La entrevista colectiva de seis presidentes en un programa de CNN, transmitida los días 13 y 14 de mayo, como plato fuerte de una visita a EEUU de cabildeo para suplicar por la aprobación del TLC por el congreso de ese país, ha dado lugar a discusiones que corren simultáneas. Una de ellas es la […]
La entrevista colectiva de seis presidentes en un programa de CNN, transmitida los días 13 y 14 de mayo, como plato fuerte de una visita a EEUU de cabildeo para suplicar por la aprobación del TLC por el congreso de ese país, ha dado lugar a discusiones que corren simultáneas. Una de ellas es la constatación que el futuro económico inmediato de nuestra región depende del presidente Bush y su visión neoliberal y de seguridad nacional para Centroamérica. La otra que nuestros presidentes nos metieron en el callejón del TLC sin salida, sin opciones, o para decirlo en términos del programa conducido por Patricia Janiot, sin contar con un plan B.
Vi el programa un par de veces. No porque me entusiasme escuchar despropósitos en serie por parte de los presidentes de la región, sino porque necesitaba aquilatar la magnitud de la orfandad política en que nos encontramos en Centroamérica. Aun metiendo en una licuadora a los 6 presidentes que participaron en el programa de CNN no tendríamos como resultado un presidente de verdad con los intereses nacionales como divisa. Según estos, con el TLC lo que tendremos como región es desarrollo, mientras que la presentadora de TV les dijo una y otra vez que el TLC no garantizaba nada, y les dijo de las asimetrías agrícolas y los subsidios, de los derechos laborales, de los migrantes y sobre todo, que el TLC era un instrumento legal que comprometía la soberanía de los países del istmo, mientras que preservaba la de los Estados Unidos. En dos platos, les dijo que habían firmado un acuerdo sin sentido real. Y entreguista.
En una intervención sin desperdicio, Toni Saca, flamante locutor de fútbol ahora convertido en presidente de El Salvador, dijo que el TLC era importante porque los productos étnicos tenían buen mercado en Estados Unidos. Y subrayó que el tamal de elote era el principal producto de exportación hacia ese país. Se olvidó decir que era dirigido a los salvadoreños expulsados de su país por razones económicas, y que a esos mismos, de una bolsa se les quitaba las remesas y en la otra los vaciaban con los productos «étnicos». Negocio redondo: los emigrantes como solución. Que bárbaro.
Por su parte Oscar Berger dijo sin ninguna duda que el TLC era superior a la constitución de Guatemala y agregó, con alguna picardía (…) que como medida complementaria al TLC se iba a aprobar una ley de catastro. Olvidó decir que la ley de catastro se discute desde hace unos 8 años como resultado de los Acuerdos de Paz y en su aprobación no se avanza mucho; pero además que su gobierno no respeta los acuerdos de una mesa multisectorial que durante los últimos discutió y llego a consensos en este complicado tema, y olvidó decir, que quiere impulsar contra viento y marea, una ley hecha a la medida de los terratenientes tradicionales que en muchos casos han despojado de tierras a los campesinos, particularmente los indígenas.
Bolaños, presidente de Nicaragua, que más parece un abuelito bonachón que un mandatario con sentido de su responsabilidad, admitió a la pregunta de Janiot, que Centroamérica ante una eventual desaprobación por el congreso de los EEUU del TLC, no tenía plan B, que estábamos en la región como huerfanitos, que dependíamos de Bush (aunque esto no lo dijo) pero al buen entendedor… Ahora bien, admitir que no tenemos como países un plan B equivale a decir que carecemos en todos de estrategias de desarrollo nacional, de visiones de país, de autoestima elemental.
Otro de los presidentes al quererse pasar de listo dijo que el NAFTA (TLC entre EEUU y México) y CAFTA (entre Centroamérica y EEUU) no se parecían, que el CAFTA era un instrumento moderno… a lo que la presentadora de TV le respondió que todo mundo sabía que el CAFTA era el NAFTA con esteroides. Esto quiere decir ni más ni menos, que los daños y defectos del NAFTA serían mucho mayores con el CAFTA. En este punto Patricia Janiot demostró una vez más que conocía mejor el TLC que los 6 presidentes centroamericanos.
Y ante esto los presidentes no encontraron nada que decir. Esta entrevista colectiva demostró su pobreza argumental, la ausencia de criterio para defender un tratado que lo único que ha hecho es dividir a la sociedad centroamericana, evidenciar la falta de proyectos de desarrollo nacional, y la existencia de problemas estructurales que no se quiere abordar. El colmo fue presentar a una región que se encomienda a Dios y pone su futuro en manos de Bush. Aliviados estamos.