Traducido por María Piedad Ossaba
José Ratzinger es conocido fundamentalmente como Papa, pero sus principales hazañas, deben buscarse durante el período en que era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En este cargo fue efectivamente el arquitecto de una de las mayores campañas ideológicas y políticas de la posguerra, lo que se llamó la «Restauración».
El neoconservadurismo
En 1978, Karol Wojtyla (nombre del Papa Juan Pablo II, NDLR) es nombrado para liderar la comunidad religiosa más grande del mundo. Se encuentra frente a una iglesia postconciliar en estado de profunda crisis: asistencia a la misa y vocaciones en caída libre, un elevado número de divorcios entre católicos, rechazo de la autoridad papal sobre el control de la natalidad; un mundo lleno de herejía.
Quiere un cambio radical. No más riesgos ni experiencias, se terminan las reflexiones y los debates. Del Concilio probablemente se conserven los textos pero se entierra el raciocinio. El papa se prepara para una política eclesial centralizada y ortodoxa, acompañada de un rearme moral y espiritual. Para lograrlo juega con destreza del clima de la época, que presenta por cierto muchas similitudes con la actual. A mediados de los setenta comienza una profunda crisis económica. El clima espiritual optimista de los años sesenta oscila y se caracteriza por una aspiración a la seguridad y a la protección, al anhelo de una autoridad – preferiblemente carismática -, un despertar ético, la evasión hacia un ámbito privado e irracional, etc.
Es en este trasfondo que se desarrolla el » conservadurismo «. Este nuevo Conservadurismo ya no se limita a la defensiva, sino que lanza una ofensiva política e ideológica. Esta corriente es sostenida por «fuertes» personalidades, como Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Sirviéndose hábilmente de los medios masivos de comunicación, interpretan una tendencia mundial para acoger un Salvador, presentando una visión simplista del mundo, irradiando seguridad y optimismo, etc.
Mural en la entrada de la Facultad de Derecho en la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá. Camilo Torres Restrepo (Bogotá, 3 de febrero de 1929) -), sacerdote católico colombiano, pionero de la Teología de la Liberación, cofundador de la primera Facultad de Sociología de Colombia y comandante del grupo guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN), muerto en combate en San Vicente de Chucurí el 15 de febrero de 1966.
El rottweiler de dios
Un dolor de cabeza aún más importante para el papa, es el ascenso de una iglesia popular progresista en América Latina. Wojtyla es polaco y anticomunista hasta el tuétano; uno de los objetivos de su vida es combatir enérgicamente el marxismo y el comunismo en el mundo. Dado que la influencia del marxismo en la iglesia de base y en la teología de la liberación es innegable, pondrá todo su empeño para restablecer el orden en el continente. Para ello, cuenta con Ratzinger quien es nombrado en 1981 Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, algo así como el Ministerio de la ideología y de la información del Vaticano. Ejerce este mandato durante un cuarto de siglo y hará el mejor uso para imprimir su marca sobre el acontecer mundial. Ratzinger se convierte en el arquitecto de una ofensiva pastoral y eclesial de envergadura a la que le da el nombre de «Restauración». El objetivo es el fortalecimiento del aparato directivo central y el desmembramiento de toda forma de disidencia dentro de la iglesia. Ratzinger pronto demuestra ser un verdadero y gran inquisidor, lo que le valdrá el nombre de «rottweiler de dios». Toda la Iglesia Católica está en la mira pero las flechas se dirigen principalmente hacia América Latina, es allí donde el impacto político es mucho más importante. Por lo tanto nos limitaremos en la continuación del artículo a este continente.
