La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el equivalente al Defensor del Pueblo en México, denunció que 4.745 inmigrantes han perdido la vida al intentar cruzar la frontera con Estados Unidos en los últimos trece años.
En un encuentro con Organizaciones No Gubernamentales de México y EEUU celebrado en Tijuana, ciudad del noroeste mexicano y vecina de la estadounidense San Diego, el Defensor del Pueblo mexicano, José Luis Soberanes, exigió responsabilidades a las autoridades de ambos países por las muertes.
«Una forma mínima de justicia para los emigrantes caídos en la frontera, enfatizó, es, al menos, asumir la conciencia de su muerte. Los gobiernos de México y Estados Unidos deben aceptar esta responsabilidad», apuntó.
Para Soberanes, su país debe hacerlo «por no haber sido capaz de brindar mejores oportunidades de manutención y desarrollo a los mexicanos que emigran» y EEUU «porque con sus políticas de contención ha propiciado que los emigrantes corran cada vez más riesgos mortales».
«¡No más violencia! ¡Ni una muerte más en la franja fronteriza!», exclamó Soberanes en el acto, acompañado por representantes de Humane Borders (Fronteras Compasivas), la Coalición Pro Defensa del Emigrante, «American Civil Liberties Union» (Unión Americana de Libertades Civiles) y Ángeles de la Frontera.
El presidente de la CNDH alertó sobre la posibilidad de que este año el número de inmigrantes muertos supere los 500 y criticó la acción de la Patrulla Fronteriza estadounidense. «Venimos a exigir justicia para los emigrantes perseguidos por agentes fronterizos, que son acosados y tratados como delincuentes», dijo.
«Lamentamos que, cuando una persona que busca trabajo se les escapa, no reporten la fuga, sino que persigan al migrante a bordo de vehículos de todo tipo y prefieran llegar al extremo de reportar su muerte», agregó.
En su opinión, los agentes de la Patrulla Fronteriza gozan de «impunidad» para disparar contra los inmigrantes. «No sólo con alevosía y ventaja, sino que a veces los acribillan por la espalda», sostuvo.
El Defensor del Pueblo mexicano subrayó también que en lugar de barreras físicas y virtuales, debe buscarse un mejor entendimiento migratorio entre México y Estados Unidos.
«Los muros y la vigilancia extrema en la frontera sólo han fortalecido al crimen organizado y han acrecentado las posibilidades de que los migrantes vayan a parar a las manos de quienes trafican con personas o sean incapaces de sortear las temperaturas extremas que arrancan la vida a muchos de ellos», lamentó.
En Estados Unidos viven unos once millones de personas nacidas en México, de las cuales seis millones son indocumentados, y cada año intentan cruzar la frontera hacia ese país cerca de medio millón de personas con el sueño de iniciar una nueva vida.