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Colombia: un manifiesto de amor para todos los vivientes

Fuentes: Rebelión

De cuerpo pequeño, pelaje blanco y negro, bigotes de concurso y una mirada que enternece. Añemó, que en lengua Kamentsá significa ser con fuerza, llegó a mi vida el 7 de agosto de 2021 un año clave en mi historia personal, intelectual y académica. Apenas unos meses atrás empecé mi doctorado en derecho, becada por la Universidad del Rosario de Bogotá Colombia, donde emprendí el reto de comunicar, en clave jurídica, otras formas de estar en el mundo.

Foto de Añemó cedida por la autora

Meses antes hice mi primer contacto con el pueblo Awá, gente de la selva, un pueblo binacional que habita Colombia y Ecuador, que me abrió las puertas de Katsa Su, su Casa Grande, como la llaman en Awapit, su lengua.

Según los Awá todo lo que habita es gente. El árbol que sangra, la quebrada que ojea, las aves que orientan con sus silbidos y todos ellos cohabitan sus cuatro mundos: el primero, de los seres más pequeños como las hormigas o el armadillo; el segundo, el que pisan los Awá; el tercero, donde habitan los espíritus y, cuarto, el lugar de creador.

Katsa Su es para los Awá, una madre que cuida, provee, pero que también y enferma cuando sus límites y códigos sagrados son desobedecidos. Por ejemplo, no pedir permiso la primera vez que se conoce un río, que hace perder a la gente en sus entrañas cuando no quiere ser visitada.

De su mano, conocí una manera distinta de existir, también la noción del Wat Uzán, vivir bonito, de un pueblo violentado desde la conquista, y especialmente desde el año 1990 hasta el año 2016 razón por la que la Justicia Especial Para la Paz, declaró su territorio como víctima del conflicto armado, al igual que a los Awá, en 2019. Katsa Su está ubicada en Nariño, sur de Colombia, un departamento donde ese mismo año fueron reconocidos los derechos de la naturaleza, al respeto, la protección, la conservación y la restauración de todos los ecosistemas estratégicos de la región, estableciéndolos como titulares de derechos y sujetos de protección a través del Decreto 348 de la Gobernación de Nariño.

Durante mi doctorado, concentré mis esfuerzos en escribir esta tesis, publicada en 2024 como libro, tras la aprobación, sin ajustes, de los pares académicos. Pero antes de escribirla, Añemó inspiró mi primer libro sobre los derechos de los demás animales, publicado en el 2023 año en que terminé mi doctorado. Su presencia en mi vida, la palabra sabia y generosa de los Awá, sus interacciones con otros seres, que al igual que nosotros los humanos, tienen voluntad, y comunican -aunque no con palabras-su forma de coexistir me ayudaron a revaluar la obsoleta idea, de que sólo el ser humano, por su dignidad y atributos, puede ser sujeto de derechos.

Estos dos libros, producto de dos años de investigación cada uno y escritos con amor durante los tres años en que cursé mi doctorado, y publicados ambos por la Editorial del Rosario, son más que el producto de un trabajo riguroso, el fruto la expansión de mi amor más allá de lo humano, de mi nuevo lugar de enunciación, es mi convencimiento de que no somos superiores. Como dijo San Francisco de Asís en su tiempo, todos hermanos, y estoy convencida al igual que lo creen y viven los Awá, en Colombia, o los Maoríes, en Nueva Zelanda, podemos extender nuestro parentesco, más allá de la especie humana.

Añemó me ha permitido maternar, adoptivamente, con otra especie y tejer un lazo profundo en nuestra pequeña familia multiespecie de dos miembros. Por su parte, los Awá me enseñaron que si estamos atentos si aprendemos de personas sabias como ellos podremos entender cómo otros seres nos hablan, nos guían, nos protegen.

Estos dos libros, que los invito a leer, mi consciencia de mi pequeño lugar, como una hija más de la Madre Tierra, motivó, y sigue haciéndolo, mi activismo académico y periodístico en favor del reconocimiento de derechos, por parte del sistema jurídico, que los pueblos originarios han reconocido en sus sistemas de creencias y en su forma ancestral de coexistir en armonía con todos los vivientes.

A Katsa SU, Añemó y los Awá, gracias por enseñarme a vivir bonito. ¡Los amo!

J. Fernanda Sánchez Jaramillo. Animal-humano, hembra senti-pensante. Doctora en derecho, abogada, magister en relaciones internacionales comunicadora social y periodista. Autora de Los animales como sujetos de derechos, una categoría jurídica en disputa (2023), y Los derechos de la naturaleza y su repercusión en la defensa de katsa su del pueblo awá en Nariño (Colombia) (2024) ambos de la Editorial El Rosario.

@fresearchs

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.