Traducido para Rebelión por Germán Leyens
[Comentario de JPN] Israel va a recibir unas 4.500 bombas «inteligentes» anti-búnker de Estados Unidos. Aunque muchos informes presentan esta operación como un negocio normal entre aliados, es importante señalar que el dinero que Israel está utilizando para pagar por estas armas proviene de su asignación anual de ayuda de EE.UU. Esta suma, entre 2.900 y 3.300 millones de dólares por año, excede de lejos la ayuda a cualquier otro país. Un 75% del dinero otorgado debe ser gastado en EE.UU. lo que, junto con ayuda de EE.UU. a muchos otros países en la región así como las ventas normales a muchos países de Medio Oriente, da a las corporaciones estadounidenses involucradas en [la producción y venta de] armas y equipos de alta tecnología un excelente motivo para presionar contra medidas que pudieran llevar a un progreso para resolver el continuo conflicto en la región.
Israel ya tiene algunas bombas de este tipo, y las ha utilizado en los territorios palestinos. El más conocido de estos incidentes fue en 2002 cuando Israel utilizó una bomba semejante contra un edificio de apartamentos en Gaza, matando a su objetivo así como a numerosos inocentes que dormían en el mismo edificio. Pero la cantidad misma de esta entrega de bombas indica que no son los palestinos el objetivo de las armas. Más bien, es obvio que otro país motiva este embarque de armas, en este caso, Irán. El programa nuclear de ese país es recientemente objeto de intensa observación. Aunque la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha expresado su preocupación sobre cierta reticencia de parte de Irán en sus contactos, la OIEA ha señalado también que ha obtenido acceso a todos los sitios que ha solicitado visitar.
El artículo de Reuven Kaminer que publicamos a continuación presenta parte del marco de la situación que confrontamos. EE.UU. está implicado en una situación mucho más difícil en Irak que lo que los planificadores de la administración Bush habían anticipado (que han demostrado repetidamente una atroz falta de entendimiento del mundo árabe y del conjunto de Medio Oriente). No vaya a ser que olvidemos que muchos soldados estadounidenses siguen en Afganistán, otro país en el que el cambio de régimen no ha sido tan simple como lo ha estado presentando EE.UU. (aunque han tenido mucho más éxito en la presentación de la victoria en ese país y no están embrollados en algo comparable con la batalla que enfrentan en Irak). Los recursos militares de EE.UU. están estirados al máximo.
Las ambiciones de EE.UU. de lograr un Medio Oriente remodelado no se han calmado. Lejos de la idea populista que actualmente gana terreno de que EE.UU. libra sus guerras por el bien de Israel, la administración Bush persigue sus propios objetivos en la región. Israel es, por cierto, bastante crucial en estos planes. Como señala Kaminer: «Es simplemente conveniente para Estados Unidos tener a Israel como aliado (un «ejecutor») que opera más allá de los límites de la legalidad internacional. Es la esencia de la ‘relación especial’ entre los dos países».
Israel, desde luego, sigue siendo el único país en Medio Oriente con un arsenal atómico, a pesar de que ni Israel ni Estados Unidos admiten que existe, a pesar de que nadie en algún sitio del espectro político duda de su existencia. Esto, naturalmente, lleva a los rivales de Israel a desarrollar sus propias armas atómicas. Aunque parece probable que el no-cumplimiento de Irán con la OIEA ha consistido sólo en alguna demora en la concesión de acceso a ciertas instalaciones y en su retiro de un compromiso voluntario de interrumpir los proyectos de enriquecimiento. Estos proyectos de enriquecimiento de uranio pueden formar parte del desarrollo de armas, pero son también una parte normal del desarrollo de energía atómico para usos internos. Simplemente no se ve la razón para una emergencia.
EE.UU. echó marcha atrás recientemente en su esfuerzo por presentar el tema del potencial nuclear de Irán ante el Consejo de Seguridad de la ONU, después de numerosos pedidos de Europa de que lo hiciera. Así que, hoy, Israel pidió que el Consejo de Seguridad de la ONU considere el tema. De nuevo, cuando es inconveniente que actúe EE.UU., tiene un cliente dócil para que actúe por su cuenta. Cuando se le preguntó, Colin Powell dijo que «no tenía conocimiento de ningún plan de atacar a Irán», pero dejó claramente la puerta abierta para un ataque semejante, y definitivamente no expresó ninguna oposición estadounidense contra su realización.
