Por primera vez se recurrirá a la «diplomacia humanitaria» para promover la prohibición de las armas atómicas, pese a la autoexclusión de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, que concentran 19.000 ojivas nucleares con capacidad para destruir varias veces el mundo. El primer paso correspondió al gobierno de Noruega, que […]
Por primera vez se recurrirá a la «diplomacia humanitaria» para promover la prohibición de las armas atómicas, pese a la autoexclusión de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, que concentran 19.000 ojivas nucleares con capacidad para destruir varias veces el mundo.
El primer paso correspondió al gobierno de Noruega, que organizó una conferencia en Oslo el 4 y 5 de este mes. México convocará otra a su «debido tiempo» y «tras las preparaciones necesarias», anunció Juan José Gómez Camacho, representante mexicano ante la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
En la conferencia de Oslo participaron representantes de 127 estados, de la ONU, del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja y de organizaciones de la sociedad civil, entre las que se destaca la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés) por su papel activo.
La ICAN organizó un foro de la sociedad civil el 2 y 3 de este mes con apoyo del gobierno de Noruega y en el que participaron unos 500 activistas, científicos y físicos, entre otros expertos. El foro dio una fuerte dimensión a la campaña mundial para prohibir todas las armas nucleares.
Representantes de la ICAN dijeron que trabajarían con gobiernos y con el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, entre otros, para promover un nuevo tratado de prohibición de armas atómicas.
El director de proyecto de la ICAN, Magnus Lovold, aplaudió la Propuesta de Paz de 2013 de Daisaku Ikeda, el presidente de la organización budista Soka Gakkai International (SGI), con sede en Tokio.
Ikeda propuso que las organizaciones no gubernamentales (ONG) y los gobiernos progresistas crearan un grupo de acción que redactara un borrador de convención prohibiendo las armas nucleares, señalando que, además de ser inhumanas, engullen 105.000 millones de dólares al año, según el gasto actual.
El director ejecutivo de SGI para asuntos de paz, Hirotsugu Terasaki, dijo que tanto el foro de la ICAN como la conferencia organizada por el gobierno noruego le dieron un impulso significativo a la movilización contra las armas nucleares.
La organización espera que la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos de 2015 y el 70 aniversario del bombardeo contra Hiroshima y Nagasaki sirvan para promover un gran foro internacional por un mundo sin esta tecnología letal.
Numerosos participantes en la conferencia de Oslo se mostraron consternados por la decisión del P-5, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia) de quedarse al margen del encuentro sin explicar los motivos.
Pero muchas personas demostraron interés en explorar el enfoque humanitario «de forma de asegurar una participación global», señaló el canciller noruego Espen Barth Eide, al resumir el resultado de la conferencia.
Evitando el sarcasmo por el boicot del P-5, Eide dijo: «La visión de la Presidencia es que la amplia participación refleja la creciente preocupación global por los efectos de las detonaciones de las armas nucleares, así como el reconocimiento de que este es un asunto con un significado fundamental para nosotros».
Sus comentarios son significativos teniendo en cuenta que Noruega es miembro fundador de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), de 28 miembros y encabezada por Estados Unidos.
La alianza militar transatlántica anunció un «concepto estratégico» en una reunión realizada en Lisboa en noviembre de 2010, que lo «compromete con el objetivo de crear condiciones para un mundo sin armas atómicas, pero confirma que mientras existan, la OTAN seguirá siendo una alianza nuclear».
Eide dijo a IPS que Noruega tenía el compromiso de «crear las condiciones para un mundo sin armas nucleares».
La preocupación por la proliferación de armas atómicas generó conciencia sobre los continuos riesgos actuales más que en cualquier otro momento, pues la mayoría de los estados suscribieron el Tratado del No Proliferación (TPN) Nuclear en 1968.
Desde la conferencia de revisión de las partes del TPN de 2010, hay un creciente, aunque todavía naciente, movimiento para prohibir estas armas de destrucción masiva.
El documento final de ese encuentro señala: hay «gran preocupación por las consecuencias humanitarias catastróficas de cualquier uso de armas nucleares». Además reafirma «la necesidad de que todos los estados en todo momento cumplan con la legislación internacional aplicable, incluido el derecho humanitario internacional».
A eso le siguió una resolución de noviembre de 2011 del consejo de delegados del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, que reclama enfáticamente a todos los estados «perseguir de buen fe y concluir con urgencia y determinación negociaciones que prohíban el uso y eliminen por completo las armas nucleares a través de un acuerdo internacional legalmente vinculante».
Posteriormente, en la primera sesión del comité preparatorio para la conferencia de revisión del TPN de 2015, realizada en mayo del año pasado, 16 países encabezados por Noruega y Suiza emitieron una declaración conjunta sobre la dimensión humanitaria del desarme nuclear.
En la misma declaran: «Preocupa mucho que, aun después de la Guerra Fría, la amenaza de la aniquilación nuclear siga siendo parte del contexto internacional de la seguridad del siglo XXI».
«Es de suma importancia que estas armas no vuelvan a ser usadas jamás, bajo ninguna circunstancia (…) Todos los estados deben intensificar sus esfuerzos para prohibirlas y lograr un mundo sin armas nucleares».
Luego, en octubre de 2012, esa declaración, con revisiones menores, fue presentada al primer comité de la Asamblea General de la ONU por 35 miembros y estados observadores.
En sintonía con el sentimiento general, el presidente del CICR, Peter Maurer, aplaudió la iniciativa del gobierno de Noruega de organizar la conferencia sobre el impacto humanitario de las armas nucleares.
Si bien las armas atómicas fueron objeto de debate en términos militares, técnicos y geopolíticos durante décadas, es sorprendente que los estados nunca se hayan reunido para discutir sobre sus consecuencias humanitarias, remarcó Maurer.
Jamshed Baruah es corresponsal para temas de desarme de IDN- InDepthNews.
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/wap/news.asp?idnews=102478