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BRICS (V)

Controversias en la izquierda

Fuentes: Rebelión

Algunas visiones frontalmente críticas de los BRICS cuestionan el entrelazamiento de esa alianza con el capitalismo occidental. Presentan ejemplos de la estrecha conexión del grupo con el G 7 o el FMI y consideran que el principal dato del siglo XXI es la integración de China al capitalismo global (Robinson, 2023).

Esa mirada tuvo gran predicamento en la década pasada, cuando el cenit de la globalización incluyó un fuerte acoplamiento del comercio y las finanzas, entre las dos mayores potencias del planeta. Despuntó en ese momento la impresión que el enlace de ¨china-américa¨ sería el signo dominante la época y en esta percepción se asentó la teoría del capitalismo global entretejido.

Ese enfoque quedó desmentido por la crisis de la globalización, el resurgimiento del proteccionismo y la reaparición de tensiones entre bloques, que sucedió al colapso financiero del 2008. La centralidad de la geopolítica, la aparición de la geoeconomía, el nuevo orden multipolar y el renovado intervencionismo estatal han tornado obsoletos los presagios de convergencia sino-americana.

Repetir ese desactualizado diagnóstico impide clarificar el nuevo escenario. Con esa mirada resulta incomprensible el fenómeno de Trump y todas sus iniciativas para revertir la globalización. También es inentendible la inflexión de largo plazo que introducen los BRICS.

FUNDAMENTOS TRANSNACIONALISTAS

La mirada que supone una continuidad de las alianzas gestadas durante la globalización, se basa en postular la preeminencia de un proceso de transnacionalización de los Estados y las clases dominantes. Estima que los viejos parámetros nacionales han perdido relevancia por esa fusión y subraya ejemplos de entrelazamiento mundial de la propiedad empresaria y de la acción mancomunada de los Estados.

Pero son tan abrumadoras las evidencias opuestas de rivalidades económicas y tensiones geopolíticos entre las potencias, que resulta difícil encontrar algún indicio significativo de la alegada transnacionalización. El conflicto central de la época entre Estados Unidos y China por la supremacía global, desmiente ese fundamento y el desconocimiento de ese dato impide entender el significado de los BRICS.

Los teóricos de la transnacionalización aceptan parcialmente, que el entrelazamiento económico chino-americano no se ha extendido al plano geopolítico y reconocen la existencia de una disputa por el poder. ¿Pero a qué obedecería este último divorcio, si la fusión ya se ha consumado en el primer terreno? El fundamento materialista de las tensiones políticas en intereses económicos -que postula el marxismo- es desconocido por esta mirada. Por eso tiende a interpretar los choques en curso, en la clave tradicional de meras rivalidades por ambiciones de liderazgo.

Para los teóricos transnacionalistas los BRICS son un misterio. Suponen que los poderosos de India, Brasil, Rusia forman parte de una clase capitalista global, con inversiones indistintas en Inglaterra, África o Asia Central y con intereses igualmente distribuidos en todos los rincones del planeta. Por eso no le asignan relevancia a la conformación del grupo. Estiman que el quinteto tiene la misma trascendencia que cualquier convenio de inversión entre empresas de indiferenciado origen nacional.

Esa mirada obstruye la elemental distinción entre procesos principales (preservación de la primacía económica nacional) y secundarios (entrelazamientos globales). También pierde de vista el resurgimiento de dinámicas neo desarrollistas auspiciadas por las clases dominantes locales de las economías intermedias. Los BRICS irrumpen como consecuencia de ese despunte, que expresa intereses capitalistas nacionales y regionales, contrapuestos a la mera amalgama con grandes empresas metropolitanas.

EQUIVALENCIAS PROBLEMÁTICAS

Otra reprobación de los BRICS reconoce las diferencias con sus antagonistas occidentales, pero observa semejanzas cualitativas. Considera que ambos polos conforman bloques imperialistas igualmente repudiables y representativos del ¨multimperialismo¨ actual. Especialmente China es equiparada a los Estados Unidos postulando el carácter capitalista y agresor de ambas potencias (Pröbsting, 2023).

