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Ciberapartheid de género

Fuentes: AlterNet

Traducción del inglés para Tlaxcala y Rebelión: Atenea Acevedo

Hace 40 años las feministas exigían la prohibición de «secciones para la mujer» en los diarios, espacios dedicados a temas de moda, sociedad y cocina. Insistían en que los periódicos integraran, sin distinción dentro de sus páginas y entre las noticias cotidianas, reportajes serios acerca de las vidas de las mujeres.

40 años después, los nuevos medios han vuelto a segregar las llamadas «secciones para la mujer». La buena noticia es que éstas ya no tratan cuestiones de sociedad, cocina y moda… la mayoría tienen un toque riguroso, inteligente, incisivo y analítico, y se concentran en eventos, tendencias o reportajes que las noticias dominantes en Internet siguen sin registrar. La mala noticia es que no llegan a la «primera plana», donde los varones podrían conocer más sobre las vidas de las mujeres.

Esta tendencia, ¿es un indicio de éxito o de fracaso en la lucha por la equidad? Como pionera activista y académica del movimiento de las mujeres, me preocupa que todo lo que hayamos ganado después de cuatro décadas sea la profusión de revistas y páginas web feministas independientes, así como el «derecho» de tener secciones claramente identificadas como espacios para mujeres dentro de otras revistas. En realidad no es más que una versión descafeinada de las viejas secciones para la mujer de 1969, aunque ahora se promueva una amplia gama de temas serios desde una sólida perspectiva feminista. Tampoco es cierto que quienes editan estas publicaciones en línea sean hombres que han etiquetado a las mujeres como «el Otro»; la mayoría son mujeres feministas que, por una u otra razón, han creado estas secciones especiales para otras mujeres.

Salon, por ejemplo, tiene el suplemento «Broadsheet» con excelentes reportajes sobre problemáticas o tendencias que afectan a la mitad de la población. Slate ofrece «Double XX», que recluta autoras talentosas y reflexivas cuyos artículos aportan una importante perspectiva feminista. PoliticsDaily.com cuenta con la sección «Woman Up», un blog colectivo de mujeres. OpenDemocracy, revista virtual británica, incluye una sección específicamente dedicada a noticias sobre mujeres alrededor del mundo, denominada «50/50».

La lista es larga y está conformada, en su mayoría, por sitios web o revistas con su propia sección especial para mujeres. Incluso el New York Times, para sorpresa de un buen número de periodistas, cuenta con una serie en línea titulada «Female Factor», donde se encuentran artículos fascinantes que deberían acompañar a las noticias cotidianas sobre las mujeres en las corporaciones, novedades políticas en Alemania o los problemas que enfrenta la población recién jubilada… sin embargo, puesto que su enfoque presta especial atención a las mujeres y son artículos en línea, la mayor parte de quienes leen la versión impresa del New York Times ni se entera de su existencia.
Algunas revistas en línea no despliegan una sección con obvio enfoque hacia las mujeres. Por ejemplo, para acceder a las noticias sobre mujeres en Truthout hay que hacer clic en «issues» y después en «women» (Por cierto, ¿cuándo se convirtió la mitad de la población en un issue ?). Por su parte, The Huffington Post tiende a colocar entradas de blog sobre mujeres y «temas de mujeres» en la sección Style o Living.

Pensemos en Inter Press Service, medio que articula su misión como «dar voz a quienes no tienen voz», es decir, un espacio que actúa como canal de comunicación donde se privilegian las voces y las preocupaciones de los grupos más marginados, y donde se genera un clima de entendimiento, rendición de cuentas y participación en torno al desarrollo, promoviendo así un nuevo orden informativo internacional entre el Sur y el Norte.

No obstante, las mujeres no aparecen en la versión tradicional de Inter Press Service, pero la revista IPS Gender Wire, publicada por separado, contiene noticias extraordinarias acerca de las vidas de las mujeres alrededor del mundo. En cada edición, IPS Gender Wire menciona el siguiente hecho: «Las mujeres no reciben la mitad de la atención mediática ni gozan de igualdad entre las voces que se expresan: solo 22% de las voces y las plumas que oímos y leemos en las noticias al día de hoy son voces de mujeres. En los artículos que publica, IPS revierte este franco desequilibro con la cobertura de problemáticas nuevas y de primera línea al tiempo que plantea una pregunta por lo general obviada en otros espacios: ¿Qué implica el tema en cuestión para las mujeres y las niñas?

Para muestra, algunos botones: IPS Gender Wire ha publicado noticias sobre las oportunidades políticas para mujeres en Senegal, la investigación respecto a la esterilización forzada en mujeres namibias, los debates entre libanesas sobre el uso del hiyab (velo) o el bikini, y las violaciones de inmigrantes detenidas a manos de sus celadores en Texas. Además, la revista nunca deja de recordar a quien la lee que «Las mujeres constituyen la mitad de la población mundial, pero no poseen la mitad de la riqueza, el bienestar o las oportunidades».

