En Quito se ha realizado el Taller regional «Resistencia y Alternativas a la Ilegítima Deuda » y el encuentro Latinoamericano y caribeño de la Alianza de pueblos acreedores de deudas históricas, sociales, ecológicas (www.deudaecologica.org ) desde el 17 hasta el 22 de Agosto. Representantes de nueve naciones de la región pidieron que los países que […]
En Quito se ha realizado el Taller regional «Resistencia y Alternativas a la Ilegítima Deuda » y el encuentro Latinoamericano y caribeño de la Alianza de pueblos acreedores de deudas históricas, sociales, ecológicas (www.deudaecologica.org ) desde el 17 hasta el 22 de Agosto. Representantes de nueve naciones de la región pidieron que los países que cobran la deuda externa también rindan cuentas.
La decisión se tomó a través de la participación de delegados de diferentes organizaciones sociales como JUBILEO SUR/AMÉRICAS (http://jubileosuramerica.blogspot.com/ ), Red Latinoamericana contra las Represas -RED-LAR, Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina -RAPAL, OILWATCH (www.oilwatch.org ), MOVIMIENTO ANTI-REPRESAS, WRM, MOVIMIENTO DE JUSTICIA AMBIENTAL de Brasil; organizaciones del Ecuador: GRUPO NACIONAL DE DEUDA, ACCION ECOLOGICA, INSTITUTO DE ESTUDIOS ECOLOGISTAS DEL TERCER MUNDO y la RED POR LA DEFENSA DE LA NATURALEZA, LA DIGNIDAD Y LA VIDA; con invitados del Norteamérica y Europa: KAIROS de Canadá, JADES (Grupo de Trabajo Justicia Ambiental, Deuda Ecológica y Sustentabilidad) de Bélgica, OBSERVATORIO DE LA DEUDA EN LA GLOBALIZACION y el Senador de la República de Italia, Francesco Martone (http://www.oei.es/deuda/morlasin.htm ).
Los asistentes aseguraron que cualquier deuda financiera legítima ya fue pagada con creces si se toma en cuenta los múltiples impactos ecológicos. En la declaración final del taller se establecieron seis resoluciones: allí está, por ejemplo, que se movilizará a la región en defensa de una economía solidaria, la dignidad y el respeto a la tierra.
Aurora Donoso fue una de las organizadoras de este encuentro, junto a otras líderes internacionales como Esperanza Martínez e Ivonne Yánez (www.accionecologica.org ): ella saludó la posición nacional de impulsar una auditoria pública, para determinar la legitimidad de la deuda externa, que todavía se cobra en la región. De allí que se convocó a realizar acciones de apoyo al proceso de auditoria iniciado en Ecuador (http://www.cadtm.org/spip.php?article2759), así como de la construcción de alternativas de financiamiento autónomo como el Banco Solidario de los pueblos del sur.
Desde su primer discurso tras jurar el cargo el presidente del Ecuador, Rafael Correa, considera que «no habrá solución integral al problema de la deuda mientras no haya reformas a la arquitectura financiera internacional, por lo que es necesario una acción concertada de los países deudores para redefinir el criterio de sustentabilidad del servicio de la deuda, determinar la deuda externa ilegítima, así como promover la creación de un Tribunal Internacional de Arbitraje de Deuda Soberana» (http://www.cadtm.org/spip.php?article2455 ).
Alberto Acosta, ex Ministro de la Energía de Ecuador ha declarado que «Seguimos creyendo que este Tribunal internacional de Arbitraje elaborado juntos a Oscar Ugarteche (www.latindadd.org ), es una opción que puede beneficiar todos, incluidos los acreedores porque entre los acreedores hay personas que sufren de esta situación de inequidad de ilegalidad e ilegitimidad (www.voltairenet.org/article144689.html ).
DISCURSO MINISTRA MARIA FERNANDA ESPINOSA
En la Universidad Andina Simón Bolívar de Quito el 20 de agosto del 2007 la Canciller Maria Fernanda Espinosa, Ministra de relaciones internacionales, comercio e integración, ha abierto la asamblea de la alianza de pueblos acreedores de deudas históricas, sociales-ecológicas comentando que «la deuda ecológica como concepto ético-político fue presentada por primera vez en la cumbre de Río de Janeiro en 1992. Inicialmente, la deuda ecológica estuvo vinculada con la destrucción ambiental, provocada principalmente por la explotación intensiva de los recursos naturales. Actualmente, la deuda ecológica es un concepto que nos permite poner a discusión elementos de orden histórico, político, de justicia distributiva y de equidad social.
