Canadá y Dinamarca comenzaron investigaciones para establecer las fronteras de la plataforma continental en América del Norte, y encontrar pruebas para justificar pretensiones territoriales sobre el Ártico, donde yacen importantes reservas de hidrocarburos, informó hoy la prensa. A bordo de helicópteros y aviones laboratorio DC-3 equipados con radares, sonares, y otros equipos, los científicos de ambos […]
Canadá y Dinamarca comenzaron investigaciones para establecer las fronteras de la plataforma continental en América del Norte, y encontrar pruebas para justificar pretensiones territoriales sobre el Ártico, donde yacen importantes reservas de hidrocarburos, informó hoy la prensa.
A bordo de helicópteros y aviones laboratorio DC-3 equipados con radares, sonares, y otros equipos, los científicos de ambos países realizarán mediciones «de gravimetría» (cambios del campo de gravedad) en la plataforma continental.
Según, los científicos, las mediciones de gravimetría permitirán obtener información sobre la densidad y otras propiedades geológicas del subsuelo.
De acuerdo a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, los países tienen derecho a los recursos submarinos en una zona de exclusión económica de 200 millas náuticas (370 kilómetros) desde sus costas.
Si Canadá o Dinamarca logran demostrar que su plataforma continental se extiende más allá de esa distancia, pueden reclamar derechos sobre los recursos del suelo marino en hasta 350 millas náuticas (unos 650 kilómetros) en la zona del Ártico.
En 2007 Rusia organizó expediciones submarinas en el Polo Norte para comprobar que la llamada cordillera submarina Lomonósov, una cadena de montañas que se eleva 3.700 metros sobre el fondo oceánico y va más allá del Polo Norte, es continuación de la plataforma continental de Siberia y del continente euro-asiático.
Con ese argumento, Rusia reivindica desde 2001 los derechos a un área submarina de 1,2 millones de kilómetros cuadrados rica en petróleo, gas y otros minerales, incluidos diamantes, así como a nuevas rutas marítimas a través del Polo Norte que podría abrir entre los hielos el calentamiento global del clima en el planeta.