
En este artículo el autor analiza el informe elaborado por la Policía Federal brasileña en el que muestra que el Golpe fue promovido por Bolsonaro, quien lideró e inspiró toda la trama, y que no se materializo por circunstancias ajenas a los golpistas. Así, a partir de estos datos, el autor se pregunta qué debe ocurrir para que Bolsonaro sea juzgado como instigador del máximo delito que se puede cometer en un Estado democrático: atentar contra su existencia.