El debate sobre deuda ecológica no es nuevo, la contribución de la sociedad civil y de varios movimientos sociales para explicar y entender sus componentes geográficos, su organización social y su distribución data de varios años. Desde entonces, los esfuerzos por posicionar el tema de la deuda en el debate internacional exigen revisar los orígenes de las deudas financieras de los países en desarrollo y la relación directa o indirecta de este endeudamiento sobre la naturaleza y la sociedad.
A partir del 2002, la deuda ecológica se vincula con el debate regional sobre deuda externa. Esto contribuye a transparentar el hecho de que en varios países latinoamericanos, el servicio de la deuda ha promovido políticas productivas que aceleran los ritmos de extracción de recursos naturales y la escala de intervención humana en los ecosistemas; de manera irresponsable e insostenible.
En algunos países latinoamericanos el servicio de la deuda ha consolidado un modelo de acumulación, de localización y especialización de capitales que han operado desplazando a otras formas y dinámicas de producción y consumos sostenibles, generalmente indígenas o campesinas.
Por lo tanto, la deuda ecológica tiene su matriz constitutiva en la forma en cómo se organiza el capital mundial a partir del ordenamiento de los grandes centros industriales. Desde una mirada histórica, podemos decir que la deuda ecológica latinoamericana nace en el espacio colonial alto peruano; donde se organiza la extracción de plata del Potosí y desde ahí la minería de oro en Popayán, Zaruma o Nambija. Mas tarde vendrá el caucho, la quina, el petróleo, los recursos genéticos. Este ejercicio de memoria tiene como propósito el reconocimiento de que el actual modelo de desarrollo de los países industrializados, sigue siendo dependiente en el uso de energía y materiales provenientes de los países en desarrollo. Así, mientras los beneficios materiales del actual modelo se concentran en los países industrializados; los daños ambientales de la producción y el uso de energía no se internalizan dentro de la economía. Esta situación mantiene un patrón negativo en los términos de intercambio de nuestras economías.
DEUDA ECOLOGICA EN ECUADOR
Acercarnos a la historia ambiental del Ecuador, puede ayudar a entender la vinculación entre el deterioro ecológico y la promoción de una determinada dinámica de desarrollo. En Ecuador el impacto de la creciente intervención humana sobre los ecosistemas naturales es sumamente significativo. La huella ecológica en un país tan pequeño debe llevarnos a reflexionar seriamente sobre el modelo de desarrollo que queremos.
Para 1996, los remanentes de bosques en la costa se mantenían en apenas el 31,6%, el área del manglar se había reducido en un 53%. En la sierra los niveles alcanzaban el 57.3%, la pérdida de ecosistemas amazónicos alcanzaba el 16,6%. Esta degradación del espacio ambiental ecuatoriano responde a la distribución del espacio productivo a partir del siglo XX. la producción para la exportación, marcada por el auge cacaotero, la exportación de tagua y de los sombreros de paja toquilla, el boom del banano, la fiebre del petróleo, los camarones y las flores.
Estas actividades productivas, debido a la escala y el uso intensivo de energía y materiales han dejado problemas socio-ambientales no reconocidos ni incorporados en las cuentas nacionales. Tampoco estos costos se reflejan en los precios de estos productos en los mercados internacionales. a pesar de ello, los esfuerzos de la sociedad para que se reconozca y cuantifique la deuda ecológica en casos de contaminación ambiental abre la posibilidad de generar formas de vida más justas y responsables.
En esta dirección, la cuantificación de la deuda ecológica es un esfuerzo importante aunque restringido, pues ningún tipo de valoración por rigurosa que sea, podrá traducir algunos valores incuantificables como la pérdida de vidas humanas o los impactos irreversibles de la contaminación sobre la salud. sin embargo, algunos procesos legales como el caso de la Texaco en la amazonía ecuatoriana o el juicio a la dow chemical por los problemas de esterilidad masculina asociados al uso del nematicida dbcp en las plantaciones de banano; podrían convertirse en precedentes importantes en el reconocimiento, cuantificación y mecanismos de reparación de la deuda ecológica.
Otro componente de la deuda ecológica que debería desarrollarse con profundidad es la emigración. Este fenómeno ha sido generalmente interpretado en términos de una severa crisis económica y pocas veces como un indicador de deterioro ecológico. Sin embargo, algunos giros en la dinámica tradicional de los flujos migratorios latinoamericanos podrían ayudarnos a desarrollar una visión más ecológica de la emigración.
En nuestro país, la emigración ecuatoriana ha provenido tradicionalmente de las provincias del Azuay y Cañar. Sin embargo, el segundo flujo migratorio más importante producido en 1998 se concentra especialmente en Quito, Guayaquil, Portoviejo. Esta variante del patrón migratorio, debería llevarnos a promover estudios que integren el análisis ambiental a las consecuencias que trajo el fenómeno el niño por ejemplo; en varias provincias de la costa ecuatoriana.