Esa equivalencia es fundamentada con datos de desigualdad social interna y despojo en el exterior. Se destaca que China descarga sus excedentes sobre la periferia, generando los mismos padecimientos populares que su par norteamericano. También se remarca que impone relaciones de dominación económica, recreadoras del subdesarrollo de los países dependientes. En la medida que los BRICS son vistos como un brazo del expansionismo chino, los cuestionamientos a Beijing se extienden al resto del grupo.

Pero todas las semejanzas enunciadas con el imperialismo estadounidense, omiten que China prescinde hasta ahora del uso de la fuerza, para desenvolver su expansión económica y esa conducta la diferencia de la belicosidad norteamericana. Catalogar con el mismo mote de imperialistas a una potencia embarcada en una interminable sucesión de guerras, con otra que privilegia los negocios diluye el sentido del término.

No cabe duda que la invasión de Irak, la demolición de Afganistán, la destrucción de Libia o la devastación de Siria fueron acciones imperiales. Pero es improcedente utilizar el mismo concepto para los tratados de libre comercio y la Ruta de la Seda. Es evidente que las agresiones de la OTAN, las masacres del sionismo y el rearme de Europa están directamente entrelazados a la madeja del imperialismo, pero no existen indicios de una dinámica semejante en los BRICS.

POLÉMICAS DESENFOCADAS

Algunas discusiones sobre los BRICS transitan por senderos confusos, porque postulan objeciones centradas en problemas alejados del significado de ese bloque. Esa desorientación en gran medida deriva de la permeabilidad de los críticos, a las descalificaciones que difunde el liberalismo occidental.

Se cuestiona, por ejemplo, que los BRICS reúnan un número creciente de

gobiernos autoritarios en el plano interno y agresivos en la política exterior. Sería el caso de Putin que invadió Ucrania, de Modi que ataca a la población musulmana y Xi que persigue a los uigures.

Este cuestionamiento no pone en discusión la historia, lógica y dinámica de cada situación, sino que amontona denuncias articuladas en torno al patrón común de derechos vulnerados. Por eso objeta el decreciente peso de ¨las democracias¨, en desmedro de la ascendente gravitación del ¨autoritarismo¨ dentro de los BRICS (Stuenkel, 2024). Los regímenes autárquicos avanzarían quebrantando las reglas de convivencia (Optenhogel, 2024).

Si este señalamiento ejemplificara cómo la creciente presencia de gobiernos derechistas en el mundo se verifica también en los BRICS, ilustraría la propagación de tendencias globales dentro del grupo. Demostraría que personajes reaccionarios como Modi o Bolsonaro irrumpen en los BRICS a la par de Trump, Milei o Meloni. Criticar y combatir esa oleada es una tarea primordial de la izquierda (Valderrama, 2023).

Pero ese cuestionamiento tiene poco interés específico en los BRICS. No esclarece ninguna tendencia peculiar del bloque y en cierta medida asume el criterio de los grandes medios, que descalifican las autocracias y mistifican las democracias con el idílico patrón de Occidente.

Esa antinomia es una vieja pauta del liberalismo, que se ha tornado particularmente chocante ante el actual genocidio sionista de los palestinos. En esa tradición, Israel es presentado como la encarnación de la democracia y como el gran exponente de ese atributo en Medio Oriente.

Qué varios integrantes de los BRICS ampliados (como India o Arabia Saudita) carguen también con atroces historiales de masacres, tan solo recuerda que la contraposición democracia versus autoritarismo, no define diferencias significativas de ese bloque con sus rivales de la Triada y sus socios.

Lo mismo ocurre con la denuncia del nacionalismo como un mal en expansión dentro de los BRICS (Blakeley, 2023), puesto que tampoco esa característica es una singularidad del bloque. Si fuera un dato ascendente, correspondería en todo caso aclarar qué tipo de nacionalismo sobrevuela al organismo. ¿Desapunta en la modalidad reaccionaria de guerras entre pueblos o en la tradición antiimperialista de Bandung? Modi es un nítido exponente del primer rumbo y los gobiernos de Venezuela y Cuba – que aspiran a ingresar al bloque- adscriben a la segunda trayectoria. La simplificada descalificación liberal de cualquier tipo de nacionalismo impide establecer esa distinción básica.