Mural alegórico en São Félix do Araguaia (Mato Grosso), Brasil, baluarte de la teología de la liberación, representada en esta región por el obispo Pedro Casaldáliga
La Aniquilación de la iglesia del pueblo y la teología de la liberación
El primer paso es la creación de una base de bancos de datos de las conferencias episcopales, los teólogos de la liberación, los religiosos progresistas, los proyectos pastorales sospechosos, etc. En casi todas las diócesis se nombran obispos y cardenales ultraconservadores y abiertamente de derecha. Tan solo en Brasil se nombran una cincuentena de obispos conservadores. Al final de los años ochenta, cinco de 51 obispos peruanos son miembros del Opus Dei. Chile y Colombia siguen el mismo camino. Los obispos disidentes están bajo presión, algunos reciben cartas de advertencia; a otros se les prohíbe viajar o son llamados a rendir cuentas. Esta política de nombramientos es aún más grave ya que el episcopado desempeña un papel importante en ese continente. En muchos casos es la única oposición posible a la represión militar, a la tortura, etc. Si los obispos de Brasil y Chile se hubieran callado, como efectivamente lo hicieron los de Argentina, el número de víctimas de la represión habría sido mucho mayor. A niveles inferiores también se hace la depuración. Se trabaja de nuevo la formación de los sacerdotes poniendo bajo presión seminarios e institutos de teología, reorientándolos o cerrándolos. Se intenta controlar mejor los religiosos que a menudo suelen ser los protagonistas de la iglesia de la liberación. Se presta especial atención a los teólogos. Desde entonces se les limita haciéndoles prestar el nuevo juramento de fidelidad. En 1984 Ratzinger redacta la «Instrucción de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe sobre algunos aspectos de la ‘Teología de la liberación'» en la que ataca frontalmente a los teólogos de la liberación, especialmente a los de América Latina. Un año más tarde, le prohíbe a Leonardo Boff, una de las figuras de proa de este movimiento, expresarse. Se intensifica el control sobre los periódicos católicos, allí donde se juzgue necesario, se les censura, se sustituye el consejo de redacción o se les pone bajo presión financiera. Los proyectos pastorales progresistas son puestos bajo control o incluso se les pone fin. Considerada demasiado progresista, en 1989 la Asociación internacional de la juventud católica, deja de ser reconocida por el Vaticano y debe ceder su lugar a la anti izquierdista y confesional CIJOC. Junto a la destrucción de todo lo que es progresista, se da inicio a proyectos gigantescos cuyo objetivo es poner a los fieles en el buen camino. Evangelización 2000 y Lumen 2000 son proyectos a gran escala destinados a América Latina, los cuales tienen a su disposición como mínimo tres satélites. Dichos proyectos son preparados por personas y grupos de derecha ultraconservadores: Comunione e Liberazione, Acción María, Renovación Católica Carismática, etc. Los colaboradores de esos gigantes mediáticos comparan sus actividades a una especie de nueva «potencia de luz «. Los que saben leer son inundados con libros religiosos de ediciones baratas. Se organizan algunas jubilaciones para los sacerdotes y las religiosas. Para estos proyectos la cúpula de la iglesia católica cuenta con el apoyo financiero del mundo empresarial.
