¿Girará Ecuador al bloque bolivariano, formado por Venezuela, Cuba y Bolivia, o se mantendrá con el bloque neoliberal, constituido por Colombia, Perú, Chile y Paraguay y dirigido por EEUU? Esta pregunta tendrá su respuesta el domingo cuando el electorado ecuatoriano vote en una segunda vuelta electoral para elegir un nuevo presidente entre el neoliberal Alvaro […]
¿Girará Ecuador al bloque bolivariano, formado por Venezuela, Cuba y Bolivia, o se mantendrá con el bloque neoliberal, constituido por Colombia, Perú, Chile y Paraguay y dirigido por EEUU? Esta pregunta tendrá su respuesta el domingo cuando el electorado ecuatoriano vote en una segunda vuelta electoral para elegir un nuevo presidente entre el neoliberal Alvaro Noboa y el bolivariano Rafael Correa.
El empate en la primera ronda sorprendió porque los sóndeos vieron una considerable ventaja del ex ministro de Economía Correa frente al multimillonario Noboa. El resultado resucitó también en el Ecuador la sospecha del fraude electoral, tal y como planea sobre los recientes comicios en México y en Perú, donde dos candidatos progresistas dudan de la veracidad del escrutinio.
¿Qué importancia tienen las elecciones en Ecuador para Washington?
Lo han dicho la Embajada norteamericana en Ecuador y desde Washington los voceros del Departamento de Estado: la situación les preocupa de tal manera que están monitoreándola las 24 horas al día. Eso señala la importancia del proceso ecuatoriano para la política exterior de Estados Unidos.
¿En qué ámbito geopolítico se celebrará la segunda vuelta?
Alvaro Uribe acaba de ganar nuevamente la presidencia en Colombia, que es el principal alfil de Washington en una región que está contracorriente de lo que piensa Uribe y que además está aislado y cercado por procesos distintos a lo que él representa: Venezuela, Brasil y Ecuador.
Tenemos también un Perú que a través de sus élites y ahí se pone en evidencia cómo actúa Washington han logrado aterrorizar a la población para que finalmente Alan García represente un continuismo de ese modelo pero que geopolíticamente ponga una barrera de contención. Al igual que el muro en México no tiene sino un valor absolutamente irracional: Bogotá y Lima tienen muy poco peso geopolítico.
¿Cuál es el lugar de Ecuador en el actual escenario?
En Ecuador, hoy por hoy y debido a la situación reinante, tenemos la base militar más grande de Estados Unidos en el continente la base de Manta, tenemos un proceso de dolarización único en Sudamérica, pero además tenemos movimientos sociales fuertes, que fueron golpeados, pero que han venido actuando. Ecuador, en el triángulo andino, está situado en el ‘Pacífico retrógrado’ porque está Colombia, está el Ecuador de Gutiérrez, el presidente que echamos, y un Chile que como Estado es una interrogante más allá de las virtudes personales de su presidenta, Michelle Bachelet. Frente a este ‘Pacífico retrógrado’ figura un Atlántico que se levantó hasta el Caribe con nuevas tesis políticas, con nuevas políticas sociales. Ecuador, en síntesis, quiere ser la ventana al Pacífico de este proceso ‘atlántico’. Ser la ventana al Pacífico es lo que le ha llevado al Departamento de Estado a tener sus antenas de atención las 24 horas al día. Ellos no pueden permitirse que en el Pacífico Sur haya una ventana de este bloque y hay que impedirlo a través de cualquier mecanismo. En este caso el mecanismo más concreto es el fraude electoral: lo hemos visto en Haití, Perú y en México, donde se ha instalado un gobierno paralelo. Va a ser muy difícil que Calderón se mantenga en el poder por más aliado que tenga a Washington. Su colofón viene a ser Ecuador.
¿Qué va a pasar el domingo?
Si no podemos ser la ventana al Pacífico, tendremos que ser parte de este triángulo ‘retrogrado’ entre Bogotá y Lima, con Quito bajo una presidencia oligárquica ultraderechista como la de Alvaro Noboa. Yo estoy totalmente convencido de que será una victoria pírrica, de que será un triunfo para perder por cuanto las condiciones de inestabilidad en Ecuador, que todos conocen, son de tal manera y el avance popular es de tal magnitud que simplemente tendremos otro golpe, es decir otro crecimiento popular para que se eche a Noboa y continuar con aquellos ejes que el pueblo sigue buscando.
¿Qué es lo que pide el pueblo ecuatoriano?
En primer lugar el pueblo sigue exigiendo una Asamblea Constituyente desde hace diez años y por eso es que en estos diez años hemos tenido tres gobiernos porque no se han dado las constituyentes. En segundo lugar, el cambio del modelo económico, cambio del modelo político.
¿Qué va a suceder si Alvaro Noboa gana?
Yo creo que si Ecuador formase parte de este ‘triángulo retrogrado’ no duraría mucho porque tampoco la importancia geopolítica de Quito en este marco enorme, que atraviesa La Habana, Caracas, La Paz, Brasilia, Buenos Aires y Montevideo, es sólo el de un muro de contención pequeño. Así que es mucho mejor ser esta ventana al Pacífico.
Washington siempre ha recurrido a los «trucos sucios» y a la violencia para imponer su orden en América Latina, algunas veces incluso con ayuda europea. Por eso la nueva integración política de América Latina corre un doble peligro. ¿Cómo se va a poder proteger contra las agresiones del Norte?
Por eso he propuesto desarrollar un bloque militar propio, con una industria militar propia, con una doctrina militar propia que deje fuera la seguridad nacional, todo lo que pasó en los años 70 con esta visión tan brutal de la Guerra Fría y del ‘enemigo interno’. Que tengamos academias militares propias: una academia sudamericana donde se expongan la Historia, las referencias a Bolívar, los procesos progresistas militares que tuvimos con el peruano Juan Velasco Alvarado o el panameño Omar Torrijos. También en este área podemos ir rompiendo estos polos de dependencia o de intereses contrapuestos en la región para, en última instancia, evitar que se instrumentalicen los conflictos entre Colombia y Venezuela, Bolivia y Chile. –