El fenómeno el niño, ocasionó pérdidas a la economía por alrededor de 2000 millones de dólares; los daños a la agricultura bordearon los USD 167,0 millones. Estas pérdidas millonarias no reflejan otros costos asociados a este acontecimiento natural como la destrucción de los manglares, el cambio de los patrones productivos de los pequeños campesinos de la costa ecuatoriano y, las consecuencias negativas del cambio climático. ¿Quién asume estos costos? por tanto, aunque la relación deuda ecológica y migración suele in visualizar las raíces ambientales del desplazamiento humano; éstas deberían ser tomadas en cuenta.
PROPUESTAS DE SOLUCIÓN
Finalmente, la propuesta de nuestro gobierno de conservar el parque nacional Yasuní y mantener el crudo del ITT en tierra, es una iniciativa que trastoca el discurso tradicional que los países desarrollados mantienen sobre cambio climático y; hace un llamado ético-político sobre la necesidad de crear las bases de una transición energética mundial en base a criterios de corresponsabilidad.
En realidad el Ecuador a pesar de contribuir marginalmente a la liberación de gases de efecto invernadero es altamente sensible a sus efectos; así lo atestigua el deshiele de los nevados andinos y las variantes en el nivel del mar, que podrían afectar las costas ecuatorianas.
Con la iniciativa gubernamental Ecuador esta contribuyendo a que los países desarrollados, – que tienen una mayor responsabilidad sobre la emisión de gases de efecto invernadero- no generen más deuda ecológica. el modelo de abatimiento de carbono que el ecuador ofrece al mundo evitará que cerca de 108 millones de toneladas de carbón sean liberadas al ambiente.
Por lo expuesto hasta el momento, la discusión sobre deuda ecológica en América Latina es ahora más que nunca relevante en la definición de los grandes temas que ocuparán la agenda ambiental regional, en los próximos años. Ecuador ha dado pasos importantes para transparentar la información sobre endeudamiento. En julio pasado, se constituyó la comisión de auditoria integral del crédito público, la misma que está autorizada para auditar y transparentar todos los procesos de endeudamiento de las instituciones del estado.
Este trabajo deberá integrar en su análisis las variables ambientales y de este modo, podría sentar las bases para la identificación de casos de deuda ecológica. Por tanto, el camino hacia el reconocimiento de la deuda ecológica no está lejos y en la medida en que podamos visibilizar, cuantificar y construir de manera sólida estos casos y posicionar al ecuador y a nuestros países como acreedores, las posibilidades de establecer un orden ecológico y social más justo y menos depredador se hacen más cercanos.
Recordemos que el reconocimiento internacional de la existencia de las deudas ilegítimas ha dejado de ser un mito desde que el ministro noruego de desarrollo internacional, Eric Solheim en octubre del 2006, anunciara que Noruega cancelaría unilateral e incondicionalmente la deuda de cerca de 21 países involucrados en la campaña de exportación naviera de finales de los setenta, cuando noruega colocó 156 barcos y equipamiento por valor de 3,7 millones de coronas noruegas.
El reconocimiento de la deuda ecológica podría seguir un camino similar si en un esfuerzo sostenido, la sociedad latinoamericana, continúa como hasta hoy; enriqueciendo el debate sobre este tema y los gobiernos latinoamericanos sumándonos al esfuerzo por traducir estas demandas en nuevas prácticas de cooperación.
En este esfuerzo, la cancillería ecuatoriana ha incluido dentro de su plan de política exterior, el reconocimiento del ecuador como país acreedor de la deuda ecológica. Este propósito se pude alcanzar; si en esta y otras tribunas regionales se producen acuerdos claros que nos permitan establecer mecanismos y compromisos para que las relaciones internacionales en materia ambiental sean cada vez más responsables con la vida en el planeta, con las formas de vida de las elites sobre consumidoras del mundo.
Para que esto ocurra es indispensable contar con el apoyo político necesario. Estos temas ya no son solo patrimonio de ciertas organizaciones sociales soñadoras y comprometidas sino parte fundamental de los planes de gestión de este gobierno. El gobierno de la revolución ciudadana se encuentra en un proceso de profundización democrática y transformación de modelos económicos caducos e inviables. Por eso otorgamos tanta importancia a espacios como estos que nos permiten pensar, tejer de manera colectiva escenarios y mecanismos para la construcción de sociedades sustentables, justas, libres y democráticas».
Cristiano Morsolin, educador italiano y operador de redes internacional. Co-fundador del Observatorio Independiente sobre la Región Andina SELVAS. Trabaja en Latinoamérica desde 2001 y colabora con «Jubileo Sur-Américas», Latindadd, Fundación «Justicia y Solidaridad FGS» de Roma.