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Chiindia

Fuentes: Rebelión

El término Chiindia alude a la fuerza combinada de China e India, quienes hasta 1820 representaron el 50% del PIB mundial, y que ahora vuelven por sus fueros para reclamar su preeminencia perdida. Tal como señalan Anil Gupta y Haiyan Wang: «China e India están cambiando las reglas del juego global. Son las dos economías […]

El término Chiindia alude a la fuerza combinada de China e India, quienes hasta 1820 representaron el 50% del PIB mundial, y que ahora vuelven por sus fueros para reclamar su preeminencia perdida. Tal como señalan Anil Gupta y Haiyan Wang: «China e India están cambiando las reglas del juego global. Son las dos economías de más rápido crecimiento. Representan por tanto las mayores oportunidades de expansión en cualquier servicio o producto en el que se pueda pensar. Son dos de las economías más pobres del planeta en términos de ingreso per cápita. Ofrecen, por consiguiente, algunos de los menores costos de mano de obra a nivel de trabajadores de cuello blanco o de cuello azul, lo que plantea una transformación radical en términos de ventajas comparativas. Son los dos mayores productores mundiales de egresados en ciencia y tecnología. Representan, entonces, una inmensa masa crítica de conocimiento a bajo costo. Son, finalmente, el lugar donde se están formando las empresas más agresivas, rápidas y ambiciosas del mundo, llamadas a transformarse en líderes globales» (Getting China and India Right, San Francisco, 2009).

La combinación entre economías de rápido crecimiento y gran tamaño, que las caracteriza, ofrece a ambas una ventaja espectacular. A pesar de su rápido crecimiento en décadas pasadas, Japón nunca pudo haber superado a Estados Unidos por el simple hecho de que su población es apenas un 40% de la estadounidense. A China, por el contrario, le bastaría con que el ingreso per capita de sus habitantes llegase a una cuarta parte del de Estados Unidos, para superar en tamaño al PIB norteamericano. De allí en adelante su dimensión poblacional le permitiría garantizarse varias décadas adicionales de crecimiento económico sostenido, a tasas elevadas. Algo similar puede decirse de India. No en balde los autores citados estiman que para la década del 2040, ambos países representarán el 40% del mercado global.

El bajo costo de su mano de obra, por su parte, ha propiciado una gigantesca ola de externalizaciones en Europa y Estados Unidos, quienes crecientemente dirigen sus plantas manufactureras y sus laboratorios de investigación a Chiindia. Más allá del bajo costo por hora de un obrero fabril, el costo del talento científico-tecnológico es de alrededor de un 10 a 15% del prevaleciente en los países desarrollados.

Íntimamente ligado a lo anterior está el hecho de que Estados Unidos produce anualmente 60 mil egresados de cuarto nivel en carreras científico-tecnológicas, China 75 mil e India 60 mil. De los egresados de universidades norteamericanas, a su vez, la mitad proviene del extranjero y de aquellos la mayoría son originarios de Chiindia.

Finalmente encontramos el crecimiento espectacular de las empresas de China e India. Compañías como Huawei, Lenovo, Chery, Infosys o Tata, por citar sólo algunas, evidencian un ritmo expansivo difícil de alcanzar por sus contrapartes del mundo desarrollado. Íntimamente ligado a lo anterior está el costo muy inferior de sus productos o servicios, sin que ello se traduzca en menores niveles de calidad.

No en balde, de acuerdo a Goldman Sachs, para 2035 China sobrepasará a Estados Unidos como primera potencia económica mundial e India desplazará a Japón en el tercer lugar.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.