Las noticias matutinas me hacen pensar que cada día el mundo se desliza, durante este agosto de 2020, hacia un más allá desconocido. Ya rebasamos la cifra de 20 millones de seres humanos contagiados con el Covid-19 y el millón de fallecidos. Siempre digo que esas cifras no son precisas, pues hay comunidades sin atención médica y sin pesquizajes. En el campo psicológico este confinamiento trae muchos problemas, aun no estudiados en toda su dimensión.
Hace poco leía este artículo de Mónica Peralta Ramos [1]: ¨Nuevas oleadas de la Covid-19 se desatan por el mundo. Esparcen un mar de incertidumbre sobre el futuro y acumulan destrucción en una economía global preñada de contradicciones y conflictos no resueltos. Algunos esperan la emergencia de un capitalismo “nuevo” en la post pandemia. Otros no pierden tiempo y nadando en aguas revueltas intentan redefinir lo que vendrá. En este contexto de sobresaltos, la crisis económica se disimula con nuevos ropajes. Sin embargo, la estridencia de su rumor precipita a un puñado de monopolios al centro de la escena política mundial. Desde allí gestionan un futuro impredecible…La fuerte intervención de la Reserva Federal (Estados Unidos) en los mercados financieros contuvo en los últimos meses la debacle financiera desatada en marzo. Sin embargo, las llamas de un incendio incontenible siguen encendidas. Su resplandor ilumina el rol de algunos megabancos y entidades financieras en la crisis.”
Hoy, cuando nos sentimos conmovidos, en medio de la pandemia de la Covid-19, con el poderoso y tan aterrador cataclismo que arrasó la capital libanesa, Beirut, estamos obligados a pensar y repensar el futuro pos-pandemia, ese otro pandemonio que ha cambiado nuestras vidas y muchas visiones de la convivencia entre las personas, que ha colmado de incertidumbres el campo de la economía, así como de las relaciones entre los países, a la luz de la carencia de solidaridad de muchos, y la miopía mental de otros. En estos últimos años nos hemos preocupado de resolver las contingencias que se nos van presentando, sobre todo motivadas por la permanente y cada vez más asfixiante agresión imperial y sus arrogantes y criminales sanciones económicas unilaterales y contrarias al derecho internacional. ¡Cuántos sufrimientos para los pueblos! ¿No es este aciago momento el de pensar en un mundo racional, de paz, de convivencia civilizada entre las naciones donde lo que importe sea el bienestar de toda la humanidad?
La pandemia ha demostrado a los países desarrollados que, sus actuales sistemas de salud no fueron suficientes para encararla de manera adecuada, y por tanto, se hace imprescindible repensar los mismos y buscar las soluciones pertinentes. El neoliberalismo, lejos de solucionar los problemas económico-sociales, como se ha visto, los ha agudizado, y en consecuencia, las desigualdades entre las naciones y las clases sociales son hoy mayores que nunca. El coronavirus demostró que, no cree en color de la piel, el género, la posición social, en que se trate de ricos o de pobres, personas que profesan una religión u otra, ni fronteras, pues afecta a todos por igual y no solo mata, sino que deja secuelas en el organismo humano, aun no completamente estudiadas. Se trata, pues, de un problema universal que nos concierne a todos.
Las consecuencias económicas de esta pandemia, también nos dejan múltiples lecciones: el desempleo ha aumentado, empresas han ido a la quiebra, se han roto cadenas productivas y de suministros, más desigualdades y hasta rupturas de cursos escolares y académicos, con lo que se afecta el futuro de millones de jóvenes. Todo ello reclama pensar y repensar, para buscar soluciones lógicas, porque en ello va la supervivencia de la especie humana. La principal potencia del planeta, Estados Unidos atraviesa una monumental crisis política, económica y social, lo que tiene muchas consecuencias para el mundo en su conjunto. En dos palabras: estamos ante un cambio de época.
Nada se logra sin esfuerzos y luchas, como demuestra Estados Unidos, con un futuro multirracial y multiétnico a la vista. O como muestran Rusia, China e Inglaterra, que han logrado hacer una vacuna contra la Covid-19, en menos de un año desde el inicio de la pandemia. Por cierto, países occidentales, golpeados por la pandemia se han dedicado a minimizar la importancia de la vacuna rusa y a denostar de tal realización científica. Se hace tambien una campaña, por parte del Secretario de Estado Michael Pompeo, contra los médicos cubanos, acusándolos de mercenarios del gobierno cubano. Médicos que han ido a más de 30 países a ayudar en la lucha contra la Covid-19. Lo mismo hace contra China, porque ese país, inmediatamente envió ayuda a muchos países para enfrentar la pandemia y ha anunciado que la vacuna, que ya ha sido patentada [2], estará disponible para todos los pueblos, otorgando financiamientos millonarios para ello. ¿Sera posible que cuando más se precisa de la solidaridad, algunos países y gobiernos, se comporten de tan deleznable manera? ¿No deberían las Naciones Unidas condenar esos actos?
Solidaridad y no presiones es lo que debe distinguir el comportamiento de las naciones ante una pandemia de consecuencias aún no contabilizadas. Por eso, me pregunto si la comunidad internacional, no debería desde ya pensar en una serie de decisiones, de carácter obligatorio para todos los estados, consistentes entre otros:
- Fortalecer los sistemas de salud de los países más pobres, para que estén en capacidad de poder enfrentar esta y otras pandemias.
- Supresión inmediata de todas las medidas coercitivas que afecten la actuación de los estados, en la lucha contra la Covid-19.
- Condonar la deuda externa de los países en vías de desarrollo, para que puedan dedicar sus escasos recursos a paliar los efectos de la pandemia.
- Fortalecer a la OMS, de manera que pueda apoyar de manera más efectiva a los más desfavorecidos ante este tipo de situaciones y a crear mecanismos de alerta tempranas.
- Hacer obligatorio para todos los cumplimientos estrictos del Acuerdo de Paris sobre Cambio Climático.
- Lograr el acceso de todos los pueblos al agua potable, al saneamiento, y a la educación.
Todo lo que hagamos durante y después de esta crisis debe enfocarse en la construcción de economías y sociedades más equitativas, inclusivas y sostenibles, más resilientes a las pandemias, al cambio climático y a los muchos otros desafíos globales que enfrentamos», ha dicho Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas.
La Humanidad vive momentos cruciales y hay que actuar. Como dijera el Apóstol de la independencia de Cuba, José Martí, “es la hora de los Hornos y no se ha de ver más que la luz”.
Notas:
[1] Monopolios en la pandemia. Seamos libres, que lo demás no importa, clamó San Martín. EL COHETE A LA LUNA, 2 de agosto del 2020 ARGENTINA
[2] La vacuna recombinante Ad5-nCoV es la primera en China con patente para usarse contra la Covid-19, paso que sigue a su reserva para el sector militar durante un año, constata hoy la Administración Nacional de Propiedad Intelectual. De acuerdo con dicha entidad, la solicitud fue presentada el pasado 18 de marzo y aprobada el 11 de agosto. La Ad5-nCoV es fruto de un proyecto conjunto entre la biofarmacéutica china CanSino Biologics Inc y un grupo de científicos del Ejército Popular de Liberación (EPL), liderado por la experta en bioguerra Chen Wei.