La policía de Bangladesh disparó este lunes balas de goma para dispersar a miles de obreros de la industria textil que exigían aumentos salariales, en medio de una polémica sobre las condiciones de seguridad en las fabricas de ese país tras el derrumbe de un edificio en el que murieron 1.127 personas. La policía afirma […]
La policía de Bangladesh disparó este lunes balas de goma para dispersar a miles de obreros de la industria textil que exigían aumentos salariales, en medio de una polémica sobre las condiciones de seguridad en las fabricas de ese país tras el derrumbe de un edificio en el que murieron 1.127 personas.
La policía afirma haber intervenido después de que los obreros bloquearan el acceso a una carretera en la zona de Ashulia, en las afueras de la capital, una zona industrial que alberga unas 500 plantas de las cuales un centenar suministran prendas para marcas occidentales como la estadounidense Walmart, la sueca H&M, la española Inditex y la francesa Carrefour.
«Disparamos balas de goma y usamos gases lacrimógenos para dispersarlos porque comenzaron a hacer uso de la violencia y ocuparon una carretera», declaró a la AFP el jefe de la policía de Ashulia, Badrul Alam.
Unos 20.000 obreros participaron en esta manifestación, según Alam.
El canal de televisión privado Ekattor indicó que 50 personas resultaron heridas en los enfrentamientos entre policías y obreros.
Cientos de talleres en los alrededores de Dacca que permanecieron cerradas por una ola de protestas reabrieron el viernes, después de que la Asociación de Exportadores e Industriales del sector textil de Bangladesh afirmara que recibió del gobierno la garantía de que las fábricas tendrán «todas las garantías de seguridad».
Desde el derrumbe del Rana Plaza, un edificio en el que funcionaban cinco talleres de confección, los obreros del sector textil, que cobraban menos de 40 dólares (31 euros) al mes, protestan casi cotidianamente para pedir aumentos salariales.
En este contexto, la justicia de Bangladesh pidió el domingo a la policía que impida que el propietario de una fábrica textil que trabajaba para marcas occidentales abandone el país, seis meses después del incendió que costó la vida a 111 de sus trabajadores.
Delwar Hossain, propietario de la fábrica Tazreen Fashion situada cerca de Dacca, tiene que comparecer ante el alto tribunal antes del 30 de mayo. Los sindicalistas que denunciaban su responsabilidad en la muerte de sus trabajadores exigían su detención.
«Los jueces ordenaron a los servicios de policía impedir [a Hossain] que abandone el país y conducirle ante el alto tribunal antes del 30 de mayo», declaró a la AFP el fiscal general adjunto, Biswojit Roy.
Delwar Hossain fue acusado de «gran negligencia» en el informe de la investigación gubernamental sobre el incendio que arrasó su fábrica el 24 de noviembre de 2012.
Sin embargo, Hossain no fue detenido, a diferencia del propietario del edificio de ocho plantas que se hundió cerca de Dacca el pasado 24 de abril. Los dueños de los talleres situados en este edificio, el Rana Plaza, también fueron arrestados. Los jueces «señalaron que Hossain debería haber sido detenido como los propietarios de los talleres de confección situados en el Rana Plaza», añadió Roy.
El incendio en la fábrica Tazreen, que producía ropa para gigantes de la confección occidental como Walmart, fue una de las principales catástrofes en la industria textil de Bangladesh, un sector clave para la economía de este país pobre.