El asunto amerita una reflexión: muchas de estas secciones son excelentes y nos informan de realidades interesantísimas. Ya no dedican páginas enteras a cuestiones de moda, cosméticos y cremas antiarrugas, pero ¿los hombres las leen aun cuando están claramente «marcadas» como textos para mujeres? Lo dudo, aunque la respuesta oficial de articulistas y editoriales es «Claro que sí». Cierto, algunos de mis amigos periodistas (hombres) saben de la existencia de algunas de estas publicaciones en línea, pero no me he topado con muchos varones fuera del gremio que lean con regularidad este tipo de revistas en Internet o que sepan siquiera de IPS Gender Wire o hagan clic en el botón de «Broadsheet». Además, la mayoría de mis amigas nunca ha oído hablar de la sección Female Factor del New York Times.

La calidad de la escritura y los análisis en estas «secciones especiales» es bastante alta. Entonces, ¿de qué me quejo? Creo que la equidad de género solo será realidad cuando los hombres se enteren de lo que pasa en la vida de las mujeres y cuando ellas dejen de ser aisladas y etiquetadas como «el Otro». ¿Por qué los reportajes que abordan la reacción de las mujeres a los talibán o a los islamistas, los temas de salud reproductiva, las nuevas vertientes de la anticoncepción, la creciente mayoría femenina en los estudios superiores en Estados Unidos o el impacto estrogénico de los cosméticos en la salud de las mujeres no se integran plenamente a la «primera plana» y comparten titulares con las noticias sobre la política exterior, la seguridad nacional, la ecología, la contaminación o la atención a la salud?

Sí, cuando la noticia trata del nombramiento de Elena Kagen a la Corte Suprema el reportaje llega automáticamente a la primera plana, pero los asesinatos «por honor» que cobran la vida de cientos de mujeres en Pakistán no ameritan el mismo trato.

El público educado que consulta los medios electrónicos recibe mucha información sobre guerras y conflictos, y yo sería la última persona en negar la importancia de esas noticias, independientemente de que la guerra esté en Irak, Afganistán, Sri Lanka o Tailandia… pero rara vez leemos algo sobre las mujeres y los niños que sufren el «daño colateral» de estos enfrentamientos militares o conforman la mayoría de la población refugiada o desplazada.

De manera extraoficial, quienes escriben para estas «secciones especiales» reconocen sin reparo que algunas de las personas responsables de la edición de la revista en cuestión preferirían no llevar los reportajes sobre mujeres «a primera plana». Ya que se niegan a hacer esas declaraciones si van a constar en algún medio, solo puedo decir que están felices de contar con un oasis desde el cual pueden ofrecer una perspectiva feminista sobre el acontecer mundial, un espacio en el que no tienen que enfrentarse con editores que siguen viendo a las mujeres como «el Otro» y donde pueden exponer, debatir y reflexionar sobre posibles vías para reorganizar el mundo «si las mujeres realmente importaran». En consecuencia, se han resignado a escribir para secciones segregadas porque ahí pueden publicar sus notas, tener un empleo y contar con la oportunidad de difundir importantes artículos sobre la mitad de la población mundial.

Entonces, ¿cómo sabremos que cumplimos la meta de la equidad? Ahora contamos con infinidad de revistas y sitios web independientes dedicados a notas sobre mujeres: Women’s E News, Feministing, Jezebel, Ms. Blog, Rh Reality Check, New Agenda. También tenemos secciones especiales para las mujeres insertadas en el nuevo apartheid de género que constituyen las revistas noticiosas en línea.

En mi opinión, la equidad se habrá consolidado cuando las noticias sobre las mujeres se hayan integrado plenamente a las publicaciones. Lo que pasa con nosotras guarda relación con el estado de salud del planeta, la educación de la mitad de la población mundial, las oportunidades o limitaciones reproductivas de la mitad de las personas que habitan el planeta, las heridas ocultas del sexo, la violencia contra las mujeres y las niñas, y la pobreza que azota a las mujeres y los niños women and children.

En estos tiempos, la mayoría de los organismos internacionales reconoce e integra a su visión el hecho de que mejorar la situación de las mujeres con educación y libertad reproductiva coadyuva a elevar el nivel de vida de toda la población. Por desgracia, esta noción obvia y generalizada aún no ha permeado los medios. Habremos triunfado cuando toda revista exija a todo reportaje, como lo hace IPS Gender Wire, plantearse la pregunta: ¿Qué implica el tema en cuestión para las mujeres y las niñas?

Ruth Rosen, ex columnista de Los Angeles Times y San Francisco Chronicle, es profesora de historia de la University of California, Berkeley.

NOTA

1.  El vocablo issue en inglés suele traducirse como asunto o cuestión. Sin embargo, en dichas traducciones se diluye parte importante del registro original, ya que issue guarda relación con cuestiones que son motivo de debate. En este sentido y en el contexto del presente artículo, una traducción más afortunada sería el vocablo hispano problemática. (N. de la T.)

Fuente: http://www.alternet.org/story/147233/

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