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20 talibanes muertos, 80 campesinos muertos

Bombardear sin escrúpulos

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

A principios de esta semana bombarderos A-10 estadounidenses bombardearon un pueblo afgano en plena noche durante varias horas y mataron a cerca de cien personas, al menos 16 de los cuales se ha reconocido que eran mujeres, hombres y niños inocentes.

El Pentágono se ha justificado afirmando que 20 de los muertos eran combatientes talibanes, aunque dicha afirmación se ha cuestionado ya que el Pentágono ha afirmado que otros 60 «podrían serlo». Por supuesto, igualmente podrían no serlo.

Ahora, en una versión del sobradamente conocido brutal poli que afirma que la víctima de su abuso «sigue golpeándose su cabeza contra mi bastón», el portavoz del Pentágono, el coronel Tom Collins, afirma que «la causa última por la que los civiles resultaron heridos y muertos es que los talibanes, de manera voluntaria y a sabiendas, eligieron ocupar las casas de estas personas».

Fíjense en que ni siquiera afirma que las víctimas invitaran a los talibanes a sus casas o les permitieran entrar. De hecho, según los informes, parece ser que los talibanes entraron por la fuerza en sus casas para tratar de escapar de los ataques estadounidenses. ¿Qué se esperaba que hicieran estas personas? ¿Que les dijeran a estos hombres desesperados que por favor se fueran? ¿No es esto el tipo de cosa que decía los británicos para justificar las matanzas de los colonos estadounidenses?

Lo que Collins y el Pentágono convenientemente olvidaron es que la Convención de Ginebra exige a las fuerzas militares que respeten la doctrina de la proporcionalidad. Si un enemigo se esconde entre no-combatientes -especialmente si entre estos hay mujeres y niños-, la fuerza atacante debe renunciar a atacar a menos que haya una razón militar imperiosa. Por poner un ejemplo extremo, sería un crimen de guerra bombardear una escuela llena de niños solamente para matar a un único soldado enemigo escondido en el edificio.

Puesto que Estados Unidos bombardeó conscientemente las casas de un pueblo y mató al menos a 16 civiles afganos e hirió a otros 15, y puesto que el ejército afirma que se ha confirmado que sólo 20 eran combatientes, es comprensible que el Pentágono esté tratando de afirmar que los otros 60 muertos eran talibanes. Una proporción de 16 civiles por 20 combatientes es poco proporcional. Es más bien una masacre de civiles.

Y la gente se sigue haciendo la estúpida pregunta de por qué nos odian.

Dave Lindorff es el autor de Killing Time: an Investigation into the Death Row Case of Mumia Abu-Jamal. Su nuevo libro en CounterPunch se titula «This Can’t be Happening!» y está publicado por Common Courage Press. El nuevo libro de Lindorff, «The Case for Impeachment«, de la que es co-autora Barbara Olshansky, se publicó en 1 de mayo .

Se le puede contactar en: [email protected]