Otros objetores resaltan la duplicidad de mensajes y el engaño de conductas, que prevalece entre los conductores de los BRICS. Observan ese hábito en la costumbre de hablar por izquierda y actuar por derecha. Pero esa falta de sinceridad no constituye una peculiaridad del grupo, sino un rasgo corriente de la política convencional contemporánea.

El señalamiento de esa hipocresía puede ser legítimo y oportuno (Bond, 2025). Pero lo más relevante es registrar el significado de los BRICS. Ese grupo conforma un bloque económico y geopolítico que actúa en el plano global y el dilema que introduce en la izquierda es la pertinencia de estrategias enlazadas con ese referente, para batallar contra el enemigo imperialista.

DISTINCIONES Y COMPARACIONES

Algunos críticos descalifican a los BRICS por sostener la continuidad del capitalismo. Afirman que apuntala el surgimiento de potencias equivalentes a las actuales y contrapuestas al avance del socialismo (Godels, 2024). Otros ponderan ciertas aspiraciones del grupo, pero remarcan la inutilidad de sus enunciados mientras perpetúen al capitalismo (Zibechi, 2024). Por esa razón, desechan al quinteto como alternativa (Garcés, 2024) y estiman que su aporte a la multipolaridad es un dato menor frente a su apuntalamiento del sistema actual.

Pero la historia contemporánea está llena de ejemplos de luchas, procesos y desenlaces positivos para los pueblos, que emergieron de la derrota del enemigo principal sin incluir el logro del socialismo. El caso más conocido y evidente fue la Segunda Guerra Mundial.

El aplastamiento de Hitler y Mussolini no implicó el fin del capitalismo en Europa Occidental, pero permitió logros democráticos inéditos y varias décadas de conquistas sociales. Por esta razón ha sido tan oportuna la celebración del 80 aniversario de la derrota del fascismo.

Ese antecedente es mucho más pertinente para evaluar el contexto actual, que la comparación con el choque entre potencias semejantes, que imperó en la Primera Guerra Mundial (Halas, 2024). Los BRICS, conforman una alianza cualitativamente diferente y por lo tanto no equiparable a la Tríada, la OTAN y el sistema imperial.

La analogía con los Aliados versus el Eje de la Segunda Guerra Mundial es más adecuada, porque frente al enemigo principal fascista se conformó el bloque ultra heterogéneo de la Unión Soviética con las potencias occidentales. Frente al entendible rechazo que muchos integrantes de los BRICS suscitan en la izquierda, conviene recordar que esa Alianza contra el nazismo incluyó a las mayores potencias imperialistas, coloniales y opresivas de siglo XX (Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia).

En el contexto actual, Israel bajo el comando de Netanyahu es lo más parecido a la Alemania nazi y repite en Gaza el exterminio de Auschwitz, con el sostén de Trump, Macron, Starmer y Merz. También retoma las expansiones belicistas del fascismo, con justificaciones semejantes a su antecesor (¨guerras preventivas¨). Ha transformado su terrorismo de Estado en una práctica corriente de asesinatos, con la misma naturalidad homicida que exhibían los nazis.

Cualquieras sean las objeciones a los BRICS, ninguna involucra acusaciones de proyectos criminales de ese alcance. Los autores que perciben esa diferencia pueden caracterizar con más certeza al grupo.

Los BRICS no conforman un bloque político guerrero, aunque muchos de sus integrantes están embarcados en conflictos zonales muy regresivos. Ahí se verifica la distancia con el Pentágono y la OTAN, que provocaron la conflagración de Ucrania y desataron la agresión de Medio Oriente para rodear y debilitar a Rusia y China.

La prioridad que estas dos potencias asignan a la negociación frente al belicismo occidental es también la conducta que sobrevuela a los BRICS. Esa postura ubica al grupo en un terreno más próximo a la búsqueda de la paz, que a sus pendencieros rivales de Occidente (De Sousa, 2024). El lugar que durante décadas ocupó Europa y especialmente Alemania -como epicentro de proyectos de distensión y demandas pacificadoras- se ha extinguido. El belicismo resucita a un ritmo vertiginoso en el Viejo Continente y los BRICS despuntan como referentes del mensaje componedor.