Monseñor Óscar Romero (Ciudad Barrios, El Salvador), arzobispo metropolitano de San Salvador, murió asesinado en el ejercicio de su ministerio pastoral el 24 de marzo de 1980. Su proceso de canonización está todavia pendiente. El postulador de la causa de canonización, monseñor Vicenzo Paglia, ha declarado: «Romero no era un obispo revolucionario, sino un hombre de la Iglesia, del Evangelio y de los pobres…»
Cruzada anticomunista
Nada se deja al azar. Uno a uno, todos los pilares de la iglesia popular de América Latina son eliminados. Los observadores hablan del desmantelamiento de una iglesia. Se trata de una de las campañas ideológicas y políticas más importantes de la posguerra. Esta campaña es compatible con la cruzada anticomunista de la Guerra Fría. También se puede ver como una revancha de USA por la pérdida de poder durante los años anteriores. Durante las décadas de los años sesenta y setenta los países del Tercer Mundo fortalecieron su posición en el mercado mundial. Impusieron precios más altos a las materias primas elevando así su poder de compra en el mercado mundial. El punto culminante es la crisis del petróleo de 1973. En 1975, Vietnam inflige una aplastante derrota a los Estados Unidos. Poco tiempo después la Casa Blanca fue humillada en dos ocasiones, primero por la revolución de los sandinistas en su patio trasero (1979), y posteriormente por el drama de los rehenes en Irán (1980). A su llegada al poder Reagan se siente además amenazado por la actitud de independencia económica de estados tan importantes como México y Brasil. La Casa Blanca no se rindió y desencadenó una contraofensiva en diversos frentes. La teología de la liberación fue uno de los objetivos más importantes. A finales de 1960 la teología de la liberación, aún en una fase embrionaria, se consideró como una amenaza para los intereses geoestratégicos de USA, como lo demuestra el informe Rockefeller. En los años setenta se crearon centros teológicos que debían iniciar la lucha contra la teología de la liberación. Pero es sobre todo a partir de los años ochenta que esta contraofensiva alcanzó su pico más alto. Los Estados Unidos pagaron miles de millones de dólares para apoyar la contrarrevolución en América Latina. Esta sucia guerra dejó decenas de miles de víctimas. Escuadrones de la muerte, paramilitares, y también el ejército regular hicieron el trabajo sucio. En las filas de los movimientos cristianos de liberación cayeron muchos mártires. Los más conocidos son Monseñor Romero y los seis jesuitas de El Salvador. Para combatir contra la teología de la liberación en su propio terreno, se introdujeron sectas protestantes que recibían apoyo financiero masivo de los EE.UU. A través de consignas enganchadoras y mensajes sentimentales dichas sectas debían intentar atraer a los creyentes. Para alejarlos de la influencia perniciosa de la teología de la liberación, se utilizaron medios electrónicos costosos. La religión se revela aquí opio del pueblo en su forma más pura. También el ejército es movilizado en esta guerra religiosa. Los altos oficiales de las fuerzas armadas latinoamericanas redactaron un documento para darle consistencia al «brazo teológico» de las fuerzas armadas.
Misión cumplida
Los esfuerzos conjuntos de Ratzinger y de la Casa Blanca dieron sus frutos. En los años noventa se asestó un despiadado golpe a la iglesia de base en América Latina. Numerosos grupos de base dejan de existir o funcionan difícilmente por falta de apoyo pastoral, por temor a la represión, porque ya no creen en el avance esperado, o simplemente porque fueron liquidados físicamente. El optimismo y el activismo de los años 1970 y 1980 dieron lugar a la duda y la reflexión. El análisis de la sociedad pierde peso a favor de la cultura, la ética y la espiritualidad, beneficiando totalmente los planes de Ratzinger. Globalmente el centro de gravedad pasa de la liberación a la devoción, de la oposición a la consolación, del análisis a la utopía, de la subversión a la supervivencia. El relato del Éxodo da paso al Apocalipsis y a los Apóstoles. Al final del siglo la iglesia de base ya no es una amenaza para el establecimiento. Tanto el Vaticano como el Pentágono y las élites locales de América Latina tienen por el momento una preocupación menos. Esta tregua finaliza pronto con la elección de Chávez a la Presidencia de Venezuela, pero esto es otra historia.
En 2005 Ratzinger es recompensado por su exitosa labor de restauración y elegido a la cabeza de la Iglesia Católica. Pero es mucho menos brillante como dirigente que como inquisidor. En definitiva es un papa incompetente. Deja una institución debilitada, amenazada por la escasez de sacerdotes, por la pérdida de fieles en Occidente y por los repetidos escándalos. No logró poner orden en los asuntos del Vaticano, quizá sea esta una de las razones por la cual abdicó. Ratzinger entrará en la historia sobre todo como el que realizó la restauración de la Iglesia Católica y neutralizó la iglesia del pueblo de América Latina. No son méritos desdeñables.
Fuentes de este artículo en neerlandés: De crisis van de bevrijdingstheologie en het religieus marxisme (La cris de la Teología de la liberación y el marxismo religioso)