EE.UU. e Israel trabajan de acuerdo, pero las acusaciones de que EE.UU. actúa en función de intereses israelíes, no estadounidenses, no tienen base alguna. El fundamento de la actual política es el control estadounidense sobre los enormes recursos petrolíferos de la región del Golfo (que ya está perfectamente bajo control en las pequeñas monarquías del Golfo y en Kuwait), particularmente ante la disminución de la confianza y de los vínculos con Arabia Saudí. Irak, contrariamente a la mitología popular, no ha constituido ni una ínfima amenaza para Israel desde 1991, debido a la primera Guerra del Golfo y a más de una década de sanciones. Irán, que Israel ha temido desde hace mucho tiempo, no se ha implicado jamás en hostilidades abiertas contra Israel. El alcance de su conflicto físico ha sido el apoyo iraní para Hizbolá en Líbano. Pero la pérdida de su aliado iraní en 1979 sigue doliéndole a Washington, y presenta un obstáculo de importancia para el control de los recursos petrolíferos por EE.UU. En esto, el cliente de EE.UU., Israel, es un instrumento muy activo. . [MP]
Alianza nefasta en Tierra Santa
Reuven Kaminer
George W. Bush hizo otro débil intento de mostrar por lo menos un poco de ‘ecuanimidad’ hacia Israel y los palestinos en su reciente discurso ante Naciones Unidos. Sin embargo, la realidad en el terreno evidencia a diario que la política de línea de dura de intransigencia de Israel hacia la comunidad internacional y el derecho internacional es financiada, auspiciada y políticamente apoyada por Estados Unidos.
Israel mantiene e incluso intensifica su política de asesinatos selectivos desde el aire. Cada unos pocos días se nos informa que el ejército israelí ha ‘eliminado’ a tal o cual ‘terrorista’. Tanto fuentes israelíes como palestinas confirman entonces que más palestinos, incluyendo a mujeres y niños, fueron asesinados o heridos sólo por encontrarse en la cercanía del objetivo. Los asesinatos selectivos se han convertido en cosa de rutina y el que Israel haya ‘progresado’ en la utilización en diferentes ocasiones de bombas cada vez más inteligentes e incluso de misiles aéreos sin tripulación para cometerlos apenas provoca algún comentario. Estos medios extra-judiciales de ejecución, con los que el ejército israelí puede asesinar a casi cualquier palestino en todo momento y cualquier sitio, no ha causado ni una arruga en la relación entre EE.UU. e Israel – aunque hay un comentario negativo sobre este tipo de actividad archivado en algún sitio en el Departamento de Estado.
El domingo por la noche, el 19 de septiembre de 2004, un misil lanzado por un helicóptero militar israelí mató a un ‘militante de Hamas’ del campo de refugiados Shati. Fuentes del hospital informaron que trataron a seis transeúntes heridos que volvían de una mezquita. (Ha’aretz, 20 de septiembre de 2004) Un asunto de rutina: no se requieren todas las complicaciones relacionadas con la identificación y la acusación, no se necesita un tribunal, ni un juez, ni un proceso. No hay investigación, no hay deliberación, basta con la ejecución. La base técnica para algo semejante es la posesión de un arsenal de bombas inteligentes, ya que sería imposible afirmar que un individuo ha sido el objetivo seleccionado a menos que Israel estuviera utilizando una de las bombas inteligentes de alta precisión.