Discutir si ese grupo aproxima al mundo al socialismo es poco pertinente, porque ningún participante incluye esa problemática en la agenda del organismo. Lo que está en juego, es si los BRICS podrían contribuir a contrapesar el destructivo belicismo de la OTAN. También correspondería esclarecer, si esa acción facilitaría la batalla contra la opresión capitalista que desenvuelve la izquierda.

Esa lucha no podrá progresar si es concebida en términos abstractos, como una mágica irrupción de los pueblos, divorciada de estrategias de poder y posicionamientos geopolíticos. No es muy productivo proclamar que los referentes actuales del mundo desechan caminos al socialismo, si no se aportan indicios de algún tránsito hacia esa meta. Siempre es conveniente cuestionar a un adversario ofreciendo opciones propias.

En el caso Latinoamericano hemos expuesto un ejemplo de la potencial conexión de los BRICS, con un proyecto de emancipación para la región. Señalamos que ese grupo podría resultar de enorme utilidad, como soporte de una estrategia asentada en resistir la dominación de Estados Unidos, renegociar en bloque con China y privilegiar la integración regional (Katz, 2025). Solo con miradas concretas, la evaluación de los BRICS asume significados relevantes para la izquierda.

CONSECUENCIAS PRÁCTICAS

La presentación de los BRICS como idénticos a sus adversarios de Occidente tiene efectos muy problemáticos, a la hora de adoptar decisiones políticas. Esas consecuencias se verificaron, por ejemplo, cuando el gobierno argentino de Alberto Fernández decidió aceptar en el 2023 la invitación a sumarse al organismo.

Algunos autores de izquierda rechazaron esa incorporación, argumentando la inexistencia de justificaciones progresistas para aceptar el convite. Como estimaron que los BRICS eran un organismo digitado por China (que imponía el agravamiento de la dependencia y el subdesarrollo), postularon que el país debía quedarse afuera. Subrayaron que la incorporación no tenía beneficios, carecía de efectos progresivos y entrañaba mayor sumisión. Adoptaron esa postura, equiparando al Nuevo Banco de Desarrollo con el Grupo de los 7 y el lobby empresario de Estados Unidos en el país (Carcione, 2023).

Al año siguiente Milei ganó las elecciones y llevó a la práctica ese abandono cumpliendo órdenes directas de Washington. La evidente sintonía con las prioridades norteamericanas saltó a la vista en este caso y el rechazo a entrar a los BRICS con argumentos de izquierda, se amoldó a lo exigido por el Departamento de Estado.

Por supuesto que ambas posturas no fueron equivalentes, ya que el planteo de izquierda incluyó el llamamiento a nacionalizar el comercio exterior, que obviamente rechaza la embajada estadounidense. Pero la convergencia en el planteo concreto de retirarse de los BRICS fue coincidente.

Un segundo ejemplo de problemas de la izquierda hostil a ese organismo se verificó en el caso de Lula con Venezuela. Su decisión de bloquear el ingreso de ese país fue correctamente criticada por las organizaciones que subrayaron, como esa actitud afectaba la integración latinoamericana, favoreciendo el hostigamiento imperial del proceso bolivariano (Red de Intelectuales, 2024).

En cambio, los críticos de izquierda mantuvieron un llamativo silencio frente a la tremenda negativa de Lula. Esa prescindencia fue coherente con asemejar a los BRICS con el G7, el FMI o la OTAN. La izquierda naturalmente no se involucra en las desinteligencias internas en estos organismos, que obedecen a disputas entre poderosos ajenas a los intereses populares. ¿Pero son equiparables esos choques al marginamiento de Venezuela de los BRICS? ¿Este acontecimiento es indiferente a la izquierda?

Es obvio que el ingreso de Caracas a ese organismo le permitiría encontrar desahogos al acoso económico, facilitando también los compromisos geopolíticos requeridos para defenderse de la agresión imperial. Desconocer esa conveniencia y omitir pronunciamientos es como silenciar las acciones contra el bloqueo de Cuba. ¿No hay que aplaudir por ejemplo el auxilio que ha brindado México a Cuba? ¿Es indistinto si esa acción es imitada o rechazada por la CELAC y UNASUR?

