de inversión en desarrollo social así como en la calidad de vida de sus ciudadanos.

Según informe de las naciones Unidas de 2010, Noruega ocupa el puesto más alto mundial en el IDH, Índice de Desarrollo Humano que otorga la ONU, mientras que Libia ocupaba antes de la invasión aliada el primer lugar de África.

Pero lo más coincidente es que ambas naciones son un mal ejemplo para las alianzas geopolíticas imperiales, tratando de mantenerse independientes. Esto les llevó, tanto a Noruega como a Libia, a querer salirse del patrón dólar para el pago por su petróleo.

En noviembre de 2010 Muamar Gadafi no se anduvo con rodeos en la apertura, de la cumbre Unión Africana-Unión Europea. Como anfitrión, el líder libio urgió en su discurso a los europeos a cooperar con el continente africano, advirtiéndoles que de lo contrario, se acercarán a Latinoamérica, China o Rusia. Por su parte Noruega, en septiembre del mismo año, firmó un acuerdo marítimo con Rusia que zanjaba 40 años de disputas fronterizas. El trato abrió 175.000 kilómetros cuadrados a la exploración de petróleo y gas, un área que equivale a casi la mitad del tamaño de Alemania, principalmente en el Mar de Barents.

En cuanto a su política exterior; Noruega ocupa un papel preponderante en la UE sin ser miembro, lo cual le mantiene al margen de los vaivenes del euro. Por si fuera poco, el país ha manifestado su intención de retirar su apoyo a la guerra de Libia a principios de agosto; también ha manifestado su intención de ser el primer país en reconocer al estado palestino.

¿Qué nos depara el futuro?

El doble atentado resulta impactante tanto pos su magnitud como por su crueldad y ensañamiento. En principio se apuntó a la garra de Al-Qaeda, o lo que viene a ser lo mismo, un atentado de falsa bandera.

Las primeras declaraciones del primer ministro Jens Stoltenberg resultan más elocuentes que las elaboradas explicaciones posteriores: «Ustedes no van a destruir nuestra democracia». «Somos una nación pequeña y una nación orgullosa. Ninguna bomba nos va a dejar en silencio. Nadie nos va a disparar en el silencio. Nadie va a asustar a Noruega».

Ahora ya tenemos a un responsable declarado, sin embargo, ha confesado no actuar solo y llevar años organizando la masacre. Su afiliación fundamentalista cristiana no dista mucho de los parámetros ideológicos de la cúpula imperial americana, con lo cual tampoco resultaría descabellado que el joven Anders Behring actuara bajo una misión pautada y estuviera dispuesto a sacrificarse cual mártir, como es común en todos los bandos fundamentalistas.

Después de la «primavera árabe», el terrorismo Islamista está pasado de moda, finiquitado a partir de la captura y muerte «oficial» de Bin Laden. No solamente porque todo lo que lleva signo de terrorismo islamista apesta a burda farsa, sino porque ahora los planes para el mundo musulmán son otros. Tras los recientes atracos a Túnez, Egipto, Libia y un largo etcétera de capítulos venideros, la segunda parte es integrar al mundo islámico en el sistema capitalista-consumista, un mercado potencial de más de 1.500 millones de personas.

Todavía es pronto para definir una hipótesis clara sobre la dirección futura, pero es observable que nos encontramos en un punto de inflexión en los planes de dominio mundial de carácter imperialista. Europa es hoy un enigma complicado. Si los planes son convertir al continente en un escenario caótico de conflictos y golpes de estado, difícilmente la frágil unidad actual podrá evitarlo.

«La actual política europea apunta a desmantelar las conquistas y logros de medio siglo. Ya ocurrió en América Latina, ya ocurrió en Rusia. Ahora lo están imponiendo en Grecia, pero después de Grecia vienen los demás, primero Irlanda y Portugal, luego España, Italia. Detrás aparece Francia. Hasta en la supuestamente exitosa Alemania es patente la degradación laboral y social». Cita del artículo «El saqueo de Grecia, preludio de grandes acontecimientos» de Rafael Poch.

Sin embargo no es menos cierto que albergamos esperanzas, de una parte porque un plan destructivo para Europa aparentemente no beneficia a nadie y de la otra, porque siempre el ser humano en su relevo generacional halló formas y soluciones más complejas y duraderas que la absurda destrucción. Hoy nos quedamos con lo mejor que expresa ese pueblo noruego, que sin eludir la tristeza, muestra su serenidad y orgullo en su carácter sutil, más fuerte de lo aparente.

Blog del autor: HumanismeEmergent.org

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.