Sólo un día más tarde, el corresponsal de Ha’aretz, Aluf Benn, informó (Ha’aretz, 21 de septiembre de 2004) que EE.UU. está vendiendo 5.000 bombas inteligentes a Israel. Benn menciona los tamaños de las bombas, incluyendo «500 bombas anti-búnker, 2.500 bombas ‘normales’ de una tonelada, 1.000 de media y 500 de un cuarto de tonelada. Fuentes del gobierno [israelí] dijeron que no ha habido ninguna dificultad para el acuerdo, a pesar de que Israel utilizó F-16 hechos en EE.UU. en algunos de los asesinatos. Las IDF [ejército israelí] utilizaron una bomba de una tonelada para asesinar a un alto funcionario de Hamas, Salah Shehada, en julio de 2002, un asesinato que también costó las vidas de quince civiles palestinos, incluyendo niños».
Esta mañana, en la radio israelí, Ariel Sharon reiteró las amenazas apenas veladas de Israel de asesinar a Yasir Arafat ‘en un sitio y un lugar que nos convenga’. El presidente de EE.UU. por su parte, prefirió un enfoque más diplomático y llamó al mundo a dejar de apoyar a Arafat. La justificación para el ‘asesinato selectivo’ de terroristas, que fueron definidos originalmente como ‘bombas de tiempo activadas’, incluye ahora a todos y a cada uno de los enemigos y oponentes de Israel. Esta política es realizada con el instrumental técnico suministrado a Israel por Estados Unidos. Sharon dice que tiene derecho a asesinar a Arafat cuando le convenga. A Sharon no le importa si la comunidad internacional llega a la conclusión de que sus amenazas constituyen en realidad la verdadera política de Washington hacia el líder elegido del pueblo palestino.
¿Para qué quieren esas bombas anti-búnker?
Washington llama a Naciones Unidas a entrar en acción contra los planes iraníes de producir combustible nuclear. EE.UU. está tratando de impedir que Irán desarrolle su capacidad de producir energía atómica para propósitos civiles argumentando que los procesos científicos relevantes también pueden ser utilizados para crear armas atómicas. Sin embargo, los pasos emprendidos por Irán parecen corresponder perfectamente a los derechos del país bajo los acuerdos internacionales relevantes. EE.UU. y otros países se niegan a dejar que los estorben las ‘formalidades’ que apoyan la posición iraní. Pero si EE.UU. y sus socios occidentales quisieran verdaderamente llegar al corazón del problema, tendrían que considerar la difícil tarea de prohibir las armas nucleares en todo Medio Oriente. Esto involucra, desde luego, el ‘pequeño problema’ de la existencia de un importante arsenal atómico de armas nucleares en Israel. Todos los ojos miran hacia el papel de Israel, pero no como se podría suponer. Estados Unidos, en lugar de oponerse al arsenal atómico israelí, otorga una protección total e irrestricta al estatus atómico de Israel, impulsando así directamente la carrera armamentista atómica en la región. EE.UU. realiza ahora un juego nuevo y muy peligroso. Amenaza a Irán a través de su testaferro y considera un ataque en su contra a través de un sustituto.
Después de Irak, el apetito de EE.UU. por otra guerra terrestre en la región ha disminuido considerablemente. Pero a los bushistas no les gusta admitir su fracaso. «Algunos analistas estadounidenses advierten que a la comunidad internacional le quedan sólo un año o dos para detener el programa iraní antes que alcance la autosuficiencia». Así que, ¿qué se puede hacer? «Una preocupación es que Israel, miembro de la OIEA que no ha firmado el Tratado de No-Proliferación Nuclear y que se presume posee armas nucleares, puede tomar el asunto en sus propias manos, si la diplomacia no llega a disuadir a Irán de llegar a ser una potencia nuclear». Esta información proviene de un artículo del corresponsal del International Herald Tribune, Graig S. Smith, que continúa con un comentario sobre las bombas anti-búnker suministradas a Israel: «Esas bombas podrían ser utilizadas para destruir las instalaciones subterráneas de Irán». (IHT, 22 de septiembre de 2004) Israel «podría tomar las cosas en sus propias manos». Pero las manos israelíes no están vacías – tienen las bombas anti-búnker de Estados Unidos. Simplemente le conviene a Estados Unidos que haya un aliado israelí (un «ejecutor») que opera más allá de los límites de la legalidad internacionales. Es la esencia de la ‘relación especial’ entre los dos países.