La tarde del jueves 17 de septiembre la suprema corte de justicia de México dio marcha atrás de manera definitiva a una resolución del Gobierno de la Ciudad de México que expropiaba los terrenos en donde se encuentra la planta de una cooperativa tradicional de México: la Pascual Boing. Esta empresa cooperativa fue fundada por […]
La tarde del jueves 17 de septiembre la suprema corte de justicia de México dio marcha atrás de manera definitiva a una resolución del Gobierno de la Ciudad de México que expropiaba los terrenos en donde se encuentra la planta de una cooperativa tradicional de México: la Pascual Boing. Esta empresa cooperativa fue fundada por un grupo de trabajadores después de una lucha tenaz y cruenta contra el patrón, Rafael Jímenez Zamudio, a quien los mismos trabajadores hoy recuerdan como un visionario en cuanto a la industria refresquera, pero ambicioso y explotador como pocos. Violento por demás, la lucha cobró vidas que hoy recuerdan los trabajadores en una nueva etapa en la que su patrimonio ha sido expropiado por el máximo tribunal del país para entregarselo a la viuda del refresquero, apoyada por un sector rancio y conservador que ha llevado a la corte a una crisis de credibilidad sin precedentes en la historia reciente de México.
El conflicto ha venido gestándose durante varios meses. Además el tribunal ha demostrado perspicacia, pues la mayor parte de las decisiones claramente impopulares son postergadas en repetidas ocasiones, aparentemente con un interés de disminuir costos políticos. Una decisión similar sobre la destitución de Sergio Estrada Cajigal, Gobernador del estado de Morelos, también fue aplazada en repetidas ocasiones para acabar fallando a favor del funcionario. En esa ocasión varios medios de comunicación divulgaron con amplitud las versiones que resultaron siendo ciertas. Hoy, en una decisión histórica, el máximo tribunal desconoció el valor económico, social y cultural público de la única empresa social mexicana que compite con las trasnacionales refresqueras.
Paradójicamente hace pocos días se anunció un fallo contra Coca Cola en su enfrentamiento con Raquel Chavez, dueña de una pequeña tienda que demandó a Coca Cola por haberle negado el producto por vender otra marca de refresco de cola. La comisión federal de competencia falló a su favor… en primera instancia. los abogados de Coca cola han sido muy enfáticos al remarcar ese detalle. El refresco que ha generado competencia al estadounidense es Big Cola, un refresco venezolano de bajo costo que ha sido introducido en tiempos recientes al mercado.
Y precisamente contra esa nación es que se ha dado el enfrentamiento latinoamericano más grave de México en su historia toda. Desde la pasada Cumbre de Mar del plata, Chavez y Fox han mantenido un enfrentamiento verbal que ha dañado gravemente las relaciones bilaterales. Ambos representan los extremos oficialistas de nuestra realidad Américana. Chavez, abanderando un proyecto popular con su característica histeria mesiánica de prócer malentendido. Fox con su autosuficiente soberbia que le hace defender un proyecto político que sólo ha sido consensado en reuniones de alto nivel con funcionarios estadounidenses.
Fox –es ampliamente sabido–, empezó su carrera de presidente en la Coca Cola México. Después de eso se montó en el desmoronamiento del sistema revolucionario que sería enterrado simbólicamente junto con Fidel Velazquez por la implantación neoliberal de los 80´s. En aquellos años justamente, la Cooperativa Pascual Boing forjó un patrimonio apoyada por la sociedad civil. Muchos crecimos acostumbrados a los triangulitos Boing en las escuelas: su clásica bebida de fruta en un empaque triangular. Esta presentación ha sido parte de una historia de vida que hoy, ha quedado demostrado, no interesa al estado mexicano.
Un juego clásico en la primaria consiste en inflar el triángulito de boing y pisarlo rápido para hacerlo explotar. La cultura popular no está de luto sino en pie de lucha. No es necesario escuchar el duelo de divas entre los «lideres» latinoamericanos. Azuzando nuestro oído podremos escuchar los pasos de los compañeros de Boing que ahora mismo, jueves en la noche, han emprendido un camino más por sus derechos. Muchos de nosotros les acompañaremos y habremos de emprender esta acometida por un otro mundo desde nuestras vidas y corazones, como siempre, como nuestra sangre dice.
Hoy han pretendido pisotear a Boing y no se han dado cuenta de la metáfora con que involuntariamente están inflamando a una sociedad cansada no tanto de la injusticia como de la estupidez y la abyección. Ojalá los hermanos de Boing nos enseñen que el camino empieza por reinventarse a uno mismo.
Los teléfonos de la planta Boing en la Ciudad de México son (55)5741 0859 y (55)5740 9084. La mejor forma de apoyarlos es consumiendo sus productos que se distribuyen en distintas partes del mundo.