Recomiendo:
0

Contra la globalización de la miseria, los pueblos unidos

Fuentes: Rebelión

En tanto Bush -el asesino de los pueblos del mundo- es repudiado en su gira por cinco países de América Latina, el presidente venezolano Hugo Chávez fue recibido en Argentina con enorme aclamación de los oprimidos. Es una realidad que nadie puede silenciar. Por eso el evento, el «XI Seminario «Los Partidos y una Nueva […]

En tanto Bush -el asesino de los pueblos del mundo- es repudiado en su gira por cinco países de América Latina, el presidente venezolano Hugo Chávez fue recibido en Argentina con enorme aclamación de los oprimidos. Es una realidad que nadie puede silenciar. Por eso el evento, el «XI Seminario «Los Partidos y una Nueva Sociedad» que se realiza en esta Ciudad de México, los días 9, 10 y 11, es un laboratorio de análisis político que busca caminos para globalizar la lucha unitaria por socialismo ante la brutalidad de los gobiernos pro yanquis por profundizar la explotación capitalista e imperial.

Durante 11 años este Seminario que hoy reúne a 70 organizaciones de 33 países ha realizado enormes esfuerzos para analizar y discutir la problemática de América Latina y del Mundo. En los años 90 del siglo pasado las luchas sociales en Iberoamérica estaban en un proceso de rápida acumulación de fuerzas que anunciaban importantes avances en los países del Cono Sur. Las batallas en Argentina contra la corrupción de Ménem y sus herederos, las luchas de los indígenas en Bolivia, Ecuador y México, así como los procesos electorales en Venezuela y Brasil, anunciaban transformaciones importantes.

El modelo político y económico neoliberal, impuesto en el mundo a principios de los ochenta durante los gobiernos de Reagan y la Thatcher, fue demostrando a través de los años un evidente fracaso. Sirvió para acrecentar las enormes riquezas de los grupos financieros internacionales, pero por otro lado profundizó la miseria de casi el 80 por ciento de la población mundial. La mejor prueba es que hoy muchos funcionarios del FMI, del BM y de varios organismos económicos internacionales reconocen ese fracaso y buscan otras alternativas que les permita frenar su desplome. Hasta el mismo Bush habla cínicamente de pobreza y miseria.

Durante el Seminario, en el que participan partidos, organizaciones y corrientes -incluso dos o tres de algunos países, como Venezuela, Uruguay o Argentina- se han presentado ponencias muy enfrentadas respecto a sus gobiernos. Tal es el caso del Frente Amplio de Uruguay, donde participan partidos y corrientes que mantienen posiciones críticas respecto al gobierno de Tabaré Vázquez en el conflicto con Argentina sobre las plantas de celulosa y su papel frente al gobierno yanqui. Desafortunadamente la participación de los mexicanos en el debate ha sido extremadamente pobre, con la excepción de la destacada intervención de Alfredo Jalife.

La gira de Bush por Brasil, Uruguay, Colombia, Guatemala y México -esencialmente planeada con el objetivo de crear bases políticas para debilitar al gobierno de Hugo Chávez, así como para presionar para obtener petróleo- por las grandes protestas que en cada país se incrementan contra su gira, llevan a pensar en que Bush continúa cavando su propia tumba. Al parecer no le quedan más recursos a ese funesto policía mundial que hoy amenaza a Irán, para recuperar votos por su partido, mucho menos para limpiar su imagen tan degradada en su país como en el mundo. Su ejército asesino tendrá que salir de Irak antes de perderlo todo.

Este Seminario Internacional se ha centrado, como los anteriores, en la búsqueda de alternativas que permitan enfrentar a ese imperialismo agresor. Si bien Cuba, durante tres décadas sufrió solitaria en América las agresiones imperialistas, hoy contamos con un fuerte bloque de países que no están dispuestos a someterse o inclinar la cerviz frente a las amenazas y agresiones. Los gobiernos y los pueblos de Venezuela, Bolivia, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Uruguay, Argentina y Chile han presentado alternativas diferentes para enfrentar al neoliberalismo, mismas que en mejores circunstancias podrían profundizarse.

Bush estará en México los días 12, 13 y 14 de marzo rodeado de un gigantesco cuerpo de seguridad integrado por varios miles de policías yanquis y mexicanos equipados con aviones, helicópteros, carros blindados, armas sofisticadas y perros entrenados. Por segunda ocasión le seleccionaron en estado de Yucatán, en particular su capital Mérida, por ser el más lejano a las protestas públicas. Sin embargo durante 10 días los yucatecos han salido a las calles para repudiar a tan funesto visitante, así como al presidente usurpador, Felipe Calderón quien es el auspiciador y anfitrión de esa visita.

En México -aunque el gobierno de Felipe Calderón es producto de una imposición empresarial y que al parecer cuenta con todos los recursos económicos y el apoyo de los medios de información para consolidarse– ha crecido el movimiento de masas. Las batallas contra el desafuero que se quería imponer a López Obrador y contra el fraude electoral fueron importantísimas para el desarrollo de la conciencia participativa del pueblo mexicano, pero también el ejemplar movimiento de Oaxaca, encabezado por la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) demostró el gran significado de las luchas sociales en el país.

Hoy, como también ha sido materia de discusión en estos Seminarios que llevan más de una década, parece muy urgente abrir debates en busca de procesos de unidad en cada país. Las amenazas imperialistas yanquis, así como la necesidad de frenar los avances de la derecha empresarial y capitalista para ocupar los aparatos de poder en cada país, deben impulsarnos a la izquierda y grupos progresistas a abrir más espacios de análisis en búsqueda de acuerdos en los que las luchas sindicales, las campesinas e indígenas, las electorales y las batallas en las calles, pudieran realizarse de manera unitaria.

No podrá aceptarse simples acuerdos de cúpula o entre dirigentes, pero no puede negarse la importancia de que esos personajes intervengan en los debates, se sensibilicen y ayuden para que las organizaciones que encabezan intervengan masivamente en la lucha. Si bien es necesario combatir el oportunismo que tradicionalmente se presenta en los movimientos de masas, también es indispensable evitar el sectarismo que inmoviliza para participación o la divide. La derecha no debe pasar, pero se requiere una izquierda, como la que hoy se reúne en el Seminario, que sea capaz, inteligente y con profundas convicciones para la lucha.

[email protected]