El silencio frente a lo ocurrido con Lula, Venezuela y los BRICS deriva de asemejar a ese organismo con las potencias de Occidente, omitiendo la potencial utilidad geopolítica del quinteto para una batalla antiimperialista.

EXPERIENCIAS DIFERENCIADORAS

Algunos analistas sugieren que, al cabo de un largo camino, lo BRICS podrían gestar agendas positivas para las fuerzas progresistas (García, 2025). Esa percepción es coherente con la experiencia de impulsar Contracumbres de los BRICS y postular programas radicales, en coincidencia con los eventos de ese organismo.

Desde el propio surgimiento de ese grupo se han realizado numerosos eventos de ¨BRICS por abajo¨ o ¨BRICS de los pueblos¨, en las mismas localidades y fechas de las cumbres de esa alianza. Si el próximo julio en Rio se desenvuelven iniciativas de ese tipo, estarán a la orden del día las demandas a favor de Palestina, las condenas de la agresión sionista a Irán y la ruptura de relaciones con Israel.

Esa experiencia de acciones de la izquierda confirma en la práctica, hasta qué punto los BRICS difieren de su contraparte occidental. Frente a ninguna Cumbre digitada por Estados Unidos, a la izquierda se le ocurre motorizar iniciativas equivalentes. Nadie convoca a un evento del ¨G 7 por abajo¨ o del ¨FMI de los pueblos¨.

Esa diferencia demuestra, en los hechos, la distancia que separa ambos tipos de organismos. Postular que son equivalentes, mientras se realizan acciones diferenciadas es una contradicción de varios objetores frontales de los BRICS.

Formular demandas por Palestina y por los pueblos agredidos de Medio Oriente en los eventos de los BRICS, se inscribe en la estrategia de retomar el espíritu de Bandung. Si no se razona en términos políticos, la mera insistencia en las diferencias que separan a ambas instancias, tiende a devenir en un pasivo ejercicio de historiografía comparativa.

Lo oportuno es concebir caminos que harían renacer a Bandung, en torno a la explosiva cuestión de Palestina y la guerra en Medio Oriente. Si se desecha ese rumbo, sólo cabe refugiarse en los recuerdos revolucionarios del pasado o en la imaginación abstracta de consignas desconectadas del mundo terrenal.

Un ejemplo de esa deriva es la presentación de los BRICS, como una variante de la integración capitalista bajo el signo del neoliberalismo. Se contrapone a esa convergencia un simple llamado a forjar el socialismo (Robinson, 2023). Las transiciones, los caminos y las formas en que se arribaría a esa meta son soslayados, como si fueran problemas de porte menor. Por eso se llama a contraponer el entrelazamiento de los capitalistas del mundo, con la unificación equivalente del proletariado mundial.

La existencia de algún dato, ejemplo, tendencia, embrión o insinuación de esa última alternativa es cuidadosamente omitida, como si fuera un agregado innecesario. Todo el esfuerzo de Lenin, para transformar las ideas socialistas en una práctica política real, queda en el olvido con esa repentina irrupción del pensamiento mágico.

También el enorme bagaje de experiencias, tácticas y estrategias, que todas las variantes del movimiento comunista han acumulado en la última centuria es desechado, a la espera de un portal que indique ¨bienvenidos al socialismo¨

La llegada a ese paraíso es invariablemente conectada a una gran sucesión huelgas, especialmente en los centros fabriles de China, Brasil o India (Blakeley, 2023). Ciertamente esa lucha contribuirá (como en el resto del mundo) a conquistar derechos y mejoras de salarios. Pero esa batalla no es por sí misma sinónimo de progreso al socialismo y hay experiencias de contraposición entre ambos procesos.

Esa fractura fue muy visible, por ejemplo, con el protagonismo logrado por el sindicato obrero Solidaridad en Polonia, durante los años 80. Su líder Walesa fue un gran artífice de la restauración capitalista y en la actualidad, se pasea como un pintoresco personaje por todos los eventos de la ultraderecha fascista.

La impugnación de los BRICS desde una óptica de mero internacionalismo abstracto se ha tornado, además, muy peligrosa en el contexto bélico actual. Conduce a suponer que esa alianza es equivalente a los agresores imperialistas de Occidente. En algunos casos incluye declaraciones de apoyo a los ¨resistentes de Ucrania¨ que maneja el Pentágono, junto a denuncias de los ¨implacables bombardeos rusos¨ en Siria, poco antes del golpe que ubicó al frente de ese país a un terrorista servidor de Israel (Pröbsting, 2023).

La errónea caracterización de los BRICS conduce a veces a estos a severos desaciertos. En las mejores opciones deriva en la pasividad o en la impotencia para apuntalar algún cambio de la realidad. La izquierda no tiene por qué resignarse a estas dos adversidades. Puede construir su propio proyecto emancipador con pasos efectivos y estrategias congruentes con el escenario actual.

RESUMEN

El diagnóstico transnacionalista de entrelazamiento mundial de Estados y clases dominantes impide comprender a los BRICS, porque desconoce la persistencia de intereses nacionales contrapuestos. La equiparación del quinteto con el imperialismo asemeja erróneamente los negocios con el uso de la fuerza. El mero contraste del autoritarismo del grupo con la democracia occidental repite mitos del liberalismo y la simple denuncia de su lejanía del socialismo, no aporta indicios para este camino. Esos desaciertos tienen graves consecuencias políticas.

REFERENCIAS

-Robinson, William I. (2023) La Farsa ‘Anti-Imperialista’, Revista Andina de Estudios PolıticosVol.13, No.1, https://www.iepa.org.pe/raep/index.php/ojs/article/view/234

-Pröbsting Michael (2023). BRICS+: una alianza liderada por los imperialistas

https://www.thecommunists.net/worldwide/global/brics-an-imperialist-led-alliance/#anker_1

-Bond, Patrick (2025). Tanto los BRICS como el resurgimiento de Bandung necesitan críticas duras, no sectas. https://www.cadtm.org/Both-the-BRICS-and-Bandung-revivalism-need-tough-critiques-not-quasi-cults

-Blakeley, Grace (2023). El nacionalismo de los BRIC no es ninguna alternativa

-Stuenkel, Oliver (2024). El equilibrio entre los BRICS y Brasil se está volviendo cada vez más difícil, https://www.americasquarterly.org/article/brazils-brics-balancing-act-is-getting-harder/

-Optenhogel, Uwe (2024). BRICS: de la ambición desarrollista al desafío geopolítico https://nuso.org/articulo/310-BRICS/

-Valderrama, Andrés Kogan (2023). Los BRICS y la «desoccidentalización» autoritaria del mundo 30/08/2023 https://www.cetri.be/Los-BRICS-y-la?lang=fr

-Godels, Greg (2024) Por qué nadie nos explica en qué consiste el «carácter de clase» de los BRICS, https://canarias-semanal.org/art/37299/greg-godels-un-poco-de-claridad-sobre-el-imperialismo-hoy

-Zibechi, Raúl (2024). El BRICS no es alternativa, 12-1, https://www.jornada.com.mx/2024/01/12/opinion/011a2pol

-Garcés, Homar (2024) Los BRICS y la vigencia del orden capitalista https://rebelion.org/los-brics-y-la-vigencia-del-orden-capitalista/ 01/11/2024

-Halas, Garrett (2024). Multipolarity, BRICS+ & Socialism. Theorizing the Global Class Struggle. Aug 22, 2024, https://garretthalas.substack.com/p/multipolarity-brics-and-socialism

-De Sousa Santos B, (2024). Tercera guerra mundial, los BRICS y la salvación del planeta, OtherNews, 3 janvier. https://ilsa.org.co/2024/01/la-negociacion-con-estados-unidos/

-Katz, Claudio (2025) Disputar con estrategias de poder popular, 13-5-2025, https://katz.lahaine.org/seccion/america-latina/
-Carcione, Carlos (2023). ¿Es progresivo el ingreso del país a los BRICS?, 1/09

-Red de Intelectuales (2024). La Red de Intelectuales reprueba el veto de Brasil a Venezuela en Cumbre BRICS. https://www.telesurtv.net/red-de-intelectuales-reprueba-veto-de-brasil-a-venezuela-en-cumbre-brics/

-García, Ana (2025). Building BRICS Challenges and opportunities for South-South collaboration in a multipolar world. https://www.tni.org/en/article/building-brics

Claudio Katz. Economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz

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